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Juan Roig no quiere ser Amancio Ortega (por ahora)
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no quiere saber nada de sucesión

Juan Roig no quiere ser Amancio Ortega (por ahora)

El presidente de Mercadona cumplirá 67 años en 2016 sin aflojar el control sobre el gigante de supermercados. Su entorno cree que nombrará un CEO, pero la decisión aún está lejos

Foto: El presidente de Mercadona, Juan Roig. (EFE)
El presidente de Mercadona, Juan Roig. (EFE)

La mejor anécdota de cómo concibe Juan Roig el ejercicio del poder en Mercadona la contó él mismo ayer en la rueda de prensa de presentación de resultados celebrada en Puçol (Valencia). La empresa ensayó el año pasado por primera vez un programa de simulacros de crisis alimentarias para testar la capacidad de respuesta de la organización. En varias ocasiones se puso a prueba el modelo de calidad. ¿En quién confío Roig los simulacros? ¿En el conjunto de su equipo directivo? Ni de lejos. Solo tres personas conocían el secreto: el propio empresario, el director de Calidad, Luis Plá, y Juan Antonio Germán, director general de Relaciones Externas y hombre de la máxima confianza de Roig.

Por sorpresa, toda la estructura se ha visto envuelta en varias ocasiones en 2015 en una tormenta de incertidumbre ante un problema que en realidad era ficticio. “Los otros directores generales lo sufren en su carne. No saben distinguir cuándo es simulacro y cuándo no. Hemos aprendido mucho con esto durante 2015”, explicaba casi entre sonrisas la tercera persona con más patrimonio de España por detrás de Amancio Ortega y su hija Sandra, según 'Forbes'.

Este tipo de iniciativas se justifican por el deseo del máximo accionista de Mercadona de controlar al milímetro la seguridad alimentaria (“no queremos que haya ningún riesgo para nuestros clientes”) y se ha traducido a su vez en más de 500 auditorías o inspecciones en la fábricas y centros de producción de sus interproveedores y suministradores. Sin embargo, el hecho de no confiar al resto del equipo directivo la sorpresa que se les venía encima es muy indicativo del modelo de gestión vertical e hiperliderazgo que actualmente impera en la cadena líder de supermercados de España.

Juan Roig no quiere saber nada de aflojar el control sobre su compañía, aunque en 2016 cumplirá 67 primaveras. “Voy a continuar llevando Mercadona. Me encuentro muy bien. El sucesor saldrá de mis cuatro hijas y directivos. Tengo unos cuantos en la cabeza. Pero hoy por hoy me encuentro con fuerzas para seguir llevando la empresa”, insistió Roig a preguntas de los medios de comunicación en la rueda de prensa de resultados.

placeholder Magnitudes económicas difundidas por Mercadona.
Magnitudes económicas difundidas por Mercadona.

La familia tiene ya elaborado un protocolo familiar de sucesión que guarda en secreto. En la empresa se da por hecho que el patriarca terminará nombrando un consejero delegado. Pero aún podrían pasar varios años hasta que esto se produzca. De momento, Roig se acerca ya bastante a la edad en que Amancio Ortega comenzó a pasar el testigo en Inditex. En 2005, con 69 años, el fundador de Zara designó a Pablo Isla consejero delegado y dio el primer paso para soltar amarras. Seis años después, en 2011, Isla asumió la presidencia ejecutiva y Ortega se desvinculó por completo de la gestión de la cotizada de la que es accionista de control. Tenía 75 años.

Más allá de la confianza que pueda tener en uno u otro directivo, lo cierto es que no hay pistas sobre quién podría asumir mayores responsabilidades en el futuro. El comité de dirección que conforman 13 personas justo por debajo de la figura presidencial de Roig es completamente horizontal. Todos los directores generales son ‘primus ínter pares’, nadie está por encima de nadie, aunque es cierto que ejecutivos como el citado Juan Antonio Germán, Héctor Hernández (Recursos Humanos) o Ramón Bosch (Financiero) tienen peso específico. La última incorporación a ese sanedrín ha sido la de Rosa Aguado como directora general de Obras y Expansión.

placeholder Hortensia Roig, segunda por la izquierda, es secretaria general de la escuela de negocios EDEM. (EFE)
Hortensia Roig, segunda por la izquierda, es secretaria general de la escuela de negocios EDEM. (EFE)

De las cuatro hijas del matrimonio entre Roig y Hortensia Herrero (vicepresidenta de Mercadona y segunda máxima accionista), solo Carolina trabaja en la cadena, en el área Análisis de mercados. Hortensia, primogénita como melliza de Carolina, tiene el perfil más ejecutivo pero no se ha vinculado a la empresa y ejerce como secretaria general de EDEM, la escuela de negocios ligada a la Asociación Valenciana de Empresarios. Lo lógico es que si fuera a llevar ella las riendas de la compañía, ya hubiera entrado para conocerla.

Las otras dos hijas llevan una vida alejada del gigante Mercadona. Juana se ha comprometido con los proyectos de joyería lanzados desde las patrimoniales de inversión de la familia, mientras que Amparo es arquitecta con estudio propio. No obstante, todas son integrantes del consejo de administración de Mercadona.

De momento, solo hay dos frases con las que el empresario valenciano suele contestar a las preguntas sobre su sucesión. “Me retiraré cuando me muera” es la primera. La segunda es que “la propiedad se hereda, el trabajo no”.

La mejor anécdota de cómo concibe Juan Roig el ejercicio del poder en Mercadona la contó él mismo ayer en la rueda de prensa de presentación de resultados celebrada en Puçol (Valencia). La empresa ensayó el año pasado por primera vez un programa de simulacros de crisis alimentarias para testar la capacidad de respuesta de la organización. En varias ocasiones se puso a prueba el modelo de calidad. ¿En quién confío Roig los simulacros? ¿En el conjunto de su equipo directivo? Ni de lejos. Solo tres personas conocían el secreto: el propio empresario, el director de Calidad, Luis Plá, y Juan Antonio Germán, director general de Relaciones Externas y hombre de la máxima confianza de Roig.

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