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El Canal utiliza un satélite para detectar fraude en las 120.000 piscinas de Madrid
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un trabajo de dos años

El Canal utiliza un satélite para detectar fraude en las 120.000 piscinas de Madrid

También ha inspeccionado 23.000 hectáreas de zonas verdes con imágenes del satélite galo Pleiades. Ha localizado un 10% de irregularidades que ahora analizará la División de Fraudes

Foto: Trabajadores del Canal de Isabel II.
Trabajadores del Canal de Isabel II.

Como Sauron en 'El Señor de los Anillos'. Es el ojo que todo lo ve. Canal de Isabel II Gestión, la mayor empresa pública de la Comunidad de Madrid, controla desde el cielo todas las zonas verdes y piscinas que hay en la región dentro de ámbitos urbanos para intentar detectar "usos irregulares" del agua que suministra. Un trabajo que le ha llevado dos años. Tras examinar 120.000 piscinas y 23.000 hectáreas de parques, praderas y jardines, el departamento de Investigación, Desarrollo e Innovación del Canal ha descubierto un 10% de "inconsistencias", que ahora serán analizadas por la División de Fraudes para comprobar si finalmente hay alguna anomalía.

Canal decidió en el año 2014 comprar imágenes de alta resolución a la agencia espacial francesa, el CNES, que tiene en órbita los satélites Pleiades, capaces de fotografiar cualquier parte del mundo con altísima resolución (0,50 metros por píxel). Las imágenes se tomaron la semana del 1 al 8 de agosto de 2014, más de 23.000 hectáreas de zonas verdes (jardines privados, parques públicos, praderas...) y más de 120.000 piscinas, todas las que están en parcelas privadas y urbanizaciones.

"Es la primera vez que utilizamos satélites. Antes tomábamos imágenes, menos precisas, gracias a aviones. En 1999, por ejemplo, aprovechamos vuelos de trabajos de cartografía que hizo la Comunidad de Madrid. Y en el año 2006, vuelos fotogramétricos. Un trabajo mucho más arduo y más caro", señala Francisco Cubillo, subdirector de Investigación, Desarrollo e Innovación del Canal, que explica que el precio de la compra de las fotografías proporcionadas por el satélite francés ha sido de 60.000 euros, "nada comparado con lo que costaba antes obtener imágenes con aviones".

¿Qué es lo que permite el satélite? Este toma imágenes en cuatro bandas: rojo, verde, azul e infrarrojo cercano. El rojo y el infrarrojo cercano proporcionan un índice normalizado de vegetación, que permite identificar la actividad clorofílica de las plantas y su vigor. Por ejemplo, un césped artificial, no natural, tiene un índice del 0%. El Canal utiliza luego una fórmula matemática para calcular las necesidades de agua de cada zona verde en función de la climatología que ha hecho. Esa información se cruza con los datos del catastro y con los contadores que tiene el Canal para facturar a cada cliente. Si se detecta por ejemplo un chalé con un jardín con un índice muy alto, es decir, bien cuidado y bien regado, pero luego su facturación revela que es demasiado baja para que las plantas tengan ese vigor, ahí hay una anomalía, "una inconsistencia", como la define el Canal, que puede esconder un fraude o simplemente un error en el sistema de medición del contador de ese cliente.

El Canal busca piscinas

De 40.000 a 120.000 piscinas

Lo mismo pasa con las piscinas, que han crecido muchísimo en la Comunidad de Madrid. Si en 1999 había 40.000, hoy son más de 120.000. El Canal es capaz de detectar el grado de evaporación de las piscinas y si su uso coincide con el servicio que tiene contratado. Para este arduo trabajo, que ha durado dos años, Canal de Isabel II Gestión dividió la región en 700 zonas. Obviamente, solo se han controlado piscinas, arbolados, praderas (jardines) y arbustos que están en ámbitos urbanos, no en zonas rurales donde el Canal no suministra y por tanto no tiene un control efectivo. Cada año se destinan alrededor de 100 hectómetros cúbicos de agua a "los usos de exterior", es decir, el mantenimiento de zonas verdes, el riego de parques o el llenado de piscinas, el 20% del volumen total de agua suministrada por el Canal en toda la región.

El departamento de Investigación, Desarrollo e Innovación ha pasado a la División de Fraudes, creada en año 2005, un pequeño muestreo de las inconsistencias detectadas para que empiece su trabajo de comprobación. En general, se han detectado un 10% de irregularidades, y ahora Fraudes inicia una nueva fase para determinar en cada caso si hay algún tipo de error o es que alguien está robando agua al Canal. Fraudes lleva años realizando periódicamente sus inspecciones sobre el terreno, pero el satélite ha supuesto un salto cualitativo.

En 2015 (últimos datos), Fraudes detectó 3.207 irregularidades, de las que 138 acabaron en los tribunales (en 2014 fueron 3.012 irregularidades, de las que 77 fueron judicializadas). La valoración económica del fraude demandado judicialmente se cuantificó en 1.169.989 euros, es decir, 815.929 metros cúbicos, lo que consumen 16.500 madrileños en un año o lo que cabe en 330 piscinas olímpicas. Pero aunque parezca mucho, proporcionalmente es poco: 0,8 hectómetros de agua robada, cuando se consumen 500 en todo Madrid durante un año. Enchufar una tubería a una acometida y empezar a consumir agua sin mediar contrato es un robo, un delito. El Código Penal lo deja bien claro en su artículo 255: se llama defraudación de fluidos y se castiga con una pena de multa de tres a 12 meses cuando el fraude es superior a los 400 euros.

"Somos pioneros en la utilización de satélites. Es una información muy valiosa que no solo nos ayudará a detectar fraudes, también a evaluar el agua que se utiliza en el riego y el mantenimiento, a realizar una previsión de la demanda de agua y una planificación de las inversiones, de las nuevas infraestructuras necesarias para atender nuevos desarrollos urbanos. Cuánta agua se consume y en qué meses", señala Cubillo.

Como Sauron en 'El Señor de los Anillos'. Es el ojo que todo lo ve. Canal de Isabel II Gestión, la mayor empresa pública de la Comunidad de Madrid, controla desde el cielo todas las zonas verdes y piscinas que hay en la región dentro de ámbitos urbanos para intentar detectar "usos irregulares" del agua que suministra. Un trabajo que le ha llevado dos años. Tras examinar 120.000 piscinas y 23.000 hectáreas de parques, praderas y jardines, el departamento de Investigación, Desarrollo e Innovación del Canal ha descubierto un 10% de "inconsistencias", que ahora serán analizadas por la División de Fraudes para comprobar si finalmente hay alguna anomalía.

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