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Ambiente taurino o de cañas por Lavapiés: los bares preferidos de los políticos
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Ambiente taurino o de cañas por Lavapiés: los bares preferidos de los políticos

La ruta de los lugares más frecuentados por los partidos políticos para comer, celebrar o tomar unas cañas reflejan sus peculiaridades ...y similitudes

Foto: Mariano Rajoy (c), el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno y la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, toman unas cañas en el Mercado de Atarazana, Málaga. (EFE)
Mariano Rajoy (c), el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno y la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, toman unas cañas en el Mercado de Atarazana, Málaga. (EFE)

Mientras unos se rodean de ambiente taurino, otros prefieren el aire alternativo de Lavapiés. Las diferencias entre los partidos políticos no sólo se deja ver en el Congreso, también en los bares que frecuentan, ya sea por gustos o por cercanía a la sede. Eso sí, tirar de menú del día, la búsqueda de discreción y el trato cercano no entiende de colores.

Hacemos una ruta por los bares y restaurante preferidos por los partidos políticos para comer, reunirse o tomar unas cañas después del trabajo para conocer sus peculiaridades y diferencias.

Partido Popular, menús del día y comida casera

Es martes por la mañana y dos señoras comentan la portada de un diario nacional. “Estaba aquí el otro día”, dicen entre ellas, señalando un retrato de Dolors Montserrat, la nueva ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Acaban de desayunar en un bar cercano a Génova, La Peseta de doña Casilda, que cuenta entre su clientela con trabajadores y dirigentes del Partido Popular. “Viene desde la secretaria hasta Rajoy”, explica Ángel Calderín, el dueño del local donde también celebraron la victoria de las elecciones de diciembre de 2015.

Los lunes, después de reunirse, comen aquí todos los vicesecretarios, en el reservado del restaurante. Conocen a la perfección sus preferencias: la tortilla de patata es el plato estrella, aunque María Dolores de Cospedal es fiel a la ensalada de espinacas. Pablo Casado siempre bebe Coca Cola y, como a Andrea Levy, le gusta los platos de judías que preparan. “Son muy austeros, casi siempre comen el menú del día”, añade Elena, la camarera. Últimamente alternan estas comidas con el restaurante argentino Santa Fe, en la calle Amador de los Ríos, donde también disfrutan del menú del día en un reservado.

Cerca de allí, en la Tasca Suprema de Argensola, tuvo lugar el famoso encuentro entre Mariano Rajoy y Nicolás Sarkozy. Desde entonces, muchos clientes reservan explícitamente la mesa donde se hizo la icónica fotografía. “Empezó a venir mucha más gente”, cuenta Ricardo Laiglesia, el jefe de cocina. Ese día comieron ensaladilla rusa, pimientos rellenos con merluza, torrijas y vino tinto. El sitio, de cocina navarra, lo suelen frecuentar miembros del partido tanto en tiempo de trabajo como de ocio, “por la comida casera y la discreción”, considera Ricardo. “Les tratamos como a cualquier persona, por eso vuelven”. También es habitual, para los encuentros más formales, que miembros del partido reserven mesa en el Hotel Orfilia, de cinco estrellas, también cercano a la sede.

Una de las peores cosas de ser presidente del Gobierno es no poder ir a los mismos bares de siempre. Al menos eso reconocía Mariano Rajoy en una entrevista con Ana Rosa Quintana hace unos meses en una entrevista en El Santo, una tasca de decoración taurina donde le gustaba comer papas arrugás acompañadas de una cerveza o un vino. “Las últimas veces que ha venido es más lío que cuando venía a menudo, con todos los escoltas...”, reconoce Pedro Barroso, el dueño. Durante las comidas, los equipos de seguridad suele quedarse en un segundo plano, comiendo en una mesa cercana desde la que puedan vigilar en todo momento a los miembros de los partidos.

PSOE, historia entre las mesas de “El verde”

En los bares de Ferraz nunca olvidarán el primer fin de semana de octubre de 2016. En dos días hicieron el agosto entre prensa, militantes y curiosos que se acercaron a protestar por el cambio de rumbo socialista. “Se veían muchas caras pensativas”, cuenta Fernando, que regenta el bar Tabernícola, especializado en casquería, y cada vez más de moda entre los militantes socialistas, que también suelen decantarse por el menú del día cuando van por allí.

“Estábamos inundados entre los del 'No es no' y los demás”, coincide también Ramón Aparicio, dueño de el restaurante Gaona, más conocido entre los socialistas como “El Verde” por el color de su fachada. Ramón ha visto pasar por los manteles de su bar a todos los dirigentes socialistas, tanto en su localización actual como en Los Porches, el restaurante que tenía anteriormente cerca de allí.Ramón Aparicio, dueño del restaurante Gaona. (Foto: M.Z.)

“José Luís Rodríguez Zapatero era de agua y merluza a la plancha, Felipe González de pescado también pero con vino y Pedro Sánchez sólo tomaba un sándwich o un pincho de tortilla con Coca Cola, no pasaba mucho por aquí”, comenta. A Ramón se le nota su predilección por Susana Díaz, que suele pedir “calamares, jamón, chopitos… cosas de su tierra”. También se lleva muy bien con Óscar López Fonseca, que lleva muchos años frecuentando el sitio, y con Alfredo Rubalcaba: “Siempre comentábamos los resultados del Real Madrid”.

El equipo de fútbol madrileño es, junto a Enrique Ponce, la “única política” que le interesa, a pesar de que entre sus mesas se han debatido algunas de las decisiones más importantes del partido. Sin embargo, él en eso nunca se mete. Aplica a rajatabla el protocolo no escrito por el cual, llegada la sobremesa, no se vuelve a interrumpir a los comensales. “Cuando se sirven los cafés sabes que van a empezar a hablar de lo importante”. Entre esas comidas decisivas, recuerda, por ejemplo, la ocasión en la que Zapatero comió con una veintena de miembros su equipo. En un momento dado, al expresidente, que por entonces aún no se había presentado a sus primeras elecciones, se le cayó un mechero. “Fui a recogerlo para devolvérselo pero Trinidad Jiménez me dijo: 'Quédatelo, que te lo regala el próximo primer ministro'. Sin embargo, Ramón, ya no lo conserva: “Se lo regalé a la mujer de un amigo, que era muy de Zapatero”, reconoce.

En la cafetería Panaria, a escasos metros del centro de operaciones del PSOE se sirven cafés, bollería y ensaladas, por lo que suele ser el sitio elegido para empezar la mañana o tomarse un descanso en la sede de Ferraz. Hasta hace tres meses también les llevaban pedidos, pero coincidiendo con el declive de Pedro Sánchez, ya nadie les hace encargos: el núcleo duro del sanchismo era fiel a sus ensaladas, que tomaban dentro del edificio. Lo cierto es que la mayoría de los bares, también el Platos Rotos, otro de los sitios de comidas preferidos entre los socialistas, coinciden en que Pedro Sánchez se dejaba ver poco por la zona.

Podemos, cañas por Lavapiés

En Madrid, es casi saber popular que los inicios del partido de Pablo Iglesias se fraguaron en las calles de Lavapiés. De las asambleas del campo de la Cebada en agosto de 2014 -el año que se colaron en el Parlamento Europeo-, a la Tabacalera o el Teatro del Barrio, son incontables los rincones que cuentan una parte de la historia del partido.

Incluso la primera sede se encontraba en el corazón del barrio, en la calle Zurita, y aunque ahora se han trasladado a la más céntrica Princesa, en sus ratos de ocio sigue siendo habitual verles entre las castizas barras de Lavapiés. Nada más entrar en La Funda-Mental, en la calle Argumosa, es fácil adivinar con qué partido simpatiza este bar. Al menos, en lo que a fútbol se refiere: los colores rojiblancos del Athletic de Bilbao decoran las paredes, la barra o hasta el logo del establecimiento. Precisamente ese es el motivo por el que los miembros de la formación morada empezaron a frecuentarlo, hace más o menos un año: “Hay miembros de Podemos que son seguidores y como emitimos todos sus partidos, empezaron a venir”.

Desde entonces es frecuente ver tomándose unas cañas a Pablo Iglesias, Íñigo Errejón o Tania Sánchez. También Alberto Garzón es un cliente fiel. “Son muy amables, se toman sus cañas y luego siguen por otros bares”, cuenta Alberto, dueño del local, que reconoce que alguna vez han tenido que llamar la atención a otros clientes que se ponen pesados con ellos. “Como haríamos con cualquier otro cliente”, añade. Ellos, sin embargo, no se ponen la camiseta de ningún partido: “Me da igual que venga Podemos que el PP, mientras me llenen el local”, explica.

Después de tomarse unas cañas, suelen continuar la ruta por bares como el Achiru, El Aguardiente o La Mancha, donde podía verse a Rita Maestre esta misma semana. Pero no sólo de Lavapiés bebe Podemos. También por Malasaña se dejan ver. El bar Joséalfredos, en la calle Silva, se ha convertido en un lugar de trabajo de la sección errejonista. Hace tiempo que el camarero no ve a Pablo Iglesias por aquí, pero sí una vez por semana al equipo del segundo de la formación morada. Las luces bajas, la música tranquila y una cerveza acompañan a sus ordenadores.

Me da igual que venga Podemos que el PP, mientras me llenen el local

Menos tranquilo es Casa Candi. Cándido, el dueño, presume de dos cosas: ser el tabernero más veterano del centro, con 51 años detrás de la barra, y la ristra de famosos que han pasado por allí. Justo detrás exhibe una foto con Juan Carlos Monedero, un cliente habitual, entre sus otros excompañeros. También Albert Rivera ha sido su cliente alguna vez, quizá para probar los mejillones o las patatas meneás que Cándido pone de aperitivo, aunque nunca han coincidido con los miembros del partido rival.

Ciudadanos, ambiente taurino cerca de la sede

Una de las cosas que más le gusta a Albert Rivera desde que aterrizó en la capital es la madrileña costumbre del tapeo. Cambiar de bar en bar, entre caña y caña, por los barrios de Malasaña, Lavapiés o Chueca, donde vive.

Sin embargo, a nivel de partido, las opciones culinarias suelen limitarse a los alrededores de su sede, al lado de la plaza de toros de las Ventas, donde no hay gran variedad. Para desayunar, eligen la Hacienda de Ventas. Ernesto Moreno, el camarero aún recuerda la mañana del 21 de diciembre, después de las primeras elecciones cuando Ciudadanos consiguió 40 escaños. Rivera fue su cuarto cliente del día y era la primera vez que pasaba por allí: “Se le veía contento, pidió un café con leche”. Begoña Villacís también suele elegir este bar para desayunar, normalmente un café con hielo acompañada de un pan con tomate.

A la hora de comer es normal verles comiendo el menú del bar Tendido 11, donde también encargan el catering para la sede en las largas noches electorales o realizan encuentros con la prensa, como la pasada fiesta de Navidad. “Suelen comer el menú del día en una mesa discreta”, cuenta Javier, el dueño de este establecimiento con decoración taurina, en la línea de los atractivos de la zona.

Sin embargo, salvo estas dos caras visibles, los camareros suelen desconocer quiénes son: “Les conocemos si les vemos por la tele, pero a Begoña [Villacís], por ejemplo, no supe quién era hasta tiempo después”, reconoce una de las camareras. Para comer también suelen acudir a la arrocería Arrroces y brasas, justo al lado de la sede.

Mientras unos se rodean de ambiente taurino, otros prefieren el aire alternativo de Lavapiés. Las diferencias entre los partidos políticos no sólo se deja ver en el Congreso, también en los bares que frecuentan, ya sea por gustos o por cercanía a la sede. Eso sí, tirar de menú del día, la búsqueda de discreción y el trato cercano no entiende de colores.

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