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Mujeres contra los narcos: "Es una burla a las víctimas que Oubiña esté entre adictos"
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los cuatro grandes capos gallegos de la droga salen de prisión

Mujeres contra los narcos: "Es una burla a las víctimas que Oubiña esté entre adictos"

Dos de los rostros femeninos que lucharon contra el narcotráfico en los años noventa dudan de la reinserción de Laureano Oubiña tras su salida de prisión. "No puede depender de un cura", reprochan

Foto: La presidenta de la Fundación Érguete, Carmen Avendaño, abre las puertas del Pazo de Baión, requisado a Laureano Oubiña, en 2008. (EFE)
La presidenta de la Fundación Érguete, Carmen Avendaño, abre las puertas del Pazo de Baión, requisado a Laureano Oubiña, en 2008. (EFE)

En una finca de Alcalá de Henares, el hombre que disfrutó de un imperio vinícola sobre fardos de hachís riega los surcos de una huerta. La Iglesia le volvió a sonreír. Laureano Oubiña compró el pazo de Baión, con 28,7 hectáreas de viñedos del mejor Albariño, a la Compañía de Jesús en 1988. El sacerdote Jorge de Dompablo le mostró la puerta de salida del centro penitenciario de Navalcarnero treinta años después y le abrió la de la Asociación San Francisco de Asís. “Oubiña es bienvenido”, destacó el cura. Y el exnarco le devolvió el elogio: “Es un encanto de persona”.

Con su puesta en semilibertad, tras pasar en prisión 22 años por tres delitos contra la salud pública y a cinco meses de terminar su condena para regresar a Galicia, los cuatro grandes capos de la droga gallega de los noventa están en la calle. “Hay que reconsiderar la legislación para que no se repita. El sistema debe hacer posible la reinserción social, sea quien sea, pero siempre adaptado a cada individuo”, advierte Carmen Durán.

Foto: Laureano Oubiña, Sito Miñanco y Manuel Charlín Gama. (de izq. a der.)

Por sus aulas de un instituto de Cambados pasaron jóvenes de la generación perdida por los estupefacientes en las Rías Baixas. El fracaso escolar y el absentismo a clase marcaron la década. La desmotivación de los alumnos era comprensible: “No había ni una sola biblioteca o pabellones deportivos, pero sí pubs y salas de juegos a las que entraban con bolsitas de droga en el bolsillo”. Con una sola noche de descargas en las planeadoras que surcaban las rías cargadas de fardos, ganaban más dinero que ella en todo el mes.

“También me decían que la moto acuática del hijo de Oubiña valía más que todo lo que tenía”, recuerda Durán, que comenzó a movilizarse en esa época junto a las decenas de madres que entonces aporreaban las puertas de las mansiones de los capos. “Había una infravaloración de la cultura y la educación tremenda”, subraya. La impotencia le llevó a ayudar a madres que empezaron a movilizarse, organizando encuentros y colgando carteles contra los narcos. Hubo miedo, y también amenazas, pero el “objetivo único y decidido” de terminar con el narcotráfico le permitía seguir adelante en una movilización ciudadana capitaneada por mujeres.

Los alumnos le decían en clase que con una sola noche de descargas en las planeadoras ganaban más dinero que ella en todo el mes

Tres décadas después, las palabras del capo le resultan “vomitivas”. “Dice que gracias al sacerdote se dio cuenta de lo que hizo. El cura no puede estar en una prisión decidiendo qué pasa con un preso”, reprocha Durán. “Para ser rehabilitador debe haber una atención personalizada, más si es reincidente. No ves que haya un equipo que observe cuál es su comportamiento fuera y la red social en la que se maneja”, lamenta. Pese a aceptar la posible rehabilitación de Oubiña durante su estancia en la cárcel, la expresidenta de la asociación antidroga Desperta Cambados considera “una burla” para las víctimas y familiares que el capo se encuentre rodeado de exdrogodependientes.

Uno de los rostros más reconocibles en la lucha contra el narcotráfico pertenece a otra Carmen, de apellido Avendaño. La caída de dos de sus cinco hijos en la adición y su voz contra la actividad de los traficantes y el silencio de políticos inspiró a la película ‘Heroína’, con Adriana Ozores interpretando un papel basado en ella. “Como cualquier ciudadano condenado tiene derecho" a la reinserción social, respondió la presidenta de la fundación Érguete cuando supo de la salida de Oubiña de prisión.

placeholder La vicepresidenta de la Fundación Internacional Baltasar Garzón, Carmen Durán, en A Coruña. (M. V.)
La vicepresidenta de la Fundación Internacional Baltasar Garzón, Carmen Durán, en A Coruña. (M. V.)

Avendaño confía en que “reconsidere sus errores”, aunque desconfía de él pese a haber pasado tres décadas encerrado. “A ver cómo se porta en la calle, él sabrá lo que hace", subrayó en declaraciones a los medios. La presidenta de Érguete, que no ha podido responder a El Confidencial por un problema de salud, advirtió en una entrevista reciente a La Voz de Galicia que Oubiña es un hombre “de pocos escrúpulos”, por lo que “está claro” que hay riesgo de que vuelva traficar. “Es una persona que tiene derecho a esa libertad, no la cuestiono y creo en la reinserción, pero con él dudo”, concluyó.

“Dorado ya era narco en la foto con Feijóo”

El 12 de junio de 1990, un helicóptero volando a bajo altura y el ruido de un operativo con más de 300 policías despertó a la comarca de O Salnés. La Operación Nécora sorprendía a Laureano Oubiña en pijama y, junto a él, a otros 47 imputados. “Aquello iba camino de ser Sicilia. No sé si tanto, pero el Estado no estaba llegando allí como tenía que llegar”, reconoce en 'Fariña' (Libros del K.O., 2015) el exfiscal general Javier Zaragoza. “La Nécora fue sentir el Estado de Derecho. Hasta entonces, la sensación de abandono era total”, asegura Durán, cuya relación con el juez Baltasar Garzón a partir de la redada la llevó a vicepresidir su fundación.

Entre los detenidos aquella mañana estaba Marcial Dorado, aunque no llegó a sentarse en el banquillo. Días después, regresaba a casa. “Marcial es muy listo”, apunta la docente con gesto torcido. El autor de la mayor red de contrabando de tabaco de Europa fue condenado por narcotráfico en 2003 tras serle incautadas seis toneladas de cocaína. Le siguieron otros tres años por cohecho y el embargo de sus bienes. Diez años después de ingresar en prisión, la portada de El País abría en marzo de 2013 con una foto suya en 1995, sentado en un yate junto al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, entonces número dos de la Consellería de Sanidade de Romay Beccaría. El chófer del histórico dirigente popular, Manuel Cruz -ya fallecido- fue el hombre que les puso en contacto.

Feijóo negó conocer la actividad empresarial de Dorado, tanto a los medios como a los diputados del parlamento gallego, y limitó su relación con él a un par de visitas a su domicilio. Unas grabaciones que salieron a la luz posteriormente le obligaron a reconocer que había realizado viajes con él, junto a otros amigos en común, y que de uno de ellos solo recordaba que “había nieve”. Durán volvió a sentir aquel abandono previo a la Operación Nécora. “Es gravísimo que un señor se vaya de viaje con un narco y diga que no sabía nada. No puedo creermelo”, señala todavía frustrada. Según ella, “todo el mundo” en Cambados sabía que Dorado ya traficaba con droga en esa época.

“Es gravísimo que un señor se vaya de viaje con un narco y diga que no sabía nada. No puedo creermelo”, reprocha Durán sobre Feijóo

El día que se publicó la foto, bajó al kiosko a por el periódico y se encontró en las terrazas de las cafeterías al cuñado de Oubiña y al hermano del exalcalde popular de Ribadumia e imputado por contrabando, 'Nené' Barral. “Todos sonrientes. En un pueblo pequeño te das cuenta de esas cosas. Ese día salieron todos como diciendo: ‘El presidente nos apoya’. Un gobernante diciendo que no sabía nada de eso, quitándole importancia. Caímos de nuevo en el abismo”, admite.

Dorado puede salir de prisión un máximo de treinta días por año hasta la obtención del tercer grado o la libertad condicional desde el mes pasado, completando así la nómina de capos que salen de la cárcel, junto a Oubiña, 'Sito' Miñanco y Manuel Charlín. Este último es el único que goza de libertad plena, ya con 85 años y tras haber sido el pionero de los grandes narcos en la ría de Arousa. El patriarca del clan de los ‘Charlines’ continúa investigado por blanqueo de capitales mientras disfruta de su retiro en Vilanova (Pontevedra). Aunque la tercera generación del clan se considera aún en activo, más prudente que los hombres que dominaron las rías en los ochenta y noventa. "Es más difícil identificar ahora a los que se dedican a la droga. Disimulan más, no pecan en la ostentación de antes", razona Durán.

En una finca de Alcalá de Henares, el hombre que disfrutó de un imperio vinícola sobre fardos de hachís riega los surcos de una huerta. La Iglesia le volvió a sonreír. Laureano Oubiña compró el pazo de Baión, con 28,7 hectáreas de viñedos del mejor Albariño, a la Compañía de Jesús en 1988. El sacerdote Jorge de Dompablo le mostró la puerta de salida del centro penitenciario de Navalcarnero treinta años después y le abrió la de la Asociación San Francisco de Asís. “Oubiña es bienvenido”, destacó el cura. Y el exnarco le devolvió el elogio: “Es un encanto de persona”.

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