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La irrupción de Podemos y la política española frenan la abstención en País Vasco
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La irrupción de Podemos y la política española frenan la abstención en País Vasco

Sociólogos preguntados al respecto descartan una elevada desmovilización en los comicios del 25-S por el hartazgo social hacia la política

Foto:  El lendakari y candidato a la reelección, Iñigo Urkullu. (EFE)
El lendakari y candidato a la reelección, Iñigo Urkullu. (EFE)

El 71,8% de los electores en Euskadi acudirá “con toda seguridad” a votar y un 16,2% asegura que “probablemente sí”. De confirmarse estos datos, reflejados en la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre intención de voto de cara a las autonómicas del 25 de septiembre, el País Vasco viviría una histórica movilización en las urnas. Pero, lejos de esta realidad, lo más previsible es, en todo caso, un escenario a la inversa. Frente a estos datos, el sentir a pie de calle apunta a una mayor abstención por el hartazgo que existe en la sociedad con la política (o los políticos), con la amenaza de unas terceras elecciones generales en un año ante la imposibilidad de llegar a acuerdos de gobierno.

Esta supuesta desmotivación, ¿se puede convertir en una alta abstención? De ser así, ¿hasta cuánto puede llegar y a quién puede beneficiar? Sociólogos consultados por El Confidencial descartan un incremento relevante de la abstención. Es más, apenas vaticinan variaciones con respecto a anteriores autonómicas. “No creo que vaya a darse una especial abstención”, afirma el profesor en Ciencia Política en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) Alfredo Retortillo. “Aunque no se puede descartar una ligera desmovilización, lo más probable es que se produzca una participación similar a la de hace cuatro años”, comparte el director del Euskobarómetro, Francisco Llera.

Foto: El diputado general de Gipúzcoa, Markel Olano (2i). (EFE)

Frente a los argumentos de la supuesta desmotivación ciudadana, Retortillo apunta a que estas elecciones tienen nuevos factores en juego, como el estreno de Podemos en el Parlamento vasco o el “peso de la política española”, y que pueden ser determinantes. “Son las elecciones vascas más españolas de la historia”, pone de manifiesto el analista político, quien entiende que el “perfil específicamente vasco ha perdido peso” en estos comicios al estar “más influenciados por el debate político español” y vincularse sus resultados con la gobernabilidad de España. Esto se refleja en la “preponderante” presencia de los primeros espadas de la política nacional en Euskadi.

En esta línea, Llera no cree que, 'a priori', las autonómicas estén condicionadas por el ‘fracaso’ de las dos elecciones generales anteriores. “En el comportamiento electoral hay pocos ‘a priori’. Lo que hay son patrones de comportamiento de los electores a base de una constatación repetida de los mismos. Las autonómicas siempre son elecciones de ‘segundo orden’ que suelen estar condicionadas por las pautas de comportamiento del ciclo político-electoral en el que se producen. Y en el que estamos se han producidos cambios tan significativos como es, sobre todo, la irrupción de Podemos y su triunfo sobre el histórico ganador, el PNV. Toda una revolución”, señala. En todo caso, se muestra muy contundente y asegura que una alta abstención “no se va a producir y no hay motivos ni de alarma, ni de especulación al respecto”.

“Es posible que el miedo a Podemos active el voto hacia el PNV en las bases no nacionalistas”, afirma el exconsejero del Gobierno vasco Joseba Arregi

El intelectual vasco y exconsejero del Gobierno vasco Joseba Arregi se muestra “bastante escéptico” con los “tópicos” mensajes del supuesto hartazgo social de la política. “¿Acaso estamos induciendo a la abstención?”, se pregunta de forma crítica. “Tengo la sensación de que existe una realidad de la opinión pública que no se corresponde necesariamente con una realidad social”, reflexiona al respecto el exdirigente del PNV, partido que abandonó hace más de una década por las fuertes discrepancias con su línea estratégica. De igual modo, Retortillo sostiene que “estamos interpretando como general un fenómeno particular”, el de la desmotivación ciudadana, que “puede tener consecuencias pero no es genérico” como para extraer conclusiones. “No me acabo de creer las tesis del cansancio y la progresiva abstención”, asevera. “¿Quién está cansado? Los votantes fieles del PNV, Podemos o PP van a ir a votar. Quizá puede influir en este sector más templado, más tibio, que se mueve elección tras elección, pero no creo que se vaya a dar un incremento de la abstención por el cansancio de la sociedad”, remarca.

Para Arregi, lo “normal” es que “puede haber un poco más” de abstención. “A no ser que alguien sea capaz de provocar miedos”, puntualiza. En este escenario de infundir temor se mueve muy bien el PNV, a juicio del intelectual vasco, ya que es capaz de atraer a ese voto no nacionalista que “prefiere asegurar las alubias” ante el peligro de lo desconocido. Dando por hecho que el electorado ‘jeltzale’ se movilizará para conservar el poder, también es previsible que Iñigo Urkullu vuelva a atraer a ese sector del PP vasco que en las autonómicas presta su respaldo a la derecha nacionalista como consecuencia del voto del miedo. “Es posible que el miedo a Podemos active el voto hacia el PNV en las bases no nacionalistas”, defiende.

"No me acabo de creer las tesis del cansancio y la progresiva abstención”, asevera el catedrático de Ciencia Política Alfredo Retortillo

En términos generales, la participación electoral en Euskadi “no es de las más altas en España”, según constata Retortillo, para desterrar viejas creencias sobre la elevada vocación electoral de los vascos. No obstante, el fin de ETA ha favorecido el incremento de la participación y, ahora, una vez que la banda terrorista ya no mata, el País Vasco “se está acercando a la media española” en afluencia a las urnas. En términos generales, aunque se pueda pensar lo contrario, las elecciones al Congreso han movilizado en Euskadi a más votantes que al Parlamento vasco, extremo que el analista político achaca a que una parte del electorado de PP y PSOE se “retiraba” en los comicios autonómicos. Pero ahora la “presencia tan fuerte” del debate político español “va a hacer que no haya diferencias entre las generales y las vascas”.

La abstención en el 26-J se situó en el 34,8% frente al 31% del 20-D. En 2012, en las elecciones que auparon a Iñigo Urkullu a Ajuria Enea, fue del 36%. La mayor abstención en unas elecciones vascas se dio en 1994, con el 40,3%. La desmovilización en unas autonómicas se ha situado históricamente entre el 30% y el 40%, con la salvedad de la cita con las urnas de 2001, cuando hubo una participación récord del 78,9%. Entonces, ante la amenaza de que la entente Jaime Mayor Oreja (PP) y Nicolás Redondo Terreros (PSOE) se instalara en Ajuria Enea, numerosa gente se movilizó para dar su voto a Juan José Ibarretxe (PNV), que llegó al poder gracias en parte al voto prestado del electorado 'abertzale'. En todo caso, esta no ha sido la mayor participación en Euskadi, que recae en las elecciones generales de 1982, con el 79,3%. Estas cifras son “impensables” para la cita del 25-S, aunque tampoco una desmedida abstención.

La abstención en el 26-J se situó en el 34,8% frente al 31% del 20-D. En 2012, en las elecciones que auparon a Iñigo Urkullu a Ajuria Enea, fue del 36%

Junto al factor de la desmovilización, la posible indefinición del electorado vasco también entra en juego. Según refleja la encuesta del CIS, uno de cada tres electores no tiene decidido aún el voto, lo que abre la puerta a que la campaña electoral sea más trascendente que en otras citas. Al menos, así lo opina Llera, que considera que los mensajes pueden influir de forma decisiva en la ciudadanía. “Al estar en un ciclo de volatilidad electoral muy significativa y al tratarse de una arena competitiva distinta, la campaña puede ser decisiva para una parte pequeña, pero significativa, del electorado, de la que dependen el 'ranking' y las distancias entre los competidores, así como la composición de las mayorías potenciales”, expone el catedrático de Ciencia Política de la UPV-EHU y responsable del sondeo que realiza la universidad pública vasca.

La unanimidad de criterio que existe en contra de una llamativa abstención no se mantiene a la hora de valorar a quién beneficia una mayor desmovilización. Llera apunta a la existencia de “patrones”. “En las elecciones autonómicas, además de ‘voto dual’ hay una ‘abstención diferencial’ que suele afectar negativamente a los partidos nacionales a favor de los partidos territoriales con respecto a las generales. Además, el ganador potencial percibido como tal siempre tendrá el beneficio del voto útil”, argumenta. No obstante, aclara que “la situación competitiva hoy es compleja y novedosa, por lo que no se deben descartar sorpresas”. Arregi tiene más dudas y admite no saber a quién favorecería una menor participación. Entiende que los grandes partidos tienen “más consolidada” la fidelidad por el “voto de la vejez”, pero precisa que esta situación “no necesariamente les favorece si el resto son capaces de movilizar a la gente”. Por su parte, Retortillo considera que una abstención alta “suele beneficiar a los pequeños partidos”.

El 71,8% de los electores en Euskadi acudirá “con toda seguridad” a votar y un 16,2% asegura que “probablemente sí”. De confirmarse estos datos, reflejados en la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre intención de voto de cara a las autonómicas del 25 de septiembre, el País Vasco viviría una histórica movilización en las urnas. Pero, lejos de esta realidad, lo más previsible es, en todo caso, un escenario a la inversa. Frente a estos datos, el sentir a pie de calle apunta a una mayor abstención por el hartazgo que existe en la sociedad con la política (o los políticos), con la amenaza de unas terceras elecciones generales en un año ante la imposibilidad de llegar a acuerdos de gobierno.

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