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Botella se irá sin su prometida ordenanza cívica ni el nuevo organismo de Turismo
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Botella se irá sin su prometida ordenanza cívica ni el nuevo organismo de Turismo

La alcaldesa se comprometió a multar las conductas que pudieran afectar al espacio público e impulsar el turismo en la capital, pero no le da tiempo

Foto: La alcaldesa de Madrid, Ana Botella (EFE)
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella (EFE)

Una vez que Ana Botella ya ha dejado claro que no será ella quien encabece la lista del PP a la alcaldía de Madrid en las elecciones de 2015, quedan por delante cuatro meses de trabajo antes de ceder el bastón municipal a quien le suceda, una de las máximas preocupaciones del partido. Sin una proyección política a largo plazo, a la alcaldesa no le queda más remedio que renunciar a algunas medidas que vendió a bombo y platillo durante su mandato.

Tramitar el Plan de Ordenación Urbana que definirá el crecimiento futuro de Madrid no es el único asunto que deja sin resolver antes de irse. En los cuatro meses que faltan para terminar la legislatura, a Botella tampoco le da tiempo a darle forma a lo que iba a ser la Ordenanza de Convivencia Ciudadana en el Espacio Público de la ciudad de Madrid. La alcaldesa pretendía sancionar todas las conductas que pudieran afectar al espacio público como lugar de convivencia y civismo, desde la prostitución y la mendicidad hasta la acampada en la calle, la limpieza de parabrisas en los semáforos o los 'gorrillas' que cobran por aparcar. Una normativa cívica que, de momento, tendrá que esperar.

El actual Ejecutivo municipal tampoco será el encargado de inaugurar el organismo autónomo público-privado, liderado por el Ayuntamiento, encargado de impulsar el turismo en la capital de España. La alcaldesa anunció en enero de 2014 la creación de este consorcio para impulsar la imagen de Madrid y atraer el turismo extranjero, siguiendo el modelo de ciudades como Nueva York, Londres o París. Botella pretendía que este modelo de gestión contara con independencia económica y generase ingresos de forma propia y autónoma. Sin embargo, el proyecto tampoco verá la luz con el actual Gobierno.

Antes de que se apee de la primera línea de la política municipal, a Botella le quedan por cerrar muchos asuntos pendientes. La deuda monumental que heredó de su antecesor, Alberto Ruiz-Gallardón, dejó sin margen de maniobra a una alcaldesa cuya máxima obsesión fue amortizarla. Pese a sus hábiles esfuerzos, la deuda actual (6.200 millones de euros) sigue siendo prácticamente la misma que la que había en 2011. Y es que, durante los tres años que ha durado su mandato, Ana Botella se ha visto obligada a pagar las grandes obras que inauguró el ministro de Justicia cuando estaba en su lugar, pero que dejó pendientes de liquidar.

En el debate del estado de la ciudad, la mandataria se comprometió a inaugurar el mercado de Barceló, que estrenó a finales de diciembre, y renovar la plaza Mayor, donde se quiere abrir un hotel de lujo, aunque parece que este proyecto no dará tiempo a que esté terminado antes de las elecciones de mayo. Tampoco será Botella la responsable que se hará la foto el día que se inauguren las dependencias de la Policía Municipal, que se aglutinarán en un recinto de la Casa de Campo, la obra estrella de su mandato.

Botella hizo gala de su buena gestión desde que dirige Cibeles en julio, cuando anunció a los madrileños que ya era hora de dejar los sacrificios a un lado y que les compensaría con una rebaja de impuestos. Entonces se comprometió a reducir el impuesto de bienes inmuebles (IBI), el de circulación y la tasa de basuras a partir de 2015, coincidiendo con el año electoral.

La alcaldesa de los contratos integrales

El mandato de Botella pasará a la historia de la ciudad como el tiempo en el que la alcaldesa cedió a la empresa privada la gestión de servicios municipales básicos (limpieza viaria, parques, alumbrado) en contratos que duran más de diez años. El próximo alcalde o alcaldesa de Madrid se estrenará en el cargo negociando uno de los contratos más difíciles de acordar: el de basuras.

Vídeo: Madrid vivió una huelga de limpieza de 13 días

El área de Medio Ambiente que dirige la mano derecha de Botella, Diego Sanjuanbenito, tuvo un enfrentamiento fortísimo con los barrenderos en noviembre de 2013, cuando protagonizaron una huelga ininterrumpida de 13 días que terminó convirtiendo a Madrid en la capital internacional de la basura. Esta concejalía es la que tiene la tarea más complicada del final de esta legislatura: controlar la caída de ramas y árboles que, durante los últimos meses, han puesto en alerta a los responsables municipales. De hecho, el adiós definitivo de la alcaldesa se anunció 24 horas después del último fallecimiento a causa de estas caídas, la segunda en todo el verano.

Una vez que Ana Botella ya ha dejado claro que no será ella quien encabece la lista del PP a la alcaldía de Madrid en las elecciones de 2015, quedan por delante cuatro meses de trabajo antes de ceder el bastón municipal a quien le suceda, una de las máximas preocupaciones del partido. Sin una proyección política a largo plazo, a la alcaldesa no le queda más remedio que renunciar a algunas medidas que vendió a bombo y platillo durante su mandato.

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