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El juez destapa los abusos sexuales y el lucro en la secta de los Miguelianos
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SE LEVANTA EL SECRETO DE SUMARIO

El juez destapa los abusos sexuales y el lucro en la secta de los Miguelianos

Una exmodelo y Tamara Falcó, entre las personas que pasaron por la falsa orden

Foto:  Miguel Rosendo da Silva, líder de la presunta secta de Oia (Pontevedra). (EFE)
Miguel Rosendo da Silva, líder de la presunta secta de Oia (Pontevedra). (EFE)

Durante una década Miguel Rosendo campó a sus anchas. Primero desde una pequeña herboristería de Vigo y, después, en un lujoso chalé de Oia (Pontevedra), fue formando una comunidad que llegó a alcanzar los 400 fieles a los que manipulaba con sus ínfulas. No sin levantar sospechas, pero igualmente sin oposición del Obispado de Tui-Vigo, que autorizó su orden como asociación privada de fieles y después la ascendió a asociación pública de derecho diocesano. Pero en 2014, los familiares de sus víctimas lograron que todo saltara por el aire. Un demoledor informe de un despacho de detectives detalló los abusos sexuales, físicos y psicológicos que ejercía el brujo con sus miguelianos. La juez acaba de concluir la primera fase de su investigación, con la citación de una decena de imputados a los que se les atribuye los presuntos delitos de asociación ilícita, contra la Hacienda Pública y abuso sexual.

Esta misma semana, el juzgado de instrucción número 1 de Tui (Pontevedra) alzaba el secreto de las actuaciones del caso de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel. Una vez completadas las diligencias de investigación previstas, y recibido el informe de la Agencia Tributaria, la titular del juzgado ha llamado a declarar a los imputados, en un caso que no ha parado de crecer desde que comenzó a aparecer en los medios de comunicación. Finalmente es más dinero presuntamente ilícito el que manejaban los miguelianos del que inicialmente se sospechaba, pero también son más las víctimas de los supuestos abusos sexuales que las que suponía la Guardia Civil cuando detuvo a Rosendo, el 11 de diciembre de 2014.

Miguel Rosendo, en una cárcel gallega desde su detención, es el único investigado al que se le atribuyen delitos sexuales, no siempre con mayores de edad. Según la investigación, los cometía con personas de ambos sexos, aunque las víctimas favoritas eran sus falsas monjas, a las que denominaba bastones, y que manipulaba y supuestamente drogaba para que accedieran a tener relaciones sexuales y orgías. Eran encuentros de tipo “purificador”, según denunciaron familiares de sus adeptos. Una de ellas relató cómo el líder sectario le aseguraba que por su semen le llegaba el cuerpo de Cristo, y que de esa manera la purificaba. Rosendo disfrazaba como “trabajos y limpiezas espirituales” lo que no eran sino tocamientos y actos sexuales con sus víctimas, a las que hacía creerse escogidas por Dios.

Según el informe del investigador privado, “a algunas de las mujeres con las que mantenía relaciones les ordenaba tomarse todos los días una pastilla, sin desvelar su composición ni finalidad. Y en ocasiones usaba la fuerza, tirando al suelo a algunos miembros de la Orden o cogiendo de los pelos a una de sus colaboradoras, arrastrándola por el suelo entre rosales, causándole heridas sangrantes en la espalda”.

Entre las víctimas de los supuestos abusos de Rosendo se encuentra la exactriz Olalla Oliveros, que en 2010 dejó su prometedora carrera como modelo y actriz para ingresar en la orden y convertirse en la Hermana Olalla del Sí de María. Oliveros había protagonizado anuncios para firmas como Evax, Ford o ING Direct, y papeles esporádicos en series tan conocidas como 'El Comisario' o 'La familia mata'. A raíz de un viaje al santuario de Fátima, cayó en las garras de la falsa orden religiosa. En menos de diez días, decidió cancelar todos sus contratos para servir al Señor y convertirse en monja.

“Me cogían para papeles muy frívolos, muy vanidosos, de chica frívola. Y yo me decía, ¿cuándo me darán un papel de monja?, porque sentía en mi interior que de monja lo haría muy bien”, explicaba en una entrevista a 'Faro de Vigo'. “El Señor no se equivoca. Él me hizo casting y no pude decir que no”, añadía. No fue la única cara conocida que cayó bajo la influencia de Rosendo. Poco antes que ella, una de las hijas de Isabel Presley, Tamara Falcó, realizó un retiro espiritual de un fin de semana en su centro de Oia, y se confesaba como una católica renacida que escapaba de un mundo de frivolidades.

Tráfico de influencias

Además de los presuntos delitos de carácter sexual, los informes encargados por los familiares ya apuntaban a que Miguel Rosendo dirigía “un entramado de estafa y tráfico de influencias adaptado a su lucro personal, amparándose en una supuesta idea de acción social y familia cristiana, todo ello amparándose en la Iglesia Católica, y haciendo ver que todo era para la obra de la Iglesia”. La existencia de al menos otros nueve imputados por los supuestos delitos contra la Hacienda Pública y de asociación ilícita respalda esta sospecha.

Y está, por supuesto, el lujo en el que vivían Miguel Rosendo y los suyos. Primero en el chalé de Oia, al que denominaba “las murallas de Jerusalén” o “casa madre”. Rematado por una torreta que simula la almena de un castillo, contaba con cámaras de vigilancia, tres cajas fuertes y una piscina climatizada con tobogán incluido. Cuando las cosas se pusieron feas en Galicia, Rosendo y una veintena de sus bastones se fueron a una casa similar en Collado Villalba, adonde trasladaron sus actividades, ya bajo la denominación de La Voz del Serviam, y donde se encontraba cuando fue finalmente detenido. Tenía 4.000 euros en efectivo y dos coches de lujo. Los denunciantes también fueron testigos del “trasiego” de sobres con “fajos de billetes de 500 euros”, que siempre tenían que pasar por la supervisión del líder, y de entregas de hasta 160.000 euros en efectivo.

En el traslado a Madrid jugó un papel destacado el sacerdote madrileño Ignacio Oriol, también imputado. Fue a raíz de que, en marzo de 2014, el Obispado cesara a Rosendo como responsable de la orden. No se le dio publicidad a aquella decisión, ni se pusieron los hechos en conocimiento de ninguna instancia judicial, pero el líder sectario tenía que encontrar acomodo en otro lugar, y el hijo de Ignacio Oriol Urquijo intercedió ante el entonces arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, para que facilitara el traslado. Oriol, que había abandonado a los Legionarios de Cristo cuando se descubrieron los abusos sexuales a menores cometidos por su líder Marcial Maciel, actuó también como benefactor económico, con unas donaciones estimadas en un millón y medio de euros.

Oriol y los también sacerdotes Juan Luis Castón y Eduardo Lostao formaban la guardia pretoriana del brujo, al que acompañaron en su última etapa en Madrid. En la secta se referían a ellos como 'La santísima trinidad', con Castón por encima jerárquicamente del resto, Lostao como su soldado y Oriol como financiador de los elevados gastos del Serviam.

El entorno de las familias de los afectados cunde cierto pesar por lo que consideran una insuficiente determinación del obispado de Tui-Vigo contra los miguelianos, que en tiempos de José Diéguez autorizó y promovió la orden pese a su cuando menos escasa transparencia. Fue con el actual obispo, Luis Quinteiro, cuando se abrió una investigación que culminó con la destitución de Rosendo, aunque para entonces el caso ya llevaba meses en los medios de comunicación. Y solo fue después de las detenciones cuando se suprimió la supuesta orden religiosa.

Durante una década Miguel Rosendo campó a sus anchas. Primero desde una pequeña herboristería de Vigo y, después, en un lujoso chalé de Oia (Pontevedra), fue formando una comunidad que llegó a alcanzar los 400 fieles a los que manipulaba con sus ínfulas. No sin levantar sospechas, pero igualmente sin oposición del Obispado de Tui-Vigo, que autorizó su orden como asociación privada de fieles y después la ascendió a asociación pública de derecho diocesano. Pero en 2014, los familiares de sus víctimas lograron que todo saltara por el aire. Un demoledor informe de un despacho de detectives detalló los abusos sexuales, físicos y psicológicos que ejercía el brujo con sus miguelianos. La juez acaba de concluir la primera fase de su investigación, con la citación de una decena de imputados a los que se les atribuye los presuntos delitos de asociación ilícita, contra la Hacienda Pública y abuso sexual.

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