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NEGOCIACIONES A MÚLTIPLES BANDAS

Mas, dispuesto a dar la presidencia o la vicepresidencia del Parlament a la CUP

Los dos grandes partidos han cerrado filas, en principio, en su propuesta de que el candidato a presidir el futuro Gobierno catalán sea Artur Mas, una opción que no satisface a la CUP

Foto:  El presidente de la Generalitat, Artur Mas (i), acompañado del presidente de la CUP David Fernández (Efe)
El presidente de la Generalitat, Artur Mas (i), acompañado del presidente de la CUP David Fernández (Efe)

Los partidos catalanes negocian a puerta cerrada el futuro de las instituciones políticas catalanas. La candidatura Junts Pel Sí es la que lleva la voz cantante. En ella, confluyen los intereses de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana (ERC), la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. Y también es la que más tiene que perder. Los dos grandes partidos que la componen han cerrado filas, en principio, en su propuesta de que el candidato a presidir el futuro Gobierno catalán sea Artur Mas, una opción que no satisface a la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP), cuyas asambleas han votado por el 'no' en la investidura del líder convergente.

“Nosotros no renunciaremos a nuestro programa. ¿Por qué lo habríamos de hacer? ¿Por qué hemos de renunciar a lo que ganamos en las urnas? La posición mayoritaria de los ciudadanos es clara y nuestra hoja de ruta, también. Por este motivo, la mantendremos con firmeza”, señala a El Confidencial una fuente de Junts Pel Sí.

Algunas fuentes señalaron a El Confidencial que Junts Pel Sí estaría dispuesto a dar la presidencia del Parlamento catalán a la CUP a cambio de que facilite la investidura de Mas. Otras fuentes rebajan esa oferta a una vicepresidencia. Las fuentes oficiales de ambas candidaturas consultadas por El Confidencial, sin embargo, no han querido confirmar esas ofertas. Es más: conscientes de que la información es un arma muy poderosa, Junts Pel Sí ha centralizado los posicionamientos en unas pocas manos y con unos mensajes unitarios muy estrictos. “Por cuestiones obvias, estas negociaciones han de llevarse con una gran discreción”, subrayan las fuentes. Y otra se excusa diciendo que no puede hablar de posicionamientos asumibles por parte de ambas formaciones “porque eso sería entrar de lleno en las negociaciones”. De todos modos, las conversaciones acaban de empezar y queda aún mucho trecho por caminar y muchos planteamientos por consensuar… y variar.

Por otra parte, todos coinciden en que los mensajes que se lancen han de ser triunfalistas, aunque la procesión vaya por dentro. De ahí que el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, se descolgase ayer por la mañana anunciando que “se llegará a un acuerdo para dar cumplimiento al mandato democrático del 'sí' a la independencia, que se impuso con un claro 55%”. Nadie sabe de dónde sacó ese porcentaje, porque incluso la CUP reconoció públicamente que los partidarios de la secesión no llegaban a la mitad. Es más: los porcentajes de Junts Pel Sí (39,54%) y la CUP (8,2%) llegan solo al 47,74%. El subconsciente traicionó enseguida al portavoz republicano, que luego se refirió a los 72 diputados de esa mayoría (que sí que tienen conjuntamente esas dos fuerzas, con el 47,74%).

Sabrià subrayó que esperaba que “el acuerdo entre estos 72 diputados llegará más pronto que tarde, y llevaremos las conversaciones con absoluta discreción”.

Posibilidades en la segunda votación

Pero no todo es tan sencillo. Con el voto en contra de la CUP, Artur Mas sabe que la primera votación la tiene perdida y ha de resignarse a ir a una segunda vuelta, donde ya solo debe ganar por mayoría simple y no absoluta, como en la primera. Pero esa mayoría es difícil, porque los votos contrarios de la oposición sobrepasan a los de Junts Pel Sí. Incluso aunque la CUP se abstenga, Mas necesita dos votos a favor para salir elegido, ya que de lo contrario sumarían más los ‘noes’ del Parlamento.

Ante esta situación límite, Convergència también negocia contrarreloj con Catalunya Sí que es Pot, la fuerza que agrupa a ICV y Podemos, entre otros. Esta coalición tiene 11 diputados y su porcentaje es el que el portavoz republicano sumaba al de los favorables a la independencia. Una de las fuentes consultadas apunta a que esta formación podría tener una secretaría de la mesa del Parlamento catalán, que no le correspondería por el número de diputados (la mesa tiene un presidente, dos vicepresidentes y cuatro secretarios). A pesar de todo, no hay nada cerrado, aunque la gran paradoja sería que las fuerzas minoritarias estarían presentes en la mesa del Parlamento y la que menos votos ha cosechado tendría, precisamente, la presidencia.

Pero los republicanos se resisten a perder cuota de poder. Las negociaciones entre Artur Mas y Oriol Junqueras daban la presidencia de la cámara a los republicanos (que barajaban los nombres de Marta Rovira y de Anna Simó como las posibles nuevas presidentas), que en contrapartida apoyarían al convergente para repetir como ’president’. Pero Ciutadans, como segunda fuerza política, reclama una vicepresidencia. Por tanto, solo quedaría una vicepresidencia libre, que tendría que ser para Junts Pel Sí o la CUP. Junts Pel Sí tendría, entonces, que renunciar también a una de las cuatro secretarías a favor de Catalunya Sí que es Pot, por lo que el partido de Artur Mas podría quedar relegado a solo dos secretarías (otra sería para PSC y la cuarta, para Catalunya Sí que es Pot).

Los partidos catalanes negocian a puerta cerrada el futuro de las instituciones políticas catalanas. La candidatura Junts Pel Sí es la que lleva la voz cantante. En ella, confluyen los intereses de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana (ERC), la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. Y también es la que más tiene que perder. Los dos grandes partidos que la componen han cerrado filas, en principio, en su propuesta de que el candidato a presidir el futuro Gobierno catalán sea Artur Mas, una opción que no satisface a la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP), cuyas asambleas han votado por el 'no' en la investidura del líder convergente.

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