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¿Una Mascletà 'made in' China? Así se asfixia la pirotecnia española
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ESPAÑA ES EL SÉPTIMO EXPORTADOR MUNDIAL DE MATERIAL PIROTÉCNICO

¿Una Mascletà 'made in' China? Así se asfixia la pirotecnia española

Mientras el disparo en el extranjero va viento en popa, los coheteros valencianos se quejan de que el autóctono no hace más que devaluarse, en precio y en calidad.

Foto: Mascletà de Fallas en Valencia
Mascletà de Fallas en Valencia

Vivir la Mascletà de Valencia es presenciar un estruendo único. Cinco minutos frenéticos de música hecha con explosiones. Cinco minutos capaces de reunir a 50.000 almas para sentir su propio cuerpo.

Un espectáculo que nace y crece en fábricas escondidas entre naranjos, de la mente de un pirotécnico y los dedos de un operario que cierra petardos con mecánica artesanía, uno tras otro.

Ellos son quienes hacen que las Fallas huelan y suenen a Fallas; quienes reúnen a decenas de miles durante 19 días seguidos en una plaza y quienes hacen soñar con el vuelo de sus fuegos de colores en los 'castillos' junto al cauce del río Turia.

placeholder Fuego aéreo durante una Mascletà
Fuego aéreo durante una Mascletà

Son los señores de la pólvora de Valencia. Una industria pequeña, de composición eminentemente familiar, pero con una relevancia internacional difícil de igualar. El material que fabrican y los espectáculos que diseñan son los preferidos por países tan dispares como EEUU, Japón o Dubai.

Y es que España es el séptimo exportador de material pirotécnico del mundo, muy poco por debajo de Rusia, y por encima de otras regiones históricas, como Italia. Especialmente demandado es el producto valenciano, donde se concentra casi el 50% de las exportaciones nacionales. Sus carcasas, truenos o chicharras vuelan, explotan y suenan más y mejor que el resto. Pero también la forma de hacer los espectáculos es apreciadísima en el extranjero.

"A la Mascletà vienen a vernos de todas partes. Incluso los italianos vienen a aprender cómo hacemos para conjugar explosiones aéreas y terrestres", cuenta Pepe Peñarroja, alma máter de Pirotecnica Peñarroja, la empresa que fundara su tatarabuelo allá por 1895.

"Valencia es uno de los centros neurálgicos de la pirotecnia europea. Y se vende mucho fuera porque aquí están los mejores de los mejores", remarca Mikel Pagola, crítico de espectáculos pirotécnicos y fundador de Piroart, el primer portal especializado en el sector. Pero para Mikel hay uno que sobresale del resto y es Ricasa, la pirotécnica de Ricado Caballer, sucesor de la legendaria saga de pirotécnicos Caballer. "El número uno actual del mundo, la firma con la que todos quieren trabajar”.

España es el séptimo exportador de material pirotécnico del mundo y casi la mitad del total tiene su origen en Valencia

Ricasa viene de ganar el Júpiter de Oro en el Festival de Montreal, lo que serían los Oscar de la pirotecnia, y dispara su arte en Juegos Olímpicos, grandes premios de Fórmula 1 y en exclusivos parques de atracciones. Pero, a pesar de su éxito y relevancia, cuando habla de la pirotecnia en España la cosa cambia.

"Es verdad que nosotros vamos muy bien, porque exportamos mucho". Su empresa, con 86 trabajadores y una facturación anual que ronda los 10 millones de euros, exporta el 85% de su producción, "pero disparar en España te quita energía. Si tuviéramos que vivir de lo que ganamos aquí, no aguantaríamos".

"Espectáculos por los que en cualquier parte del mundo se pagarían 30.000 euros, aquí se han hecho por 5.000 o 6.000", explica. "El propio Ayuntamiento de Valencia ha estado pagando por espectáculos tres y cuatro veces por debajo del valor de mercado".

Desde su austera fabrica en la Vall d'Uixó, Pepe Peñarroja abre el melón de un debate arduo dentro del sector, porque enfrenta arte y negocio. "A mí y a muchos compañeros no nos gusta cómo se está disparando en Valencia. Antes se disparaba de otra forma, con colores no tan vivos, pero con carcasas que duraban más, que daba tiempo a disfrutar".

¿Y por qué ha cambiado el disparo? "Porque no hemos sabido controlar la oportunidad del material chino", sentencia Pepe.

Ríos de pólvora china

China es el principal exportador mundial de pirotecnia. Una máquina de hacer petardos que exporta el kilo de pirotecnia a 2,54 dólares (2,15 euros) frente a los 21,18 dólares (19,9 euros) a que lo colocan los españoles.

Durante los años anteriores a la crisis, la presencia de material chino no amenazaba la calidad. Los presupuestos municipales pagaban lo suficiente como para que fuera rentable disparar el material patrio "y solo utilizar chino cuando hiciese falta complementar la carga", apunta Peñarroja.

Sin embargo, a partir de 2008, los ayuntamientos (principales clientes de las empresas pirotécnicas) redujeron drásticamente el gasto en festejos. Un golpe en el mercado al que se sumó en 2010 la entrada en vigor de una nueva normativa de seguridad que, por un lado complicaba la realización de disparos en la vía pública, y que por otro exigía sistemas de seguridad en las fábricas que obligaron al sector a hacer grandes desembolsos para adecuar sus anticuadas instalaciones.

Desde entonces, la crisis no ha mejorado para los pirotécnicos. Al menos no lo suficiente. "Hay tan poco dinero que a nosotros nos han llegado a pedir presupuesto de espectáculos de 600 euros", cuenta un incrédulo Ricardo Caballer. "Hay ayuntamientos que solo miran la última página del presupuesto, para ver cuántos kilos de pólvora has sido capaz de meterles. Pero nosotros no vendemos peso, vendemos arte".

Espectáculos por los que en cualquier parte del mundo se pagarían 30.000 euros, aquí se han hecho por 5.000 o 6.000

"Creímos que era la salvación (el producto chino), pero además de que no hemos dejado de bajar los presupuestos, hemos devaluado la calidad de los espectáculos", concede Pepe Peñarroja. Porque disparar más barato permite cobrar menos, pero a costa de que se resienta la calidad.

"Y eso que los espectáculos pirotécnicos son el evento más barato de cualquier festejo", analiza Guillermo Rodríguez Bronchú, gerente de la Asociación Española de Fabricantes de Fuegos Artificiales (AFAPE)."Es barato de organizar, gratuito para un público que se moviliza por miles y un beneficio enorme para la actividad económica de alrededor".

Esa misma reflexión hace Peñarroja: "Necesitamos que el contratante entienda que hay unos mínimos que garantizan la calidad del espectáculo y que si haces un 'castillo' malo, la gente no saldrá a verlo… si lo haces bien, con el presupuesto que tengas, la gente sale a la calle, y se genera riqueza, se llenan los bares, los restaurantes, las tienda de helados."

Pasado, presente y futuro de la pirotecnia

Y si hay una voz autorizada para saber qué quiere el público es Pepe Peñarroja. Este licenciado en Geografía e Historia, lleva la pólvora en la sangre y más de 30 años de dedicados a lo que es su pasión. "Porque esto, o lo haces porque lo llevas dentro, o no aguantas", asevera.

placeholder La preparación de los productos pirotécnicos es aún una actividad totalmente artesanal en Peñarroja
La preparación de los productos pirotécnicos es aún una actividad totalmente artesanal en Peñarroja

Su empresa sirve de paradigma de la industria. Un negocio que ha trabajado con pasión desde su tatarabuelo a su madre. Rústicas casetas en medio de un campo de naranjos de la Vall d’Uixó donde varios operarios se afanan en rellenar, sellar y embalar el material pirotécnico. "La pirotecnia está, de lunes a viernes en la fábrica, y los fines de semana en los pueblos”.

Aunque Peñarroja ha sabido encontrar nuevos nichos, como el que tiene abierto hace 10 años con el programa 'El Hormiguero' de Pablo Motos. "Hemos estado colaborando con el departamento de Ciencia, haciendo cosas, desde pintar una habitación con un petardo a hacer un efecto dominó solo con pirotecnia".

Saltamos de la zona de fabricación a la de almacenaje, donde varias casetas separadas por taludes contienen el material final alejado de los riesgos de la manufactura, y allí, entre estructuras que emulan las herramientas del siglo XIX, Pepe nos habla del futuro. "Las empresas tendremos que ir hacia la especialización. Nosotros por ejemplo estamos recuperando la pirotecnia antigua: pirotecnia de jardín, de ruedas, de fachadas, una pirotecnia de proximidad que gusta mucho, sobre todo aquí en Valencia, donde la gente quiere estar muy cerca de los fuegos."

La pirotecnia está de lunes a viernes en la fábrica, y los fines de semana en los pueblos

De vuelta a la zona de producción, Pepe enfatiza la enorme transformación que ha sufrido el diseño de espectáculos. "Ahora todo pasa por la digitalización, tenemos una orden de disparo por cada artificio. Eso te permite meter mucho ritmo, muchas cadencias, acelerar, desacelerar y crear coreografías que hace unos pocos años eran impensables".

placeholder Carga de aluminio pulverizado
Carga de aluminio pulverizado

Lo que tiene claro es que el modelo de negocio actual no puede competir en el mercado de los grandes espectáculos. "No podemos estar como hasta ahora, en empresas familiares, del dueño, la mujer, el hijo y dos empleados. Es una fórmula que puede durar unos años más, pero que está destinada a morir".

Y mientras el sector busca reafirmarse, aún hay sitio para la aparición de nuevas empresas que miran al futuro con más optimismo, como Pirotecnia Mediterránea, que disparó este año la primera Mascletà de las Fallas y la segunda de su corta historia.

El dueño, Antonio García, es otro de esos locos apasionados de la pólvora y el fuego, que viene de trabajar muchos años en el sector junto a Miguel Zamorano Caballer.

Para Antonio, la industria está "demasiado añeja" y necesita nuevos actores. De hecho, al contrario que muchos, cree que la nueva normativa de seguridad “está ayudando a modernizar y especializar el sector, a pesar de las incomodidades que se puedan producir”.

Y tiene claro que el futuro del producto pirotécnico pasa por la confección de material "más vistoso y más seguro, y con la llegada de nuevas máquinas digitales y 'softwares' que permitan introducir todavía más y mejores efectos".

Vivir la Mascletà de Valencia es presenciar un estruendo único. Cinco minutos frenéticos de música hecha con explosiones. Cinco minutos capaces de reunir a 50.000 almas para sentir su propio cuerpo.

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