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Inquinas personales, cobros indebidos, expulsiones.... Podemos se desangra en Álava
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Inquinas personales, cobros indebidos, expulsiones.... Podemos se desangra en Álava

La formación está sumida en una enorme crisis política en este territorio. La última polémica ha sido la expulsión de cuatro críticos

Foto: La secretaria general de Podemos en el País Vasco, Nagua Alba. (EFE)
La secretaria general de Podemos en el País Vasco, Nagua Alba. (EFE)

Dos años después ya no queda ni el más mínimo rastro de ese optimismo que reinaba en las filas de Podemos en Álava cuando en las elecciones forales de 2015 obtuvieron ocho escaños en el Parlamento territorial en el que fueron los mejores resultados de la formación morada en el País Vasco (en Guipúzcoa y Vizcaya logró seis escaños). Hoy todo lo que rodea al partido en este territorio está marcado por la división, la ruptura, las censuras, las inquinas personales, las acusaciones de apropiaciones indebidas, las amenazas de los tribunales, las expulsiones del partido…

¿Qué pasa con Podemos en Álava? El grupo está roto en dos. Cuatro de los cinco representantes críticos del partido en las Juntas Generales (la quinta lleva de baja laboral varios meses) han sido expulsados esta semana por el Comité de Garantías de Podemos a nivel estatal. Su veredicto habla de dos faltas muy graves por “atentar contra la libre decisión de uno de sus órganos de decisión” y “actuar en el ejercicio de cargos públicos en forma contraria a los principios de Podemos determinados en los Estatutos del Partido”. También apunta a dos faltas graves al “realizar declaraciones públicas en nombre de Podemos que comprometen a la organización sin contar con autorización del Círculo Podemos al que se está afiliado, el Consejo Ciudadano o el Consejo de Coordinación” y “desoír los acuerdos y directrices adoptados por la Asamblea Ciudadana, el Consejo Ciudadano o el Circulo Podemos”.

El Comité de Garantías de Podemos achaca a Koldo Martín, Daniel Trujillano, Juanjo Velorio y Javier Bizarro dos faltas muy graves y otras dos graves

El origen se encuentra en la decisión de los junteros Koldo Martín, Daniel Trujillano, Juanjo Velorio y Javier Bizarro de desatender la orden de la dirección del partido en el País Vasco de abstenerse en diciembre en la votación de los presupuestos de 2017 y votar en contra. Para actuar en contra del criterio marcado desde arriba, y que les valió la inicial apertura de un expediente sancionador, se aferraron a que se trataba de una decisión mayoritaria del grupo en la Cámara territorial (cinco junteros frente a tres) y que contaba con el respaldo de la mayoría de los círculos alaveses. Su decisión, que era irrelevante a efectos prácticos porque los presupuestos iban a salir adelante con independencia de la postura de Podemos, ha derivado en estos cuatro meses en una cascada de acontecimientos que se ha llevado por delante la estabilidad del partido en Álava, que vive sumido en una perpetua crisis política.

La dirección retiró en enero la liberación como junteros a Bizarro y Martín, el que era el inicial portavoz del grupo, a quien posteriormente se le abrió otro expediente bajo la acusación de cobro indebido de 4.000 euros de dietas de viajes y comidas no justificadas, además de otros gastos fuera de la actividad parlamentaria no aprobados. Por estas acusaciones de apropiación indebida el afectado anunció la presentación de una “querella criminal” en los tribunales. Por su parte, a Bizarro se le achacó dejación de sus funciones por no informar como miembro de la Mesa de las Juntas Generales de los asuntos abordados en este organismo en sus reuniones semanales.

Los cuatro miembros díscolos ya se encontraban suspendidos cautelarmente de todos sus cargos y militancia desde marzo por decisión de la Comisión de Coordinación de Podemos en el País Vasco. El desencadenante de esta medida sin esperar al veredicto del Comité nacional de Garantías fue el “riesgo” que percibió la dirección vasca de que estos críticos se apropiaran de forma indebida de parte de los importantes fondos de la formación en las Juntas Generales (unos 180.000 euros) y que estaban controlados por la corriente oficialista. Ahora, confirmada su expulsión a nivel estatal, los afectados han anunciado recurso a esta decisión y no descartan recurrir a la Justicia, aunque esta última vía no parece tener muchos visos de prosperar.

Los cuatro junteros estaban suspendidos de forma cautelar desde marzo ante el "riesgo" de que se apropiaran de forma indebida de los fondos

¿Qué consecuencias tiene esta medida a efectos prácticos? La representación de Podemos en las Juntas Generales de Álava se va a quedar reducida a tres personas (la portavoz Arantza Abecia, Itxaso Roldán y Asela Ortiz de Murua), ya que los cuatro díscolos, que hace meses no van a trabajar al despacho del grupo, no van a renunciar a sus actas como les exige la dirección para pasar con casi toda seguridad a formar parte del Grupo Mixto, que será más numeroso que el grupo propio de Podemos. Ni el partido tiene “herramientas legales” para retirarles el acta, que pertenece a la persona elegida en las urnas, ni los afectados van a atender a la “ética” y al “compromiso” suscrito con los electores que les requiere la formación liderada por Nagua Alba en Euskadi para renunciar al cargo.

La fractura definitiva se consumó ese 23 de diciembre con el pleno de debate de los presupuestos pero la ruptura viene de muy atrás, de los primeros meses de la legislatura, con importantes desavenencias a nivel personal y con las diferentes corrientes que conviven en el partido enfrentadas de forma abierta. El ascenso de Alba al liderazgo de Podemos Euskadi tras la dimisión de Roberto Uriarte ya motivó el cambio en la portavocía que enrareció el ambiente y consolidó los dos bloques enfrentados.

Foto: Podemos celebra el Aberri Eguna en 2016 con un acto político ante la 'Paloma de la paz' en San Sebastián. (EFE)

El escrito del Comité de Garantías de Podemos es muy contundente y acusa a los cuatro junteros de “vulneración de las normas Estatutarias Políticas y Éticas del partido” y de “la convivencia democrática de la organización”. Por ello, les pide que devuelvan las credenciales del cargo de junteros y devuelvan de forma inmediata “todos los fondos que tienen en cuenta y que pertenecen por naturaleza a Podemos, así como de las cuentas de ahorro o corrientes expedidas o abiertas a su nombre en su condición de junteros” del partido, entre otras medidas.

Podemos acusa a los expulsados de "vulneración de las normas Estatutarias Políticas y Éticas" y de "la convivencia democrática de la organización"

Frente a los argumentos que esgrime el organismo de control de la formación de Pablo Iglesias para oficializar la expulsión del partido, los afectados no han dudado en hablar de “represión” o “exterminio”. De hecho, tras su suspensión cautelar en marzo, los cuatro comparecieron con la boca tapada con esparadrapo y las manos atadas para denunciar, por boca de otros compañeros, el “caciquismo” de la dirección del partido en el País Vasco y su “desamparo”. Ahora, deberán convencer con argumentos y no con gestos a los poderes del partido a nivel estatal con su recurso si quieren que su expulsión no sea ratificada de forma definitiva.

Éste no ha sido la única polémica en la que se ha visto envuelto el partido en Álava. En marzo, la senadora por este territorio Elvira García se vio obligada a abandonar la formación morada, si bien conserva su escaño en la Cámara Alta dentro del Grupo Mixto, al conocerse que acumulaba una importante deuda económica con el Gobierno vasco por el impago de 15 meses del alquiler de una vivienda social a la que no podía acceder además por su superior nivel de renta. El secretario de Organización en el País Vasco y portavoz en el Parlamento de Vitoria, Lander Martínez, denunció que la afectada tampoco entregaba la parte del salario público al partido a la que están obligados los cargos en base al código ético de la formación morada. Este caso llevó a los cuatro junteros ahora expulsados a confrontar la actitud pasiva de la dirección en Euskadi ante esta polémica con la rapidez de actuación frente a ellos.

Dos años después ya no queda ni el más mínimo rastro de ese optimismo que reinaba en las filas de Podemos en Álava cuando en las elecciones forales de 2015 obtuvieron ocho escaños en el Parlamento territorial en el que fueron los mejores resultados de la formación morada en el País Vasco (en Guipúzcoa y Vizcaya logró seis escaños). Hoy todo lo que rodea al partido en este territorio está marcado por la división, la ruptura, las censuras, las inquinas personales, las acusaciones de apropiaciones indebidas, las amenazas de los tribunales, las expulsiones del partido…

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