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Podemos prepara el asalto al Gobierno de Puig tras el 20-D con apoyo de Mónica Oltra

Los de Pablo Iglesias en Valencia harán valer la alianza con Compromís para reclamar al menos dos consejerías si se confirman los buenos resultados del pacto en las generales

Foto: El líder de Podemos en la Comunidad Valenciana, Antonio Montiel. (EFE)
El líder de Podemos en la Comunidad Valenciana, Antonio Montiel. (EFE)

Podemos se ha cansado de ejercer de muleta parlamentaria de Compromís y PSPV-PSOE en la Comunidad Valenciana. Los de Pablo Iglesias quieren tocar poder y están preparando la entrada en el Gobierno autonómico de Ximo Puig tras las elecciones generales. Para ello, harán valer el respaldo de la vicepresidenta y líder de Compromís, Mónica Oltra, frente a la probable resistencia de los socialistas, que no ven con buenos ojos la conversión en tripartito de un Consell de la Generalitat que hasta ahora era cosa de dos.

La operación aún no está diseñada al detalle pero ya forma parte de las conversaciones entre los dirigentes de Podemos en Valencia, con Antonio Montiel a la cabeza, y la formación nacionalista. Ambas partes dan por hecho que después de Navidad, quizás en la primera quincena de enero, se ejecutará una remodelación del Consell para dar entrada a los podemitas. La presión sobre Puig será mayor si la lista de Podemos-Compromís logra un buen resultado el próximo domingo en las tres provincias valencianas, como anticipan las encuestas, especialmente si supera a la candidatura de los socialistas.

Actualmente, en virtud del llamado Pacto del Botánico, PSPV-PSOE y Compromís se reparten el poder institucional, mientras que Podemos ha asumido el rol de colaborador necesario en el Parlamento. Sin embargo, Montiel no ha tardado en comprobar que ese papel secundario estaba difuminando el perfil de su partido. Por ello, ha tratado de liderar iniciativas políticas desde las Cortes Valencianas, como la comisión para la reapertura de la televisión autonómica o la propuesta de creación por ley de una Agencia Antifraude y Anticorrupción dependiente del Parlamento autonómico.

Compromís y Podemos quieren ensayar una gestión conjunta de cara a una nueva alianza electoral en 2019 para tratar de hacerse con la presidencia

Pero el pacto electoral para el 20-D y la buena sintonía entre Pablo Iglesias y Mónica Oltra (que se ha echado la campaña a las espaldas tanto en Valencia como en distintos actos podemitas por toda España)han reorientado la estrategia y los objetivos. La idea ahora es ensayar en la Generalitat una gestión conjunta con vistas a la consolidación de la alianza en 2019, cuando intentarían concurrir de nuevo unidos con el objetivo de ser primera fuerza política en la autonomía y poder reclamar la Presidencia que ahora ostenta Ximo Puig. “Me encantaría que Mónica Oltra fuese presidenta en Valencia”, ha dicho en varias ocasiones Pablo Iglesias cuando ha sido preguntado por ello. “Seguramente será necesario un ajuste en el Gobierno por que un socio quiera incorporarse”, admiten abiertamente fuentes de la formación nacionalista.

Oltra ya intentó hacer valer la suma de escaños de Compromís y Podemos cuando negoció la Presidencia y la composición del Consell con Ximo Puig tras los comicios autonómicos de mayo. En ese momento, el PSPV no aceptó esa cuenta y reprochó a la 'lideresa' de la formación nacionalista que para reclamar la vara de mando del Ejecutivo regional Oltra debería haber comparecido a las urnas en coalición con los podemitas y no por separado. Eso es algo que ya no ocurrirá el próximo domingo. Cuando el lunes se pongan a contar votos, los de los socialistas irán en un lado y los de Compromís-Podemos, todos juntos, en otro.

De momento, no se cuestiona a Ximo Puig

No obstante, en los planes de los nacionalistas y de Podemos no estáahora cuestionar la figura de Puig al frente del Gobierno. La relación del presidente valencianocon Oltra es buena y el riesgo de desestabilización alto y perjudicial para las tres partes. “Tiene que haber estabilidad y trabajar todos juntos por lo importante, la financiación, las inversiones y las políticas sociales”, señalan las mismas fuentes.

En las filas socialistas comienza a aceptarse como un hecho más o menos irremediable que una vez despejado el escenario electoral será inevitable hacer un hueco en el Gobierno a Podemos. La duda en ámbitos del PSPV-PSOE es si la integración será por redistribución de sillas o directamente por ampliación de carteras. Esta sería la alternativa más cómoda desde un punto de vista de gestión interna pero muy difícil de trasladar a la opinión pública, por cuanto significa de incremento del gasto público, nuevo reparto de cargos públicos y de confianza, etc. La Generalitat acaba de someter a las Cortes Valencianas los Presupuestos para 2016 y la distribución por 'conselleries', por lo que una modificación de la estructura gubernamental implicaría forzosamente importantes modificaciones de crédito y destrozaría cualquier mensaje de austeridad y control del gasto.

Los socialistas, en minoría

La otra cuestión que no es del agrado de los socialistas es la conversión del actual modelo de bipartito en un matrimonio a tres. Por un lado, porque experiencias en otros territorios (caso de Cataluña con PSC, ERC e Iniciativa) resultaron fallidas y porque, además, dejaría a Puig y sus 'consellers' en posición de minoría frente a los de Compromís-Podemos. Y no hay que olvidar que conforme se acerque la nueva cita con las urnas, prevista si no hay adelanto para 2019, aquel que sea capaz de liderar la iniciativa política tendrá más opciones de recoger los réditos. Al fin y al cabo, lo que ahora comienza como una colaboración, tarde o temprano acabará convirtiéndose en una competición por el voto de los electores.

Podemos se ha cansado de ejercer de muleta parlamentaria de Compromís y PSPV-PSOE en la Comunidad Valenciana. Los de Pablo Iglesias quieren tocar poder y están preparando la entrada en el Gobierno autonómico de Ximo Puig tras las elecciones generales. Para ello, harán valer el respaldo de la vicepresidenta y líder de Compromís, Mónica Oltra, frente a la probable resistencia de los socialistas, que no ven con buenos ojos la conversión en tripartito de un Consell de la Generalitat que hasta ahora era cosa de dos.

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