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Feijóo mete la sucesión en el congelador
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solo cinco cambios de 'conselleiros' en ocho años

Feijóo mete la sucesión en el congelador

El presidente de la Xunta mantiene intacto su Gobierno en su tercer mandato y evita cualquier pista sobre su relevo

Foto: El presidente gallego Núñez Feijóo, en la plaza del Obradoiro, Santiago de Compostela, en el acto de posesión del cargo. (EFE)
El presidente gallego Núñez Feijóo, en la plaza del Obradoiro, Santiago de Compostela, en el acto de posesión del cargo. (EFE)

Decidido a emular cada vez más a Manuel Fraga, Alberto Núñez Feijóo ha redoblado su apuesta por la continuidad y evitado las pistas sobre su sucesión, que comienza a parecerse de forma inquietante al eternamente aplazado relevo del fundador del partido. Un día después de tomar posesión como presidente de la Xunta para su tercer mandato, todos ellos con mayoría absoluta, el líder del PP gallego anunció este domingo un nuevo Gobierno sin caras nuevas ni abandonos, en el que tampoco se vislumbra promoción alguna ante un eventual retiro anticipado de la política gallega del jefe del Ejecutivo regional.

Los mismos seis hombres y cuatro mujeres que lo han acompañado desde la última remodelación de Gobierno, en octubre de 2015, seguirán al frente de los mismos departamentos, una decisión insólita que entronca con la resistencia a los cambios de Fraga. Y además mantiene una única vicepresidencia, la de Alfonso Rueda, ahora también presidente del PP de la provincia de Pontevedra, a prudente distancia por lo tanto del eventual relevo, aunque ni mucho menos descartado. Salvo una improbable promoción de Rueda como portavoz del Gobierno, el vicepresidente mantiene las mismas posibilidades de tomar algún día el relevo de Feijóo que el portavoz parlamentario, Pedro Puy, el del partido, Miguel Tellado, o cualquier otro tapado que se le ocurra a un Feijóo fortalecido por las urnas.

La forma de actuar del reelegido presidente, su apego al estilo de Manuel Fraga e incluso algunas de sus últimas declaraciones públicas hacen suponer en el Partido Popular que, cuando llegue el momento, dejará hablar a los militantes, igual que hizo su antecesor en la presidencia del PP de Galicia, cuando provocó que Feijóo y el ahora portavoz del partido en el Senado, José Manuel Barreiro, compitieran por sucederle en un reñido congreso. Eso, en el caso de que rechace un cuarto mandato, una posibilidad que aún no ha descartado categóricamente, pero que la creciente adopción del estilo fraguista hace temer a los aspirantes a tomar el relevo.

Feijóo vuelve a confiar en los mismos seis hombres y cuatro mujeres que lo han acompañado desde la última remodelación de Gobierno, en octubre de 2015

Solo en el caso de que no agotara la legislatura para dar el ansiado salto a la política estatal tendría que precipitar Feijóo la lucha sucesoria. Por eso, será importante saber si obliga a Rueda a abandonar su escaño en el Parlamento de Galicia, como hará con el resto de 'conselleiros' para que se centren en sus tareas ejecutivas y, de paso, se muevan las listas electorales. La permanencia en la Cámara permite ser elegido presidente en caso de abandono de Feijóo o promocionar la figura del sucesor en el tramo final de la legislatura.

El calendario electoral, sin citas a la vista hasta las municipales de 2019, permite al presidente de la Xunta continuar con el mismo Ejecutivo sin tener que pensar en promocionar o sacrificar candidatos a alcalde. Esa batalla no tardará en llegar, y supondrá un reto de gran importancia para un PP que no ha acabado de asimilar la debacle de 2015, cuando se mantuvo fuera de seis de las siete grandes ciudades y de tres de las cuatro diputaciones.

Queda el Gobierno gallego como estaba desde el 4 de octubre de 2015, cuando destituyó por sorpresa a la 'conselleira' de Sanidade, Rocío Mosquera, para sustituirla por Jesús Vázquez Almuiña en plena crisis por el nuevo hospital de Vigo. El presidente aprovechó aquella operación para engordar el Ejecutivo con otros dos 'conselleiros' al frente de sendos departamentos de nueva creación: Ángeles Vázquez, que se hizo con Medio Rural, segregado de la Consellería de Mar, y José Manuel Rey Varela, que dirige Política Social. La redistribución de competencias que llevó a cabo Feijóo en esa ocasión también se mantiene intacta.

Aquella remodelación se vendió desde el PP como una apuesta por el medio rural y las políticas sociales, dos de los flancos en los que los analistas del PP encontraron las principales debilidades que provocaron el desastre de las últimas municipales. Desde el entorno de Feijóo, se subraya que esas seguirán siendo las prioridades para la legislatura que acaba de comenzar, de la que pretende que se apacigüen los ánimos de un sector primario que ha protagonizado importantes encontronazos con la Xunta y se impulsen medidas sociales, como aquellas de las que hizo gala Feijóo en la campaña de las autonómicas del 25 de septiembre.

La apuesta por el medio rural y las políticas sociales seguirá siendo prioritaria, con el objetivo de que se apacigüen los ánimos del sector primario

De los 10 'conselleiros' que acompañarán a Feijóo en esta nueva etapa, tres lo hacen desde su primera investidura en 2009. Uno de ellos es el propio Alfonso Rueda, que además de vicepresidente mantiene las competencias de Presidencia, Administraciones Públicas y Justicia. Otra es su amiga personal Beatriz Mato, que tras verse salpicada por varios escándalos relacionados con la adjudicación de cursos de formación, fue apartada en 2015 de Trabajo para dedicarse a Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. La tercera es Rosa Quintana, titular de Mar. Mato y Quintana eran, por su veteranía, los miembros con más posibilidades de abandonar el Gobierno gallego, pero la apuesta por la continuidad de Feijóo las ha consolidado.

Cinco remodelaciones en ocho años

La de octubre del pasado año fue la quinta remodelación de Gobierno de Feijóo y también la de mayor calado. La anterior fue previa a las elecciones municipales de 2015, cuando impulsó como candidatos a los entonces titulares de Educación y Facenda, Jesús Vázquez y Elena Muñoz, y los sustituyó por Román Rodríguez y Valeriano Martínez, respectivamente. Esa forma de actuar es lo que hace suponer en las filas populares que el próximo cambio de Gobierno se producirá en el horizonte de 2019.

Alfonso Rueda, Beatriz Mato y Rosa Quintana son los únicos tres conselleiros que se mantienen en el Gobierno de Feijóo desde su primer año de mandato

Si la escasez de cambios y la congelación de la cuestión sucesoria remiten a Manuel Fraga, no ocurre lo mismo con el reparto territorial, que en tiempos del fundador del partido obligaba a calculadísimos equilibrios. Con las baronías reducidas a Ourense, en donde Feijóo no ha logrado someter al baltarismo, el presidente de la Xunta se ha permitido el lujo de mantener un Gobierno sin cuotas provinciales. También se da la paradoja de que se prorroga un Gobierno sin ningún militante del PP de Vigo, la agrupación con mayor número de militantes de Galicia. La proximidad del congreso local de los populares vigueses, a la que se presentan tres aspirantes en un ambiente de tensión, ha recomendado a Feijóo mantener la situación.

La oposición ha acogido con disgusto la ausencia de cambios. El portavoz del PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, opinó que “contradice el propósito de abrir una nueva etapa que trasladó Feijóo en el debate de investidura”. Su homólogo de En Marea en el Pazo do Hórreo, Luís Villares, tiró de ironía para desacreditar al “nuevo-viejo Gobierno” gallego, en tanto que Ana Pontón, del BNG, cargó contra el “continuismo absoluto” del presidente de la Xunta.

Decidido a emular cada vez más a Manuel Fraga, Alberto Núñez Feijóo ha redoblado su apuesta por la continuidad y evitado las pistas sobre su sucesión, que comienza a parecerse de forma inquietante al eternamente aplazado relevo del fundador del partido. Un día después de tomar posesión como presidente de la Xunta para su tercer mandato, todos ellos con mayoría absoluta, el líder del PP gallego anunció este domingo un nuevo Gobierno sin caras nuevas ni abandonos, en el que tampoco se vislumbra promoción alguna ante un eventual retiro anticipado de la política gallega del jefe del Ejecutivo regional.

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