Es noticia
La CUP se echa (más) al monte: exige romper con España y recetas bolivarianas
  1. España
  2. Cataluña
no aflojan la presión sobre mas y cdc

La CUP se echa (más) al monte: exige romper con España y recetas bolivarianas

El empresario pastelero y admirador de Chávez, Josep Manel Busqueta, es quien lleva las negociaciones con CDC y quien fija las líneas rojas. Si hay que ir a nuevas elecciones... se va

Foto: El cabeza de lista y diputado electo Antonio Baños (d) y Anna Gabriel dan a conocer sus criterios en la negociación con Junts pel Sí. (EFE)
El cabeza de lista y diputado electo Antonio Baños (d) y Anna Gabriel dan a conocer sus criterios en la negociación con Junts pel Sí. (EFE)

Artur Mas lo tiene duro para obtener concesiones y que la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) permita su investidura como presidente de Cataluña. Anoche volvieron a insistir en que no habrá investidura sin romper antes con el orden constitucional. Y sigue el veto a Mas. La CUP se ha terminado de echar al monte en una negociación cuyo peso, según manifestaron a El Confidencial fuentes de la organización radical, lo lleva desde hace unos días el pastelero (trabaja en una pastelería familiar) y economista Josep Manel Busqueta. Él fue, precisamente, el encargado de delimitar los planteamientos de su formación en la conferencia política celebrada ayer en la Universidad Pompeu Fabra que trazó las líneas rojas de los independentistas radicales.

La primera línea roja, según fuentes de la CUP, es que nadie de Convergència Democràtica puede optar a ser presidente de Cataluña”. Esta radicalidad se debe a que cualquier dirigente o representante de esa formación “está bajo la sombra de la sospecha”. No es de extrañar: enumeran que el partido de Artur Mas tiene 13 de sus sedes embargadas; su extesorero Daniel Osàcar está imputado en el caso Palau; su exsecretario general Oriol Pujol también está imputado en el caso ITV; su expresidente honorario Jordi Pujol está imputado; su diputado Xavier Crespo está procesado por supuesta corrupción con la mafia rusa; la sede de su fundación acaba de ser registrada en busca de pruebas del cobro de comisiones del 3% de las adjudicaciones públicas…

La conferencia de la CUP no despejó muchas más dudas. La diputada Anna Gabriel denunció la “presión injustamente dura” sobre su partido y reclamó los tres pasos que defiende la formación: “Ruptura democrática, proceso constituyente y plan de choque social”. Al igual que sus compañeros, advirtió de que “no habrá Gobierno autonómico, sino un Gobierno constituyente de la nueva República catalana”. Primero, romper; luego, podrían apoyar a la nueva República catalana. O sea, nada nuevo bajo el sol. Benet Salellas, también diputado, llamó a la desobediencia de la Lomce, la ley mordaza y la ley de reforma del aborto.”No pensamos obedecer ninguna decisión del Tribunal Constitucional”, clamó entre aplausos.

Eulàlia Reguant puso sobre la mesa la necesidad del plan de emergencia para ayudar a los sectores más vulnerables y aparcar o revertir 10 privatizaciones en marcha. El cabeza de lista, Antonio Baños, reclamó el proceso constituyente, una Constitución catalana que “no ha de ser solo un papel” y, por último, Busqueta puso los puntos sobre las íes. Reivindicó la República catalana, popular, soberana y democrática. “Estamos aquí para cambiarlo todo”, arengó, al tiempo que llamaba a “avanzar en este camino desobediente” y advirtió: “No estamos aquí para investir a un nuevo Gobierno autonómico ni para negociar con el Estado nuevos encajes imposibles. Lo nuestro es construir la República”.

Eso sí, aseguró que, aunque en Madrid alguien lo dice, es mentira que el proceso sea una cuestión personal de un señor ni una manipulación interesada de Artur Mas. “Es un proceso colectivo, plural, profundo”. Admitió, no obstante, que Junts Pel Sí ganó las elecciones y es la única fuerza que debe y puede formar Gobierno, aunque en clave constituyente. De lo que plantea su partido para ello no dijo nada, ya que las negociaciones penden de un hilo. Solo dejó caer que “son precisas las mejores personas”. Nada de mensajes sobre puentes tendidos ni nada parecido.

Asesor de Chávez y de la escuela de Monedero

Es precisamente este dirigente el que se encarga de poner contra las cuerdas a los dirigentes de la candidatura de Junts Pel Sí, que integra a Convergència, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. Mas cuenta con los 62 diputados de esta coalición, pero el resto de los partidos de la oposición, sin contar a la CUP, suman 63. Por tanto, necesita al menos un par de votos a favor para salir elegido en segunda votación (en la primera votación se exige mayoría absoluta, lo que implicaría que uno de los partidos rivales habría de votar a su favor).
Ese es el voto que la CUP se resiste a dar. En Busqueta, además, tienen un hueso difícil de roer.

Este economista de algo más de 40 años es miembro del colectivo Seminari d’Economia Crítica Taifa, autor del libro ‘La hora de los buitres. La crisis explicada a una ciudadanía estafada’ y uno de los últimos objetores de conciencia. Pero lo más importante es que es de la escuela de Juan Carlos Monedero. En realidad, estuvo a sueldo de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), la entidad que recibió millones de euros de parte del Gobierno venezolano. De ahí que Busqueta estuviese durante unos meses, en el año 2005, trabajando en el asesoramiento del entonces presidente venezolano, Hugo Chávez. Él mismo se jactaba de que su principal consejo fue que expropiase empresas.

"¿Eso es lo que le recomendaste a Hugo Chávez? ¿Exprópiese?", le preguntaba un reportero de TV3 en julio del 2014. "Sí, y tanto. Mira, cuando estuve en Venezuela, le recomendaba eso, pero entonces no me hacía suficiente caso. Si hubiese dependido de mí, incluso hubiese expropiado más. Lo que tengo claro es que en un proceso como el de Venezuela, que está apoyado desde el año 1999 por la mayoría de la población de una manera firme y continuada, no puede ser que haya una pequeña oligarquía que controle el 60% del PIB de aquel país y que imposibilite que se lleven a cabo las demandas de esta mayoría. La propiedad se ha de subordinar siempre a las necesidades sociales de la población. Por tanto, exprópiese y vuélvase a expropiar", replicaba el economista.

No pagar la deuda

El 11 de diciembre de 2014, en una entrevista al portal elcritic.cat, deslizaba que “desde cada ayuntamiento, desde cada distrito de barrio, se ha de poder evaluar cuáles son las necesidades concretas de las personas que habitan y poner los recursos necesarios para que puedan vivir. Y si eso pasa por desobedecer a los mercados, se desobedece. Desobedecer es fundamental”. Hablaba entonces de “la deudocracia, donde la prioridad fundamental es reducir el déficit y pagar la deuda”.

Vídeo: Busqueta, economista, pastelero y asesor de Hugo Chávez.

Le preguntaban entonces si en caso de impago de deuda, y por falta de financiación (todos los canales se cerrarían para Cataluña en una situación semejante), cabría la posibilidad de dejar de pagar los salarios de los funcionarios unos meses. “¿Pero podría ser que la Administración dejase de pagar los sueldos de los funcionarios durante unos cuantos meses?", inquiría el periodista. “Podría ser -replicaba Busqueta- (…) No es lo mismo un proceso de impago dirigido desde las clases populares que uno dirigido desde las élites, que es lo que seguramente se producirá e implicará más austeridad, más políticas restrictivas y más dificultades para la mayoría de la población. Las clases populares hemos de asumir que aceptar el autoritarismo de los mercados nos conduce a cientos de años de penurias”.

Proponía también que CaixaBank y Banco Sabadell no tuviesen el peso que ahora tienen en la economía. “O que no tengan ningun peso -añadía-. Que haya una banca pública (…) La capacidad estatal, política, nos ha de servir para regular y velar este proceso de cambio que nos permita democratizar la toma de decisiones en todos los ámbitos”.

¿Abolición de la propiedad privada?

¿Hacia dónde ha de ir, entonces, la sociedad? “Las cooperativas de consumo, las cooperativas de producción, el sindicalismo alternativo, los procesos de agroecología, las ‘okupaciones’, el movimiento de los indignados en toda su complejidad, todo lo que están representando esas iniciativas son las iniciativas necesarias que están expresando formas ya de entender las relaciones distintas (…) hay muchos pequeños proyectos en los que está el germen de lo que debe ser la nueva sociedad”, detallaba a 'La Guerrilla Comunicacional'. En un artículo escrito en 2013, titulado "Consideraciones sobre la propiedad", escribía: “El cuestionamiento de la propiedad privada es uno de los elementos que se deben plantear si se pretenden plantear propuestas que superen la economía capitalista y su modelo de sociedad”.

Esas son las recetas que Busqueta aporta a la negociación de la nueva sociedad catalana, donde la independencia ha de ir ligada, indefectiblemente, a un cambio social radical. Este planteamiento está plenamente asumido por la CUP. En un acto del 7 de marzo del año pasado, organizado por el consulado venezolano de Barcelona, Busqueta reivindicó la consigna “Chávez y nada más” como “símbolo de un pueblo que cristaliza en su líder”. Pero Artur Mas, de momento, no entra en esa categoría de líder del pueblo.

Artur Mas lo tiene duro para obtener concesiones y que la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) permita su investidura como presidente de Cataluña. Anoche volvieron a insistir en que no habrá investidura sin romper antes con el orden constitucional. Y sigue el veto a Mas. La CUP se ha terminado de echar al monte en una negociación cuyo peso, según manifestaron a El Confidencial fuentes de la organización radical, lo lleva desde hace unos días el pastelero (trabaja en una pastelería familiar) y economista Josep Manel Busqueta. Él fue, precisamente, el encargado de delimitar los planteamientos de su formación en la conferencia política celebrada ayer en la Universidad Pompeu Fabra que trazó las líneas rojas de los independentistas radicales.

Artur Mas Convergència Democràtica de Catalunya (CDC)
El redactor recomienda