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Sinaí, el Obama gallego, imponía el terror en los mercadillos a golpe de recortada
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junto a ocho miembros del clan de los morones

Sinaí, el Obama gallego, imponía el terror en los mercadillos a golpe de recortada

La operación Vida destapa la mafia supuestamente dirigida por el excandidato a la alcaldía de Vigo Sinaí Giménez con el apoyo de su clan familiar

Entre los vendedores ambulantes del sur de Galicia reinaba la ley del pánico. Pánico al que fuera candidato a alcalde de Vigo bajo el sobrenombre del Obama gallego, y que ahora desde la cárcel se ha autoproclamado el Mandela de Galicia. Según las investigaciones judiciales que desencadenaron el 12 de abril la operación Vida, él y su todopoderoso clan de los Morones imponían sus dictados incluso a golpe de recortada. Si algún miembro de una familia rival quería instalar un puesto en alguno de los mercados callejeros bajo su control, tenía que pagarle la correspondiente mordida o enfrentarse a su furia.

El titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Cangas investiga a Sinaí y a otras 12 personas, ocho de ellas de su misma familia, por los presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, extorsión, amenazas o coacciones, fraude a la Seguridad Social, blanqueo de capitales, tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas. La operación Vida tuvo este martes una segunda fase con otras dos detenciones, que se suman a las 11 de hace dos semanas. En esta ocasión, cayó Marino Giménez, hermano de Sinaí, ambos hijos de Olegario Giménez, de quien Sinaí heredó el mando de su clan gitano. Marino y su novia fueron abordados a primera hora por la policía en su chalé en la localidad pontevedresa de Tomiño, que fue registrado por los agentes.

Miedo a represalias en Galicia por la detención de 11 miembros del clan gitano de los Morones

Desde la cárcel de A Lama en la que se encuentra, Sinaí recibe el apoyo de los suyos, que han puesto en marcha una página de Facebook en la que le identifican como el Mandela gallego. Es otro intento más de dignificar la figura de un personaje que presume de presidir la Sociedad Gitana Gallega y una larga lista de colectivos de utilidad dudosa, pero que le han permitido desarrollar una activa vida social e incluso entrevistarse con destacados cargos de la Xunta. Esos tiempos parecen haber pasado y, junto a Sinaí, permanecen en prisión su padre Olegario y sus hermanos Saúl y Juan Carlos, mientras el juez sigue practicando diligencias.

Casi 500 personas 'desaparecieron'

Las principales víctimas de los presuntos métodos de los Morones eran los miembros de otro clan gitano conocido como los Zamoranos, también dedicado a la venta ambulante. A finales de 2014, y de un día para otro, un total de 410 personas de ese grupo, un centenar de ellas niños, abandonaron Galicia aterrorizadas sin dejar rastro. Y apenas un año después, cuando ya se había consumado su regreso, las tres furgonetas en las que viajaban algunos de ellos fueron tiroteadas con fusiles de asalto a plena luz del día en una autopista de Vigo, cuando regresaban de un mercadillo callejero. Las víctimas sostienen que los Morones son los responsables de ambos sucesos, al aplicar primero una supuesta ley gitana de destierro y al responder después con armas de fuego a su rebelión contra las mordidas.

Según ha trascendido de las investigaciones, Sinaí Giménez ejercía el control absoluto del clan familiar, al dirigir una organización que recaudaba presuntamente entre 100 y 150 euros al mes a los ambulantes de otros grupos gitanos, mayoritariamente de los Zamoranos. Bajo amenazas y extorsiones de todo tipo, la red creó varias cooperativas a través de las cuales habría blanqueado dinero y defraudado a la Seguridad Social, según fuentes próximas a la investigación. Algunas de las víctimas denunciaron ante la Fiscalía la existencia de la presunta mafia, al descubrir que carecían de cobertura como autónomos pese a haber pagado sus cuotas a través de varias gestorías que trabajaban para el clan.

La operación Vida no pudo abrirse de forma más espectacular. El 12 de abril, un operativo de la Guardia Civil, con la participación de un centenar de agentes y una unidad de los Tedax, tomó de madrugada el barrio de residencia de los Morones. Fuerzas especiales del Grupo de Reserva y Seguridad derribaron las puertas de cuatro chalés cuando el sol aún no asomaba por el horizonte. En presencia de las comisiones judiciales y de los detenidos, asistidos por sus abogados, se iniciaron unos registros que se prolongaron durante nueve horas. Un helicóptero estuvo sobrevolando la zona toda la mañana, mientras los agentes rastreaban el lugar con ayuda de perros especializados en la búsqueda de armas, dinero, drogas o explosivos.

La detención de Sinaí

Sinaí fue conducido al furgón policial haciendo el signo de la victoria. Su hermano Juan Paulo gritó a los periodistas: “Nos están haciendo la vida imposible desde que denunciamos a dos agentes de la Guardia Civil”. Podría referirse a otro oscuro capítulo de la trayectoria de los Morones, que afecta directamente al último de los hermanos detenidos. Se trata de un presunto golpe en enero de 2014 para hacerse con una partida de cocaína, planificado según la Fiscalía por Marino Giménez, y en el que más que desenmascarar a agentes de la Benemérita, contó con el apoyo de uno de ellos, que simuló un control policial. O también puede que el hermano de Sinaí hablase de lo ocurrido tres meses después, cuando otro agente de la Guardia Civil fue detenido junto a un segundo hombre por asaltar el domicilio del patriarca, Olegario Giménez, según fuentes de la investigación, con el objetivo de cobrar una deuda.

Frente a la modesta vida del clan los Zamoranos, los Morones vivían a todo trapo. Así lo pudo comprobar la Guardia Civil cuando registró los domicilios de los principales miembros de la familia, en los que intervino siete coches de alta gama -entre ellos, un Hummer y un Porsche-, dinero en efectivo y una caja fuerte. Ninguno de los chalés está a nombre de los patriarcas de la familia. Los agentes también encontraron munición y armas, entre ellas cuatro pistolas y dos carabinas. La policía investiga ahora si fueron utilizadas en alguno de la larga lista de episodios que forman parte del historial de los Morones.

Entre los vendedores ambulantes del sur de Galicia reinaba la ley del pánico. Pánico al que fuera candidato a alcalde de Vigo bajo el sobrenombre del Obama gallego, y que ahora desde la cárcel se ha autoproclamado el Mandela de Galicia. Según las investigaciones judiciales que desencadenaron el 12 de abril la operación Vida, él y su todopoderoso clan de los Morones imponían sus dictados incluso a golpe de recortada. Si algún miembro de una familia rival quería instalar un puesto en alguno de los mercados callejeros bajo su control, tenía que pagarle la correspondiente mordida o enfrentarse a su furia.

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