La supresión de la policía zonal reflota en masa los mercadillos ilegales en Madrid

La decisión del director de la Policía Municipal de Madrid, Andrés Serrano, de eliminar los Grupos de Apoyo Zonal (GAZ) con el supuesto fin de evitar una imagen represiva del cuerpo, está teniendo consecuencias en la calle. El Confidencial ha comprobado cómo, después de la orden de supresión de estos departamentos (anunciada por el propio Serrano el pasado 4 de noviembre), han resurgido en masa los denominados mercadillos ilegales en la capital de España. Un ejemplo es el que aparece en las fotografías, que muestra más de 300 metros de mercadillo en la calle Méndez Álvaro.

Los grupos vigilaban de cerca que estos puestos ambulantes que ofrecen todo tipo de objetos no tomaran determinadas calles del centro de Madrid. Ahora, una vez que los equipos policiales no controlan estos campamentos espontáneos, sus impulsores vuelven a apostarse en las aceras en busca de compradores. En apenas unos pocos días, de hecho, las calles de Madrid han experimentado el resurgir de estos mercadillos ilegales, que ahora funcionan sin ningún control policial.

Los Grupos de Apoyo Zonal se han dedicado tradicionalmente a controlar fenómenos como la venta ambulante, el botellón u otras ordenanzas municipales. Ni estos ni el Grupo de Investigación de Carabanchel tienen autorización de la Delegación del Gobierno. Sin embargo, Serrano únicamente ha desmantelado los primeros. Ha dejado activo el segundo, un departamento conformado por una decena de funcionarios que curiosamente controla directamente el jefe de la Policía Municipal, Francisco Caletrio.

Caletrio ocupa el puesto de máximo responsable de la corporación desde que el 13 de octubre del año pasado fuera nombrado por la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella. La actual presidenta de la corporación municipal, Manuela Carmena, le ha mantenido en el cargo. No sin coste para el propio Caletrio, que ha tenido que plegarse a las decisiones de su superior, Serrano, con quien ha conformado un tándem inesperado al principio de la legislatura.

La última de estas cesiones se produjo recientemente. En concreto, Caletrio decidió no tramitar un expediente abierto por Asuntos Internos contra la oficial Cándida Jiménez, responsable del dispositivo de seguridad durante la trágica noche del Madrid Arena. La funcionaria fue denunciada por una subordinada ante Asuntos Internos, que sin embargo encontró en Caletrio un muro.

No era la primera vez que el jefe de la Policía Municipal salvaba a un mando afín a Serrano. El pasado septiembre, Caletrio rechazó otra solicitud de Asuntos Internos, que pretendía abrir una información reservada a la oficial Paloma Morales, asesora del director del cuerpo, por no acudir la madrugada del pasado 31 de agosto, cuando estaba de guardia, a un amago de avalancha que se produjo en la madrileña discoteca La Nuit, a pesar de que fue requerida en varias ocasiones.

Sí decidió expedientar Caletrio, sin embargo, al subinspector de la zona suroeste de Madrid, Emilio Rodríguez del Corral, por mostrarse en contra de la supresión de los GAZ. La tramitación de este expediente, además, se hizo por la vía rápida, pues no pasó el filtro de Asuntos Internos, como es lo preceptivo.

Los GAZ actuaban de incógnito y ese era uno de los principales motivos de su efectividad, explican fuentes policiales. Ahora, sin embargo, la veintena de agentes que conformaba el grupo pasará a vestir uniforme y a incorporarse a las unidades de distrito, lo que redunda directamente en su efectividad, y una muestra de ello es la vuelta en masa de los puestos ambulantes ilegales.