La duda hamletiana de Podemos en Valencia: tocar poder en el Consell o ser invisibles
Sin espacio de crecimiento por la presencia de Compromís y escasos apoyos en la cúpula podemista, el líder regional Antonio Montiel se juega el futuro de los morados a una sola carta
Es viernes por la tarde y el ‘all stars’ podemista se prepara para cerrar la campaña de las elecciones generales en el Parque Madrid Río convencido de que tiene el 'sorpasso' al PSOE y la posibilidad de acceder al Gobierno al alcance de la mano. Las estrellas invitadas de las confluencias aparecen en el cartel, junto a Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa o Irene Montero. Por el flanco valenciano, sube al escenario la lideresa de Compromís, Mònica Oltra, con quien Podemos ha suscrito una coalición para concurrir juntos a la urnas, A la Valenciana, a la que han sumado también a Esquerra Unida. Antonio Montiel, secretario general de Podemos en la Comunidad Valenciana, ni está en Madrid ni se le espera. Él se queda en Valencia para compartir el último acto electoral con los candidatos al Congreso por Valencia y el alcalde de la ciudad Joan Ribó, también de Compromís.
En Princesa 2, sede central de Podemos en Madrid, cuando miran hacia el Mediterráneo ven la cara de Mónica Oltra, no la de su líder regional. “Hay una cierta sensación de ninguneo en la ejecutiva porque parece que la voz valenciana de Podemos sea Oltra. La percepción interna es que la figura de Antonio Montiel no está suficiente valorada en Madrid”, señala un integrante del consejo ciudadano.
Montiel ha relevado a la secretaria de Organización, que había tejido apoyos propios, aunque se justificó ante Echenique por presuntas quejas hacia Mínguez
Montiel vive entre dos paredes, la del matrimonio de conveniencia y por fases de su partido con Compromís y la de no ser ni Gobierno ni oposición en la Comunidad Valenciana. ‘Ni chicha ni llimonà’, dice la expresión popular autóctona. Dos bocadillos que están están llevando al partido de los círculos a la irrelevancia y la invisibilidad política en la autonomía.
Tras el cambio político del 25 de mayo de 2015, fue la organización podemista la que decidió ejercer un papel vigilante desde el Parlamento y, aunque suscribió el llamado Pacto del Botánico, prefirió permanecer ajena a las responsabilidades de gestión. Pero el calendario y el agotamiento de algunos proyectos tutelados desde las Cortes Valencianas, como la aprobación de la nueva ley de Televisión Valenciana, han abierto el debate sobre la conveniencia de tocar poder para ganar peso político, al tiempo que Montiel ha comenzado a recibir críticas internas a su liderazgo.
En esa clave hay que entender la drástica destitución de la secretaria de Organización, Sandra Mínguez, el pasado viernes, emulando el golpe de Pablo Iglesias con Sergio Pascual. La también diputada había tejido su propia red de apoyos en los círculos locales en los últimos meses. En la carta que Montiel, más cercano a Íñigo Errejón que a Iglesias, envió a Pablo Echenique vía Telegram ese mismo día (y que por error le llegó a Mínguez haciéndola partícipe de sus intenciones), Montiel aludía a supuestas quejas recibidas por la gestión de Mínguez, que el entorno de esta niega. Al tiempo, Montiel pretendía introducir más cambios en los órganos de dirección con la voluntad oficial de dar “un nuevo impulso” a la organización, pero que buscan amarrar el control interno. Sin embargo, ante el debate que se ha generado en el interior ha optado, de momento, por aplazar más movimientos.
Entrar en el Consell, hacer el presupuesto
Desde las elecciones generales, el secretario general autonómico ha iniciado una carrera de declaraciones públicas y movimientos para reclamar la atención de sus socios parlamentarios. Ha comenzado a exteriorizar sin complejos el deseo de entrar en el Gobierno autonómico de Ximo Puig y Mónica Oltra, una presión que violenta los equilibrios internos entre socialistas y Compromís. Además quiere influir a partir de otoño en la elaboración del presupuesto autonómico y no limitar el papel de Podemos a mero suministrador de enmiendas e inspirador de cambios menores en las cuentas que elabora el socialista Vicent Soler. Esto es exactamente lo que ocurrió el otoño pasado, cuando el 'conseller' de Hacienda le entregó al líder podemista un desplegable en A3 con las grandes líneas ya cerradas y le invitó a sumar alguna idea nueva. Poco más aportó Podemos.
“Si decidimos hacer oposición acabaremos haciendo lo mismo que hace el Partido Popular. Nuestra posición es muy ambigua. Y además, más allá de cálculos electoralistas, estaría bien que lleváramos a la práctica las cosas por las que nos hemos metido en política”, dice una persona afín al secretario general.
El colectivo Anticapitalistes denuncia el modelo de "organización vertical" de la dirección de Montiel y reclama la apertura de un debate orgánico y político
La determinación de Montiel a la hora de exigir un espacio de poder en la Generalitat (“refundación” del Pacto del Botánico, lo llama) ha sido utilizada por Mínguez, que está recibiendo apoyo de los pablistas en Madrid, para defenderse de su destitución. La secretaria de Organización saliente exige el cumplimiento de las normas internas y que cualquier decisión sobre la participación en el Gobierno autonómico con socialistas y Compromís pase previamente por el tamiz de una consulta a las bases.
Los círculos "no pintan nada"
La turbulencia interna ha animado incluso al colectivo Anticapitalistes (minoritario en la Comunidad Valenciana, al contrario que, por ejemplo en Andalucía) a denunciar falta de trasparencia por parte del consejo ciudadano y a exigir la apertura de un nuevo modelo organizativo y político de Podemos en la Comunidad Valenciana. “Hemos visto cómo el modelo Vistalegre deshizo la red de círculos construida en el País Valenciano y nos ha traído una organización vertical donde los círculos no pintan nada”, señala un comunicado difundido en las redes.
De cómo gestione Podemos el próximo ejercicio dependerá si este proyecto, que surgió de la nada en tierras valencianas hace poco más de dos años como en el resto de España, consolida un espacio político propio o termina cayendo en la marginalidad, engullido por la ambición de Oltra y Compromís.
Es viernes por la tarde y el ‘all stars’ podemista se prepara para cerrar la campaña de las elecciones generales en el Parque Madrid Río convencido de que tiene el 'sorpasso' al PSOE y la posibilidad de acceder al Gobierno al alcance de la mano. Las estrellas invitadas de las confluencias aparecen en el cartel, junto a Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa o Irene Montero. Por el flanco valenciano, sube al escenario la lideresa de Compromís, Mònica Oltra, con quien Podemos ha suscrito una coalición para concurrir juntos a la urnas, A la Valenciana, a la que han sumado también a Esquerra Unida. Antonio Montiel, secretario general de Podemos en la Comunidad Valenciana, ni está en Madrid ni se le espera. Él se queda en Valencia para compartir el último acto electoral con los candidatos al Congreso por Valencia y el alcalde de la ciudad Joan Ribó, también de Compromís.