La Asamblea da carpetazo a la investigación del Ivima con una sesión bronca y tensa

La carpeta del Ivima se ha cerrado. La comisión sobre corrupción puesta en marcha por la Asamblea de Madrid tuvo este viernes su plato fuerte con la visita del expresidente madrileño Ignacio González. El invitado era de primer nivel. Se notó en la presencia, muy nutrida, de medios de comunicación en la Cámara madrileña y en el número de diputados que quisieron asistir a la sesión que daba carpetazo al primer tema que se ha tratado en esta comisión: la venta de 2.935 viviendas protegidas a fondos de inversión.

El cartel no defraudó. La sesión cumplió el guión previsto. Los tres grupos de la oposición quisieron llevar a González a su terreno. No lo consiguieron, ya que el expresidente demostró tener muchas más tablas que los interlocutores a los que se enfrentó. Porque la comparecencia fue eso, una especie de combate a los puntos en el que los parlamentarios del PP jalearon y aplaudieron a González, y en el que los diputados de Podemos calificaron de "barras bravas" (los ultras del fútbol argentino) a la bancada de la derecha.

Un diputado de Podemos calificó de “barras bravas“ a los diputados del PP, que jalearon y aplaudieron parte de la comparecencia de Ignacio González

El que siguiera el debate no sacó nada en claro. Todo está como al principio, antes de que se iniciara la comisión. El PP asegura que la oposición ya tiene lo que quería: un exalto cargo del partido en una comisión de corrupción un mes antes de las generales, "un rédito electoral". González, por su parte, no se inmutó con las acusaciones. "La venta de los pisos fue inmaculada. Legal, transparente y positiva para los intereses de los madrileños". En resumen, 2012 y 2013 (cuando se toma la decisión y se ejecuta) eran años de crisis y había que vender para cuadrar las cuentas. La solución, lo ya sabido: sacar a concurso 32 promociones de vivienda. Fueron tasadas en 168 millones y se vendieron por 201 millones. "Una buena operación, ya que los inquilinos conservaron sus derechos", según González.

El expresidente recalcó que la decisión de la venta se tomó de forma colegiada por parte del Consejo de Gobierno, y que solo el 4% de las viviendas protegidas que ha vendido el Ivima en su historia se han traspasado a fondos de inversión. "No se vendieron a los inquilinos porque en 2013 era muy difícil. No había acceso al crédito y así era imposible hacer la venta individualizada". No insistan su señorías, inquirió González. "Aquí no hay corrupción. Igual que en Andalucía, donde Susana Díaz también ha vendido patrimonio público a la iniciativa privada".

"Aquí hago yo las preguntas"

Sotovoce, la oposición cree que González se escapó vivo. Sus enfrentamientos más sonados fuero con Ignacio Aguado, de Ciudadanos, y con Ramón Espinar, de Podemos. "Aquí hago yo las preguntas. Se acabaron los tiempo de ordeno y mando", le espetó Espinar. No hay que olvidar que esta comisión solo busca responsabilidades políticas. Las judiciales ya se están dirimiendo en el juzgado número 48 de Madrid, donde Ana Gomendio, exgerente del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), está precisamente imputada por esta venta.

¿Las conclusiones? "La venta fue una decisión política que produjo un quebranto de 98 millones a las arcas públicas", señaló Ciudadanos. "Se han lesionado los derechos de los inquilinos. Para el PP la vivienda es un negocio, no un derecho", afirmó Podemos. "El objetivo era hacer caja. La venta no fue ilegal, pero el proceso de venta es sospechoso", declaró la portavoz socialista, Encarnación Moya.

González se fue como llegó, sin hacer declaraciones, con una sonrisa en la cara, rodeado de asesores y diputados del PP, y con la sensación de que había toredado en peores plazas. "El PP está orgulloso de la gestión que hizo Ignacio González", concluyó Alfonso Serrano, portavoz de los populares.

Pablo Cavero

Peor parado salió el anterior compareciente, Pablo Cavero, exconsejero de Vivienda y actual concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid. El PSOE le acusó de "prepotente y chulesco" y de querer obstaculizar su comparecencia. Podemos criticó su "sonrisa profidén", pidió su dimisión y le preguntó "si su conciencia le deja dormir por las noches". En la comperencia de Cavero, la más tensa y bronca, se habló tanto de la venta del Ivima como de la relación de Cavero con el fondo que puso el dinero para la compra de los pisos: Goldman Sachs.

Cavero tenía una Sicav gestionada por Goldman. "Pusieron al zorro para cuidar el gallinero", señaló el PSOE. El juzgado de instrucción número 48 de Madrid acaba de solicitar a la Agencia Tributaria, a petición del fiscal, que investigue las posibles conexiones societarias entre las empresas que participaron en la compra de pisos del Ivima y la Sicav Bussola 99, en la que Cavero fue consejero y tenía parte de sus ahorros.

Cavero reconoció que no informó de esta Sicav al Gobierno regional cuando fue elegido consejero, "igual que no informé que la luz me la cobra Iberdrola". El PSOE le preguntó en la comisión si era el hombre de Goldman Sachs en Madrid. "Creemos que es responsable políticamente de algo que ha sido un expolio de los madrileños, de un proceso opaco que creemos que estaba plantificado para el objetivo de enriquecer a esos fondos, a esos especuladores. Ya sabemos cuál es su aval, en cualquier país democrático estaría ya fuera de la política y si tuviera dignidad, abandonaría su cargo". Según Podemos, Cavero especuló para lucrarse: "Váyase usted a casa".

La carpeta del Ivima se ha cerrado. Ya se puede abrir la siguiente. La próxima cita, en diciembre.