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Rajoy pide unidad en el PP pero no despeja dudas sobre el futuro de Feijóo
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Rajoy pide unidad en el PP pero no despeja dudas sobre el futuro de Feijóo

El presidente del Gobierno y Feijóo eluden pronunciarse sobre la continuidad del titular de la Xunta y evitan la reunión privada para aclarar su futuro

Foto: Rajoy en el congreso provincial del PP en Pontevedra. (EFE)
Rajoy en el congreso provincial del PP en Pontevedra. (EFE)

Nunca ha escondido Mariano Rajoy lo mucho que le ha dolido la declaración de "persona non grata" por el Ayuntamiento de Pontevedra. Se ha preguntado por qué a él y no a Hitler o a Stalin, por ejemplo. Incluso ha reconocido que le ha dolido más que el puñetazo que encajó en diciembre, cuando un joven lo agredió durante un acto electoral en la ciudad. Así que Rajoy, que nació en Santiago pero se considera pontevedrés de pura cepa, ha hecho hoy de su discurso de clausura del congreso provincial del PP pontevedrés un alegato de esa condición, que ha exhibido con orgullo. Hasta el punto de cerrar su discurso con la promesa de lograr que se le retire “esa condecoración que tuvieron a bien” concederle.

Se esperaba mayor química del reencuentro entre Rajoy y el presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, e incluso un avance sobre el futuro del titular de la Xunta, que a apenas mes y medio del congreso regional y seis de las autonómicas no ha aclarado si optará a reeditar sus dos cargos. Pero ni Rajoy se lo pidió, ni Feijóo dio pistas sobre su futuro. Que la cuestión flotaba en el ambiente se pudo comprobar por las intervenciones del resto de dirigentes que se dirigieron al plenario, que le solicitaron a Feijóo que siga al mando en Galicia. Pero Rajoy, que llegó directamente de un paseo por la denominada ruta de los molinos tras pasar la noche en Sanxenxo, no hizo la más mínima alusión.

"Unidad y libertad"

Durante su discurso, el presidente en funciones subrayó que lo importante para el PP mantener la unidad y preservar la independencia, recalcando que la primera organización política de España toma sus propias decisiones y no las toman otros por ellos. Unas palabras ante las supuestas presiones que puede estar recibiendo el PP para facilitar un gobierno que no esté presidido por Rajoy. El presidente en funciones también hizo un repaso de todo lo sucedido desde las elecciones generales y consideró que la obligación del PP es intentar buscar un acuerdo con una propuesta que ha dicho que "se entiende muy bien, es razonable, sensata, moderada y, sobre todo, democrática".

No hubo reunión previa, a pesar de que el presidente del Gobierno en funciones había dicho que aprovecharía el congreso de este domingo para mantener una “conversación pendiente” con Feijóo. En su discurso solo ha pedido el compromiso de los militantes para revalidar la Xunta en las elecciones que han de celebrarse no más allá del próximo otoño. Y Feijóo, que le precedió en el turno de la palabra, tampoco ha respondido a la cuestión. Si acaso, se ha limitado a restar importancia a la identidad del candidato al asegurar que las primeras elecciones que ganó en Galicia, las de 2009, no fueron un triunfo personal, sino de los miles de afiliados del partido. También ha alabado la renovación, que ha afectado a la presidencia de tres de las cuatro provincias gallegas en la serie de congresos que ahora terminan, sin especificar si tendrá continuidad en el cónclave gallego.

"Aquí voy a morir"

Con el asunto sucesorio aparcado, la identificación de Rajoy con Pontevedra y su declaración como persona non grata por haber renovado la concesión de la papelera Ence en la ría de Pontevedra –a la que nadie citó—han centrado el interés del congreso. “Me considero pontevedrés, soy de Pontevedra, orgulloso, feliz, aquí me he casado, aquí he sido concejal, aquí me he casado, aquí voy a vivir y aquí voy a morir, dentro de muchísimos años”, ha declarado.

Lo ha hecho después de referirse “a lo que aquí pasó”, en referencia a la polémica declaración municipal. “Pues bien, debo dar las gracias a todos los que me han hecho llegar su apoyo, hoy y en los últimos días, porque las muestras de solidaridad y cariño de las gentes del PP y de las que no son del PP lo compensan todo. Os lo agradezco de corazón”. Y sus últimas palabras fueron para insistir en la misma idea: “Soy pontevedrés, me gusta estar aquí y voy a conseguir que la condecoración que tuvieron a bien concederme me la retiren”.

Esta vez, eso sí, se evitaron los paseos de Rajoy por las calles de Pontevedra. Su coche le dejó a las mismas puertas del auditorio donde se celebraba el congreso. Salió Feijóo a recibirle, se dieron un abrazo y atendió el presidente del PP a los medios de comunicación de forma breve, para adelantar lo que más le interesaba destacar, que en Pontevedra se siente “en casa”. “Aquí me siento estupendamente, la pena es no venir más”, añadió.

Solo tuvo que cruzar la acera para entrar en el congreso, acompañado por su mujer, Elvira Fernández, por la ministra de Fomento, la también pontevedresa de adopción Ana Pastor, y por el vicesecretario de política autonómica del PP, Javier Arenas. No hubo baños de multitudes como el del día que recibió un puñetazo de un joven que resultó pertenecer a su familia política. Tampoco protestas. El considerable despliegue policial fue innecesario, ya que no se presentó en la zona el colectivo de Defensa de la Ría, que lidera la protesta contra la papelera recién prorrogada por su Gobierno.

Antes de que Feijóo y Rajoy tomaran la palabra, se proyectó un vídeo de despedida para el presidente provincial saliente, Rafael Louzán, imputado en dos causas judiciales y que ahora, tras perder la Diputación provincial, se retira de la política para dedicarse al fútbol, como presidente de la Federación Gallega. Louzán dedicó palabras amables a Rajoy, del que dijo lamentar que los ciudadanos no pudieran conocerle mejor para comprobar “su enorme humanidad”. Y se sumó al sentir general del congreso al reclamarle a Feijóo que permanezca en Galicia. “Alberto, te necesitamos”, afirmó, interrumpido por el aplauso del auditorio. “En el futuro estás llamado a grandes retos, porque sencillamente te los mereces”.

En la misma línea se manifestó el sustituto de Louzán, número dos al mismo tiempo de la Xunta y del PP gallego, Alfonso Rueda, convertido ahora también en presidente provincial con un 97% de apoyos. No es la primera vez que le pedía a su jefe de filas que permanezca en Galicia. Lo hizo sin citarlo, pero solo para subrayar el clamor de su petición, al asegurar que el PP provincial luchará para hacer presidente “a quien la inmensa mayoría de nosotros queremos”. “Y no miro para nadie”. Más tarde ya pronunció su nombre, al afirmar que en la oposición cunde “el miedo a que Feijóo sea el candidato, y por eso está deseando lo que está deseando”, que no es otra cosa que trasladar su carrera a Madrid.

En el plenario del congreso, un mensaje proyectaba el lema elegido para recibir al presidente del partido. “Bienvenido a tu casa, bienvenido a tu ciudad”, se podía leer en grandes caracteres.

Nunca ha escondido Mariano Rajoy lo mucho que le ha dolido la declaración de "persona non grata" por el Ayuntamiento de Pontevedra. Se ha preguntado por qué a él y no a Hitler o a Stalin, por ejemplo. Incluso ha reconocido que le ha dolido más que el puñetazo que encajó en diciembre, cuando un joven lo agredió durante un acto electoral en la ciudad. Así que Rajoy, que nació en Santiago pero se considera pontevedrés de pura cepa, ha hecho hoy de su discurso de clausura del congreso provincial del PP pontevedrés un alegato de esa condición, que ha exhibido con orgullo. Hasta el punto de cerrar su discurso con la promesa de lograr que se le retire “esa condecoración que tuvieron a bien” concederle.

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