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Pilar Elías: "A veces en el PP somos tontos, les deberíamos enseñar los dientes al PNV"
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"ETA no mata, pero ahora te matan con la mirada"

Pilar Elías: "A veces en el PP somos tontos, les deberíamos enseñar los dientes al PNV"

En todo caso, la víctima de ETA y candidata popular a las elecciones vascas asegura que apoyaría al PNV a cambio de nada para que el Gobierno vasco "no caiga en manos" de EH Bildu y Podemos

Foto: La concejala del PP en la localidad de Azkoitia Pilar Elías, en una concentración en la madrileña plaza de Colón de Voces contra el Terrorismo. (EFE)
La concejala del PP en la localidad de Azkoitia Pilar Elías, en una concentración en la madrileña plaza de Colón de Voces contra el Terrorismo. (EFE)

La cita tiene lugar en uno de los escasos bares de su Azkoitia natal que no le están vetados a Pilar Elías. Se podrían contar con los dedos de una mano. “Más bien son dos. Este y otro”, acota la dirigente del PP y víctima de ETA. La banda terrorista ya no mata, pero las miradas siguen descargando muchas balas, balas cargadas de profundo odio. Ya no hay tiros en la nuca, ni bombas, ni atentados, pero a nivel social “nada ha cambiado”, se resigna Elías, quien, de forma voluntaria o instintiva, no para de observar hacia uno y otro lado durante la entrevista. La sombra de las miradas asesinas siempre está ahí presente. “Te matan con la mirada”, incide.

Es víctima de ETA pero también del odio. Por eso, está obligada a buscar el extrarradio en la ciudad guipuzcoana que la vio crecer. Ya no le sorprende entrar a un bar y que la camarera huya al otro lado y se tenga que ir a los minutos del establecimiento porque no la atiende nadie. Tampoco le irrita ya. Se ha habituado. Pero a lo que nunca podrá acostumbrarse, por mucho que pasen los años, es a tener que hacer de tripas corazón al pasar por la cristalería que montó en los bajos de su edificio el etarra que asesinó en 1980 a su marido, el concejal de UCD Ramón Baglietto. Sus dos hijos, si tienen que ir a casa, optan por los domingos para no cruzarse con “el maldito”.

Una vez finalice el encuentro con El Confidencial, Elías, que pasa buena parte de su tiempo en Zarautz, donde viven sus dos hijos, tiene que pasar por casa a recoger la correspondencia. Y se le volverá a “remover el estómago” como siempre que tiene que enfrentarse con el macabro pasado. “No es fácil porque te hace recordar a todas las horas”, esgrime. Y volverá a tener que contenerse, como cuando escucha a la mujer del pistolero de su marido quejarse porque va “orgullosa, con la cabeza alta” por el pueblo. “Y encima quieren que baje la cabeza. Ni se lo creen”, asevera.

“Las víctimas estamos perdiendo protagonismo en la sociedad. Estamos arrinconadas”


Elías es la evidencia de que poco o nada ha cambiado en Euskadi. Ella cierra la lista electoral del PP de Guipúzcoa de cara a las autonómicas del 25 de septiembre, mientras que EH Bildu ha reservado este puesto cargado de simbolismo para una antigua jefa de ETA recién salida de prisión, Elena Beloki. “No hay más que decir. Es lo que es”, se limita a responder para que los hechos hablen por sí mismos. Pero no se reprime: “Todavía hay muchos etarras por la calle que nos persiguen a las víctimas”. No para aniquilarlas físicamente, pero sí para desterrarlas. “Les hacemos recordar lo que ha sido ETA y lo que quieren borrar”, sostiene.

Hace cinco años que ETA dejó las armas, y ahora los disparos apuntan a la memoria. Denuncia que las víctimas “estamos perdiendo protagonismo en la sociedad”. En cierto modo, se sienten “arrinconadas”. Aunque, advierte, “va a costar mucho” silenciarlas. “Estaremos al pie del cañón”, se ratifica. No se cree el “perdón” que el lendakari y candidato a la reelección por el PNV, Iñigo Urkullu, pidió a las víctimas hace un año por la desatención institucional durante décadas. “A mí personalmente nadie del Gobierno vasco me ha pedido perdón”, replica para dejar constancia de que “yo ni perdono ni olvido”. Por ello, se muestra muy crítica con la actitud del PSOE. “No entiendo cómo teniendo tantas víctimas en sus filas están colaborando a que se las olvide”, censura quien lleva 19 años con escoltas a sus espaldas.

Desconoce que es la única víctima de ETA que se presenta a las elecciones vascas. “¿Sí? No lo sabía. Ni me he dado cuenta”, responde al instante. "Siempre he ido con el partido", afirma, como si en cierto modo tuviera que justificarse.

“No entiendo cómo el PSOE está colaborando a que se olvide a las víctimas teniendo tantas en sus filas”

—¿Cuántas veces ha ido en las listas del PP?

—“Creo que en todas”, apunta.

Elías “siempre” ha estado ahí “cuando el partido me requería”. Primero en su Azkoitia natal, donde fue concejala durante 16 años, y después para todo lo que necesitara el PP. “De relleno o lo que sea, pero siempre”, recalca con una sonrisa. “Porque lo siento y soy del partido”, apostilla como queriendo justificarse de nuevo. En todo caso, reconoce sin ambages que el PP lo tiene “bastante difícil” en la próxima cita con las urnas en Euskadi, a pesar de que el 26-J se logró romper la prolongada caída. “La juventud viene envenenada por la labor que han hecho las 'ikastolas'. Y en esta situación es muy difícil. Hay jóvenes que se están afiliando al partido, pero hace falta mucho tiempo”, sostiene.

No puede evitar que un “escalofrío” recorra su cuerpo al pensar que el próximo Parlamento vasco puede ser el más independentista de la historia, con PNV, EH Bildu y Podemos a favor de la soberanía vasca y de la consulta ciudadana por el derecho de autodeterminación (la encuesta del CIS les da 59 escaños a estas fuerzas frente a los 16 de PP y PSOE). “Es terrorífico”, se sincera. Ante este escenario, asegura que su partido “luchará, insistirá y tratará de abrir los ojos” a los ciudadanos. “Por nosotros no será. No nos van a doblegar. ¿Qué conseguiremos? No sé, pero nuestro trabajo ahí estará”, reflexiona.

“La juventud viene envenenada por la labor que han hecho las 'ikastolas'. Y en esta situación es muy difícil”


Aunque “todas las elecciones en Euskadi son importantes”, Elías no oculta la trascendencia del 25-S, por estar en juego la gobernabilidad de España. Está “convencida” de que no va a haber unas terceras elecciones generales (sería la “ruina”), pero desconoce cómo se puede desbloquear la inamovible situación política. En este escenario, ¿la clave estará en que el PNV necesite los votos del PP? La pregunta provoca sus risas. “Antes se mueren”, bromea. Pero ella no se anda con juegos y admite que, en su caso, apoyaría al PNV a cambio de nada, “sin ningún trueque”, para que el Gobierno vasco “no caiga en manos” de EH Bildu y Podemos.

—¿Le daría su apoyo al PNV aunque se niegue a facilitar la investidura de Mariano Rajoy?

—Es que a veces somos tontos. Les deberíamos enseñar los dientes también a ellos—, contesta con un cierto tono de ironía que no oculta ciertas dosis de cruda realidad.

Para tener la llave de la gobernabilidad en Euskadi, el candidato del PP a lendakari, Alfonso Alonso, apela cada día al “voto útil”, dado que la división del voto constitucionalista no hace sino favorecer a los nacionalistas. El rival, en este sentido, es Ciudadanos, que ha sido el refugio de una parte del electorado popular descontento con el partido y que ha hecho mucho daño a las filas de Rajoy en el País Vasco. En todo caso, Euskadi ha sido hasta la fecha territorio vetado para el partido de Albert Rivera, que lucha por tener representación en el Parlamento autonómico. En esta batalla en la que cada voto no nacionalista es crucial, Elías no entiende que el exdirigente del PP Santi Abascal se presente a las elecciones con su partido VOX por Álava, ya que restará apoyos a los populares. “Viendo cómo está el panorama, se tenía que haber retirado porque en estos momentos son votos que no van a ninguna parte”, manifiesta. “Hay momentos y momentos”, remarca. Por ello, alaba la decisión de UPYD de salir de la batalla electoral. “Ha hecho bien porque sabía que no podía hacer nada”, agrega.

Y se despide, al igual que empieza la cita, batallando. “Lucharemos con todo lo que podamos. No tendremos mucha fuerza, pero lo haremos aunque sea hablando, porque no nos vamos a callar”.

La cita tiene lugar en uno de los escasos bares de su Azkoitia natal que no le están vetados a Pilar Elías. Se podrían contar con los dedos de una mano. “Más bien son dos. Este y otro”, acota la dirigente del PP y víctima de ETA. La banda terrorista ya no mata, pero las miradas siguen descargando muchas balas, balas cargadas de profundo odio. Ya no hay tiros en la nuca, ni bombas, ni atentados, pero a nivel social “nada ha cambiado”, se resigna Elías, quien, de forma voluntaria o instintiva, no para de observar hacia uno y otro lado durante la entrevista. La sombra de las miradas asesinas siempre está ahí presente. “Te matan con la mirada”, incide.

Es víctima de ETA pero también del odio. Por eso, está obligada a buscar el extrarradio en la ciudad guipuzcoana que la vio crecer. Ya no le sorprende entrar a un bar y que la camarera huya al otro lado y se tenga que ir a los minutos del establecimiento porque no la atiende nadie. Tampoco le irrita ya. Se ha habituado. Pero a lo que nunca podrá acostumbrarse, por mucho que pasen los años, es a tener que hacer de tripas corazón al pasar por la cristalería que montó en los bajos de su edificio el etarra que asesinó en 1980 a su marido, el concejal de UCD Ramón Baglietto. Sus dos hijos, si tienen que ir a casa, optan por los domingos para no cruzarse con “el maldito”.

Una vez finalice el encuentro con El Confidencial, Elías, que pasa buena parte de su tiempo en Zarautz, donde viven sus dos hijos, tiene que pasar por casa a recoger la correspondencia. Y se le volverá a “remover el estómago” como siempre que tiene que enfrentarse con el macabro pasado. “No es fácil porque te hace recordar a todas las horas”, esgrime. Y volverá a tener que contenerse, como cuando escucha a la mujer del pistolero de su marido quejarse porque va “orgullosa, con la cabeza alta” por el pueblo. “Y encima quieren que baje la cabeza. Ni se lo creen”, asevera.

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