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Aeropuerto de Castellón: Un fantasma de nueve millones al año gane quien gane el 20D
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los elefantes blancos, ajenos a las elecciones

Aeropuerto de Castellón: Un fantasma de nueve millones al año gane quien gane el 20D

Ryanair deja de operar los dos vuelos a Bristol por "final de temporada" hasta abril. El operador SNC-Lavalin percibirá 4,5 millones de fondos públicos el año que viene por su labor de gestión

Foto: La pista del aeropuerto de Castellón recibe su primer avión. (Efe)
La pista del aeropuerto de Castellón recibe su primer avión. (Efe)

Gane quien gane las elecciones el próximo 20 de diciembre, el operador francés del Aeropuerto de Castellón, SNC-Lavalin, mantendrá su chollo: hasta 4,5 millones de euros al año de dinero público por gestionar la llegada de tres vuelos a la semana. Así será hasta el mes de abril, pues Ryanair acaba de dar por terminada la temporada de la conexión de dos aviones a Bristol. Londres es hasta la primavera el único destino regular a razón de ida y vuelta martes, jueves y sábado.

Como en Ciudad Real o Murcia, los aeropuertos fantasma de España, símbolos de una era derrochona con cargo al epígrafe del pasivo exigible, siguen ahí, impertérritos al cambio de legislatura. Testigos mudos de la segunda transición y el funeral del bipartidismo. Como un piso vacío, como un puerto sin barcos, como una playa sin olas. Una vez construidos sólo queda encontrar la forma de darles uso o subastarlos al mejor postor para recuperar la inversión en la medida de la posible y frenar en seco el coste de su mantenimiento.

El Aeropuerto de Castellón hará el año que viene otro roto a las arcas públicas de algo más de nueve millones de euros, el presupuesto para 2016 de Aerocas, la sociedad pública dependiente de la Generalitat valenciana que es titular de la infraestructura. De ese dinero, casi la mitad acabará en el bolsillo del operador en virtud del contrato suscrito con la Administración autonómica de Alberto Fabra, que en mayo de 2014 le adjudicó la gestión del aeródromo hasta 2033 a cambio de recibir 24,5 millones durante los nueve primeros años de contrato con un máximo de 4,5 millones anuales. Esta será la cifra que SNC-Lavalin recibirá en 2016 a tenor de las cuentas de Aerocas, que contempla 4,8 millones de euros de gasto en servicios exteriores. No hay mucho más que pagar: Eulen lleva la seguridad y Lesma Handling Group la ejecución de operaciones auxiliares.

El concesionario SNC-Lavalin cobra hasta 4,5 millones al año por gestionar un aeródromo que hasta abril sólo operará tres vuelos semanales a Londres

A cambio de operar en exclusiva la terminal castellonense, SNC-Lavalin cobra y no paga nada. El contrato con Aerocas sólo contempla que el gestor abone un canon a la empresa pública en el caso de que se alcance la cifra de 1,2 millones de pasajeros al año. La cifra, a día de hoy, es tan inalcanzable como la cima del Everest para un montañero aquejado de mal de alturas.

Un agujero de 50 millones de euros

El agujero de Aerocas es de proporciones considerables. Un patrimonio neto negativo de 50 millones de euros, pérdidas previstas para 2016 de 9,5 millones de euros y una deuda con la Generalitat (a través de la empresa pública Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana) de 174 millones de euros. Todo eso lo pagarán tarde o temprano los ciudadanos con sus impuestos. Esa herencia no hay cambio político que la elimine, como ya ha podido comprobar el Ejecutivo autonómico que preside el socialista Ximo Puig.

Las fotografías de este reportaje son un compendio de naturalezas muertas. El Aeropuerto de Castelló es el 90 % de las horas en que está abierto al público un desierto de hormigón y blanco metalizado. Limpio y reluciente. Apenas unos inodoros de Porcelanosa (marca de la tierra) fuera de servicio revelan a los contados usuarios la existencia de limitaciones presupuestarias. Todo lo demás es propio del capricho de un nuevo rico: un pequeño aeródromo de suelos de gres, bancos metálicos de diseño, una escalera mecánica y dos ascensores que conectan la primera planta de acceso a pistas con la planta baja.

Un enorme panel-anuncio de Marina d’Or ubicado en el lateral del pasillo central llama la atención nada más entrar al edificio. El complejo “kitsch” por excelencia es de los pocos que aporta algún ingreso por la vía publicitaria. Paradojas de la vida. En realidad el aeropuerto es el peaje que los valencianos han tenido que pagar por respaldar elección tras elección a responsables políticos como Carlos Fabra (ahora en prisión), que se fundieron con empresarios como Jesús Ger en una simbiosis de intereses económicos y aventuras megalómanas. Ger logró el objetivo de que la Administración pública financiase una infraestructura para traer a británicos y nórdicos a su complejo vacacional. Por su parte, al margen de posibles recompensas inconfesables, Fabra pudo dejar un legado, “el aeropuerto del abuelo” que orgullosamente enseñó a sus nietos pese a que la diputación que presidía no puso ni un euro.

Ger-Fabra, Fabra-Ger, tanto monta, monta tanto, la cuestión es que convencieron a la Generalitat valenciana para que pagase a escote la construcción de un aeropuerto en el que AENA nunca creyó. La broma costó 150 millones de euros que aún se están pagando al primer concesionario a la par que constructor, la mercantil Conaer, con quien la sociedad pública Aerocas cortó amarras tras un tortuoso proceso judicial.

Bruselas investiga el destino de los fondos públicos que percibe SNC-Lavalin, incluidos los acuerdos con Ryanair para operar vuelos desde Gran Bretaña

Porque al igual que les ocurre al conjunto de “elefantes blancos” nacidos los días de vino y rosas los contratiempos persiguen al Aeropuerto de Castellón. Bruselas ha abierto una investigación para conocer el uso del dinero público que recibe SNC-Lavalin. Tal como desveló El Confidencial, el operador paga a Ryanair 600.000 euros al año en concepto de acuerdos publicitarios que estarían siendo financiados en realidad con el dinero que el operador recibe de la Generalitat. La Comisión Europea ha puesto la lupa sobre esos contratos por si pudieran esta distorsionando el mercado aéreo. Ha solicitado información a la Generalitat sobre los detalles de la construcción de la infraestructura y sobre distancias con otros aeropuertos como Valencia o Barcelona. El departamento de Margrethe Vestager ya sabe lo que es abrir expedientes en la Comunidad Valenciana. Ha dado de plazo hasta el 31 de diciembre al Gobierno valenciano para que subaste al mejor postor el complejo cinematográfico de la Ciudad de la Luz en Alicante, también por haber recibido ayudas públicas consideradas ilegales.

Empleados por horas deseando más actividad

“Ahora que ya está hecho, cuantos más vuelos vengan mejor”, señala un operario de Lesma, la compañía contratada para para el “handling” cada vez que entra o sale algún vuelo.

Este empleado trabaja por horas y hoy ha habido suerte, el Villarreal CF ha fletado un avión charter de Air Europa para desplazar su plantilla y personal técnico-deportivo a Praga, donde compite en la última jornada de grupos de la Europa League contra el FC Viktoria Plzen.

El desplazamiento futbolístico no compensará la caída de faena y salario que ha supuesto perder los dos vuelos semanales de ida y vuelta con destino Bristol que Ryanair ha dejado caer por “final de temporada” y no volverán hasta abril. Hasta entonces, el Aeropuerto de Castelló sólo dispondrá de los tres vuelos semanales regulares que conectan la terminal con Londres. A partir de junio la compañía de bajo coste rumana Blue Air ha anunciado la puesta en funcionamiento de dos vuelos semanales con Bucarest. “Se habla de otro acuerdo con Wizz Air (compañía húngara “low cost”, pero sólo son rumores”, señala otro empleado.

Aerocas apenas cuenta con media docena de personas en plantilla. Las promesas de generación de empleo y atracción de inversiones se las ha llevado el viento, el mismo que azota las pistas vacías y rodeadas de matojos en el término municipal de Vilanova d’Alcolea.

Gane quien gane las elecciones el próximo 20 de diciembre, el operador francés del Aeropuerto de Castellón, SNC-Lavalin, mantendrá su chollo: hasta 4,5 millones de euros al año de dinero público por gestionar la llegada de tres vuelos a la semana. Así será hasta el mes de abril, pues Ryanair acaba de dar por terminada la temporada de la conexión de dos aviones a Bristol. Londres es hasta la primavera el único destino regular a razón de ida y vuelta martes, jueves y sábado.

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