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Cheque bebé, Erasmus… “Vivo junto a una central nuclear y no quiero que la cierren”
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ocho millones de presupuesto para mil habitantes

Cheque bebé, Erasmus… “Vivo junto a una central nuclear y no quiero que la cierren”

Visitamos Cofrentes, la población que alberga una de las centrales nucleares cuya vida útil finaliza la próxima década. El tripartito valenciano quiere que sea desmantelada en 2021

Foto: La central nuclear de Cofrentes, cuya licencia de explotación expira en 2021. (EFE)
La central nuclear de Cofrentes, cuya licencia de explotación expira en 2021. (EFE)

En Cofrentes hay un volcán. O, para ser exactos, los restos de un volcán. Lleva miles de años apagado y no hay ningún indicio de que pueda reactivarse, aunque en su subsuelo aún bullen gases metálicos. Hace tiempo, un empresario compró la montaña para hacer una cantera, desfigurando el afloramiento en forma de cono abierto. Ahora está abandonada y el ayuntamiento se ha ofrecido al propietario para comprársela con el fin de regenerarla y explotarla como atractivo de turismo de interior. Al fin y al cabo es el único volcán reciente de la Comunidad Valenciana. El municipio podría permitirse el gasto. Puede que sea uno de los más saneados de España, con una deuda vida que apenas alcanza los 140.000 euros sobre unos ingresos de algo más de 8 millones de euros.

La razón de esta economía tan boyante está a tanto solo tres kilómetros del Cerro de Agrás o Cerro Negro, como se conoce popularmente al volcán. Se llama central nuclear de Cofrentes y este año aportará a las arcas de consistorio casi seis millones de euros en concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), el 87% del presupuesto local para todo el ejercicio en una localidad con apenas 1.097 habitantes empadronados.

A partir de los 2020 todas las centrales nucleares españolas pierden la licencia de explotación. En 2026, habrán agotado su vida útil de cuarenta años

Como ocurre con el conjunto del parque de centrales nucleares en España, Cofrentes está enfilando el camino de la edad de jubilación oficial. En 2011, el Gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero y el Consejo de Seguridad Nuclear prorrogaron la licencia de explotación de Iberdrola durante una década más, hasta 2021. Apenas tres años después, en 2024, habrá cumplido además cuarenta años de vida, el límite marcado por la legislación española como existencia útil de las centrales nucleares. Todas están en una situación similar: Almaraz (Cáceres) y Vandellós II (Tarragona) tiene licencia hasta 2020; Ascó discurre en paralelo a Cofrentes; y Trillo (Guadalajara) es la más joven de todas, con una explotación que no caduca hasta 2024 y vida útil hasta 2029.

placeholder Pila Serrano, en el centro: 'Si cierran la central se pierde todo'.
Pila Serrano, en el centro: 'Si cierran la central se pierde todo'.

Los operadores, las principales eléctricas del país, se están moviendo para alargar su capacidad de operar hasta 50 o sesenta años. Y los pueblos que las albergan vislumbran un horizonte en el que está amenazada la calidad de vida de la que han disfrutado gracias a los impuestos pagados por las instalaciones y las compensaciones de Enresa, la empresa estatal encargada de la gestión de los residuos radioactivos.

En materia de conciliación familiar y ayudas sociales esta población, con 1.097 habitantes empadronados, parece un paraíso nórdico

La pasada semana, las Cortes Valencianas aprobaron una proposición no de ley presentada por los grupos que dan soporte al Consell del Botánico (PSPV, Compromís y Podemos) en la que instan al Gobierno al “cierre y desmantelamiento” de Cofrentes a partir de 2021. El Partido Popular votó en contra y Ciudadanos optó por absternerse después de que el alcalde de la localidad, Salvador Honrubia, adscrito a la formación naranja, pidiese respaldo de la dirección nacional frente al grupo parlamentario que lidera Alexis Marí, proclive inicialmente a respaldar la moción.

“Todos sabemos que tarde o temprano habrá que cerrar la central y tenemos que estar preparados. Pero hay un desconocimiento muy grande. No es verdad que haya que cerrar en 2021. La vida útil termina en 2025 y, además no hay problemas detectados de seguridad. Si hubiera problemas de seguridad yo sería el primero en ponerme a la cabeza de la manifestación”, explica Honrubia a El Confidencial.

placeholder Las cifra del presupuesto de Cofrentes en 2016. (gobierto.es)
Las cifra del presupuesto de Cofrentes en 2016. (gobierto.es)

Llegar a Cofrentes requiere cierta pericia en la conducción. Situada a hora y media de Valencia, en el interior de la comarca del Valle de Ayora, hay que cruzar el Puerto de la Chirrichana para acceder a una bella depresión marcada por la confluencia de los ríos Júcar y Cabriel. Las dos chimeneas de vapor de agua blanco de la central rompen el paisaje bucólico.

“El día que cierren la central aquí se perderá todo”. Pilar Sarrión contesta a la preguntas sentada al sol en plaza central de Cofrentes junto a dos compañeros de la residencia para la tercera edad en la que pasan el día. El centro para mayores, como casi todo todos los principales servicios de la población, es de titularidad pública. Lo mismo ocurre con el grueso de sus plazas, que corren a cargo de las arcas municipales. “Aquí mucha gente trabaja en la central, en el balneario o en el pueblo (se refiere con nómina del ayuntamiento). Sin la central no sería lo mismo ¿No pasará nada si digo esto, verdad?”, añade Bienvenida Sáiz, otra jubilada.

Cofrentes tiene dos funcionarios dedicados en exclusiva a buscar ayudas de otras instituciones. Otros municipios sin central no pueden permitírselo

Las dos están en el grupo de los mayores del pueblo, pero, al contrario que en muchas otras localidades rurales y del interior, en Cofrentes también hay niños. El año pasado nacieron once y llegaron con un cheque de 3.000 euros bajo el brazo, entre otras cosas porque en materia de conciliación y ayudas sociales esta población parece un paraíso nórdico. No hay instituto (no da la población). Pero sí una guardería municipal y gratuita que abre hasta las siete de la tarde y tiene tres personas en plantilla. Los alumnos de infantil y primaria reciben una subvención para costear el 100% de sus libros de texto y el año pasado casi media docena de jóvenes universitarios, hijos de familias residentes en Cofrentes recibieron una ayuda para pagar los billetes y desplazamientos al extranjero derivados de su beca Erasmus.

Polideportivo, piscina municipal con parque acuático en verano, trasporte público para recibir tratamientos sanitarios en las cabeceras de comarcas, dos funcionarios bien pagados dedicados en exclusiva a captar ayudas de otras instituciones… Subidos en el todoterreno del ayuntamiento, el alcalde, que trabaja como administrativo en una subcontrata de la central, enseña orgulloso todo lo que puede hacerse con un presupuesto generoso. En Cofrentes, oponerse a la central es hacerse el harakiri político. Ninguno de los candidatos a la alcaldía lo llevaba en el programa en las elecciones municipales que ganó por mayoría absoluta Honrubia, un 'exPP' que se acogió a las siglas de Ciudadanos tras una legislatura como independiente.

placeholder El alcalde de Cofrentes, Salvador Honrubia.
El alcalde de Cofrentes, Salvador Honrubia.

Honrubia es el presidente de turno de la Asociación de Municipios de Áreas Nucleares (Amac), una entidad en la que los 63 pueblos pueblos ubicados dentro de la zona de influencia de las centrales (10 kilómetros) comparten experiencias y propuestas para generar alternativas económicas para un escenario pos-nuclear. La observancia de la seguridad está entre sus objetivos fundacionales y, periódicamente reciben informes de los organismos reguladores. “Menos la vasija del reactor en Cofrentes se ha cambiado todo, lo ha ido exigiendo el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Se han hecho muchas inversiones para garantizar una seguridad que viene avalada por el CSN y empresas extranjeras que hacen auditorías”.

Ecologistas en Acción dice que el modelo de reactor de Cofrentes genera problemas técnicos y está obsoleto y que Industria improvisa con los residuos

Su punto de vista no es compartido por organizaciones ambientalistas como Ecologistas en Acción. Carlos Arribas, uno de sus portavoces en la Comunidad Valenciana, señala que Cofrentes es una instalación camino de la obsolescencia, con un modelo de reactor antiguo (agua en ebullición) que genera muchos problemas técnicos (“hay vapor y agua que pasa por el reactor, si hay una fuga en la zona de turbinas tendremos una fuga radioactiva”) y una capacidad de almacenamiento de residuos en piscinas al borde del colapso. Esto explica que a la espera del Almacén Temporal Centralizado de Villar de Cañas, que no termina de concretarse, Enresa haya iniciado la licitación de otro almacén individualizado (ATI) ante la perspectiva de no tener espacios para sus restos de combustible.

“Los inspectores del Consejo de Seguridad Nuclear ya advirtieron en sus informes que en 2019 se habrían agotado las piscinas. Están improvisando soluciones. Hablamos de una central que empezó a funcionar en 1984 y que no tiene resuelto el problema de los residuos”, dice Arribas.

El ATI tiene poco con ver con un proyecto pensado en clave de integración paisajística. Se trata de una plataforma de hormigón de algo menos de un metro de grosor sobre la que se instalarán una docena de contenedores de acero de poco más de diez metro cuadrados (5x2,5m). Serán unos cubos herméticos, con una atmósfera de helio, que albergarán restos de combustible y elementos radioactivos de fisión a temperaturas que rondan los 130 grados centígrados. Arribas advierte de los riesgos de una instalación que se asentará solamente cuatro centímetros por encima del nivel máximo previsto para una inundación en caso de rotura de la presa más cercana, la de Contreras.

El Balneario de Hervideros y la alternativa del turismo de interior

El Balneario de Hervideros Cofrentes es el gran proyecto económico alternativo a la central nuclear. Fue lugar de descanso de las familias adineradas valencianas a principios del siglo XX hasta que entró en declive y quedó abandonado y en semirruina. Gracias a los ingresos tributarios por la instalación que opera Iberdrola, el ayuntamiento se hizo con la propiedad, lo rehabilitó y lo cedió en explotación al empresario hotelero Miguel Ángel Fernández Torán. Sus aguas sulfurosas (que emanan de los restos del volcán de Agrás) atraen 100.000 pernoctaciones anuales, la mayoría gracias a los acuerdos de la concesionaria con el Imserso. 

Cerca de doscientas personas trabajan en el centro termal. Unas setenta están empadronadas en Cofrentes, el resto procede de poblaciones de alrededor. En 2015 facturo casi cinco millones de euros y está en fase de crecimiento. Por ejemplo, el ayuntamiento y Enresa van a cofinanciar ahora una ampliación de los restaurantes. Para el alcalde, Salvador Honrubia, el recinto hostelero es la gran alternativa en cuanto a empleo y generación de actividad económica a la central nuclear. De hecho, la apuesta por el turismo rural y la diversidad ecológica es uno de los ejes de la gestión municipal. Este mismo mes, Cofrentes acoge unas jornadas sobre biodiversidad.

En Cofrentes hay un volcán. O, para ser exactos, los restos de un volcán. Lleva miles de años apagado y no hay ningún indicio de que pueda reactivarse, aunque en su subsuelo aún bullen gases metálicos. Hace tiempo, un empresario compró la montaña para hacer una cantera, desfigurando el afloramiento en forma de cono abierto. Ahora está abandonada y el ayuntamiento se ha ofrecido al propietario para comprársela con el fin de regenerarla y explotarla como atractivo de turismo de interior. Al fin y al cabo es el único volcán reciente de la Comunidad Valenciana. El municipio podría permitirse el gasto. Puede que sea uno de los más saneados de España, con una deuda vida que apenas alcanza los 140.000 euros sobre unos ingresos de algo más de 8 millones de euros.

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