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El Partido Popular pasa de desahuciado a favorito en Galicia
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vuelco en las expectativas electorales

El Partido Popular pasa de desahuciado a favorito en Galicia

La división en la izquierda beneficia al candidato popular a la presidencia de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, situación muy distinta a la de hace unos meses

Foto: Alberto Núñez Feijóo durante el cierre de la campaña electoral de las generales del 26-J en A Coruña. (EFE)
Alberto Núñez Feijóo durante el cierre de la campaña electoral de las generales del 26-J en A Coruña. (EFE)

En diciembre, tras las generales, todo era pesimismo en el PP de Galicia. Rajoy se acababa de estrellar y parecía alejarse de La Moncloa, mientras en Galicia florecía En Marea y resistía el PSOE pese a sus problemas internos. Ocho meses después, y con las elecciones del 26-J como principal barómetro, aquel partido desahuciado ha recobrado el optimismo, y se perfila como favorito para las autonómicas del 25 de septiembre. El panorama ha cambiado por completo, pero ni Alberto Núñez Feijóo canta victoria ni la oposición ha tirado la toalla. Como es costumbre, el Gobierno de la Xunta está llamado a decidirse por muy pocos votos.

Esta vez hay pocas referencias. El panorama político de 2012, cuando se constituyó el Parlamento que esta misma semana disolvió el presidente de la Xunta, no es comparable con el actual, distinto y además cambiante. En aquellas últimas autonómicas, Feijóo obtuvo 41 de los 75 escaños de la Cámara, tres más de los que necesitaba y de los que tenía en la legislatura anterior, pero perdió 128.000 votos, mas del 16% de los que había obtenido en 2009. Necesitará por tanto el PP andar cerca de ese 46% de los sufragios que obtuvo en las últimas autonómicas para repetir mayoría absoluta, que era la forma natural de obtener el Gobierno para un partido que hasta ahora carecía de posibles aliados.

Eso era antes de la irrupción de Ciudadanos, que aspira a obtener un diputado por A Coruña e incluso sueña con otro en Pontevedra. Por eso en estos días en que Feijóo hace campaña por pueblos y ciudades mientras la oposición es noticia por sus diferencias, unos y otros miran a Madrid y observan cómo evoluciona la relación entre Mariano Rajoy y Albert Rivera. Pero sobre todo era antes de que Podemos irrumpiera en la política nacional, por lo que estas se pueden considerar las primeras gallegas de los nuevos tiempos de la política española.

Podemos no existía en 2012, pero Galicia fue de las primeras comunidades en apuntarse a lo que se autodenomina nueva política. Fue con la coalición de corte anticapitalista Alternativa Galega de Esquerda (AGE), formada por Esquerda Unida y los nacionalistas de Anova, escindidos del BNG. Con el 15-M aún caliente –las elecciones fueron un año después–, aquellas candidaturas lograron nueve diputados y se consolidaron como segunda fuerza de la oposición, por delante del Bloque Nacionalista Galego. Fue el germen de las mareas que apearon al PP de las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol y de la propia En Marea, la candidatura de Podemos, Esquerda Unida y Anova en las dos últimas generales.

En Marea dio el 'sorpasso' en Galicia en las generales de diciembre, lo que disparó la euforia en sus filas. Hoy aquella alegría ha quedado diluida por los discretos resultados de junio, cuando el PSOE recobró su sitio, pero sobre todo por las serias diferencias internas: dentro de la propia Podemos Galicia, en la que los diputados en el Congreso afines a Pablo Iglesias se han quedado en minoría, y entre el partido morado y el resto de fuerzas rupturistas. La distancia es tanta que ambos frentes han puesto en marcha sus primarias por separado, en un proceso de distanciamiento con pinta de irreversible.

En el fondo es una lucha de poder, pero las diferencias son ahora tan amplias y los plazos tan cortos que el callejón no parece tener salida. De un lado, los tres alcaldes tomaron la iniciativa para impulsar la marea, mientras Podemos sometía a la consideración de sus inscritos si concurría el 25-S en solitario o en coalición con la marea. Ganó esta segunda opción con casi un 75% de los votos. Pero el movimiento que lideran los regidores no quiere una coalición al uso, que consideran de “vieja política”, sino la suma individual de los miembros de Podemos y bajo la fórmula de un partido instrumental, una posibilidad que ni siquiera formaba parte de las opciones en la consulta a las bases del partido morado.

Hay una lucha de poder en Podemos Galicia y las diferencias son ahora tan amplias y los plazos tan cortos que el callejón no parece tener salida

Desde la marea se advierte a Podemos que ni siquiera habrá negociaciones. No existe nada que negociar más que la adscripción al proceso de primarias ya en marcha, aunque sí haya “diálogo”, advirtió el alcalde de Santiago, Martiño Noriega. “No se puede plantear un proceso de parte paralelo, elegir unos candidatos propios y negociar en base a él”, añadió el regidor, quien defendió la articulación de un “espacio de igualdad de oportunidades” y “superador de las cúpulas partidarias”. El favorito de los alcaldes como candidato a la presidencia de la Xunta es el juez Luis Villares, quien tras formalizar su candidatura a las primarias este viernes descartó una confluencia con Podemos que no pase por la integración en un único proceso.

En el PSOE, la alegría por la recuperación en junio de la condición de segundo partido le ha durado lo que ha tardado en confeccionar sus listas. En Ourense se repiten las tensiones con el entorno del exsecretario general Pachi Vázquez que ya provocaron problemas en las dos últimas generales. Pero esta vez el foco está puesto en Pontevedra, feudo del barón Abel Caballero, alcalde de Vigo por mayoría absoluta y enfrentado a una gestora continuista con la labor de José Ramón Gómez Besteiro, el líder del PSdeG que dimitió esta primavera por una acumulación de causas judiciales.

El PSOE provincial ha confeccionado una lista en la que no figura la portavoz socialista en el Parlamento gallego, Patricia Vilán, próxima a la gestora, como tampoco lo hace Gonzalo Caballero, sobrino pero enemigo político del regidor vigués y aliado del candidato a la presidencia de la Xunta, Xoaquín Fernández Leiceaga, en las últimas primarias. Vilán y Gonzalo Caballero han emplazado a Leiceaga y a Ferraz a intervenir para corregir la lista. No pintan mucho mejor las cosas en A Coruña, la provincia donde encabezará la lista el candidato a la Xunta, pero en la que ni él ni la presidenta de la gestora, Pilar Cancela, no han logrado colocar a gente de su confianza en puestos de salida.

El BNG, reducido en 2012 a tercera fuerza del Parlamento, espera que la división en el resto de la izquierda le favorezca, aunque tras quedarse fuera del Congreso de los Diputados por primera vez en 20 años, las aspiraciones de los nacionalistas pasan por evitar su desaparición del mapa político gallego.

Arreglen o no sus diferencias entre Podemos y la marea y se calmen o no las aguas en el PSOE, el gran beneficiado de todo este debate se llama Alberto Núñez Feijóo, que estos días recorre Galicia con un banco azul para “hablar con los ciudadanos” mientras observa cómo sus rivales se pelean entre ellos. Un panorama muy distinto al del mes de abril, cuando el presidente de la Xunta anunció que optaría a un tercer mandato en un clima incierto. Tan distinto que, ni con todo a favor, nadie en el PP se atreve a asegurar que no pueda volver a cambiar en el mes y medio que resta para las autonómicas.

En diciembre, tras las generales, todo era pesimismo en el PP de Galicia. Rajoy se acababa de estrellar y parecía alejarse de La Moncloa, mientras en Galicia florecía En Marea y resistía el PSOE pese a sus problemas internos. Ocho meses después, y con las elecciones del 26-J como principal barómetro, aquel partido desahuciado ha recobrado el optimismo, y se perfila como favorito para las autonómicas del 25 de septiembre. El panorama ha cambiado por completo, pero ni Alberto Núñez Feijóo canta victoria ni la oposición ha tirado la toalla. Como es costumbre, el Gobierno de la Xunta está llamado a decidirse por muy pocos votos.

Alberto Núñez Feijóo En Marea
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