El sentido común gana: la enfermera que robó 114 euros en recetas no irá a prisión

Era desproporcionado a ojos de todo el mundo. La Fiscalía pedía cinco años de prisión para una enfermera que había falsificado recetas por valor de 114 euros. ¿Cuántos años de cárcel tendrían que caerle a esos grandes estafadores públicos que defraudaron millones a las cajas de ahorros o al fisco si tomáramos como referencia esa propuesta de condena?

Lo desajustado de la pena parecía evidente y, de hecho, así lo entendió el propio Ministerio Público, que llegó este martesa un acuerdo de conformidad con la acusada para que ésta reconociera los hechos a cambio de una reducción considerable del castigo de privación de libertad.

En concreto, la sentencia que emitirá la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Madrid condenará a un año y nueve meses de prisión a la enfermera, que finalmente no ingresará en la cárcel ni un solo día por carecer de antecedentes, como de hecho confirmó durante el acuerdo el propio presidente del tribunal. "Vamos a suspenderle la penapara que no ingrese en prisión, porque es totalmente razonable", sentenció el magistrado.

La facultativa también tendrá que abonar una multa de 1.800 euros –que podrá pagar en tres meses– e indemnizar al Insalud con la cantidad malversada, los mencionados 114 euros.

Era adicta a los tranquilizantes, lo cual alteró sus facultades y le llevó a hacerse con las recetas que dejaban en blanco los médicos para automedicarse

Asimismo, la resolución judicial dejará claro que la condenada era adicta a los tranquilizantes, trastorno que alteró sus facultades físicas y evolutivas y que la llevó a hacerse con las recetas que los médicos dejaban en blanco para automedicarse lexatín, lorazepamy otros calmantes. No en vano –mencionará el fallo– la enfermera estuvo en tratamiento durante meses para superar su adicción.

La acusada admitió que entre el 18 de noviembre de 2011 y el 21 de febrero del año siguiente cogió 68 recetas que los doctores dejaban en blanco para que las enfermeras prescribieran medicamentos a pacientes crónicos y las utilizó para conseguir sus calmantes.

La condenada, que trabajaba en un centro de salud de Madrid hasta el mismo día de la resolución judicial, estará también inhabilitada para ejercer sus funciones durante el año y nueve meses que dura la condena, aunque ella finalmente no ingrese en prisión.