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El PSC afronta el 27-S atacando a Podemos por su "ambigüedad" e igualando PP y C's
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ESTRATEGIA PARA LAS ELECCIONES CATALANAS

El PSC afronta el 27-S atacando a Podemos por su "ambigüedad" e igualando PP y C's

La dirección cree que Iceta recupera oxígeno y que su resultado dependerá de si logra movilizar a los indecisos y a los abstencionistas, afianza a sus votantes y evita fugas hacia los emergentes

Foto: Miquel Iceta, con Pedro Sánchez y Jaume Collboni, en el arranque de la campaña del 27-S, en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. (EFE)
Miquel Iceta, con Pedro Sánchez y Jaume Collboni, en el arranque de la campaña del 27-S, en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. (EFE)

Aunque las encuestas pintan un escenario más bien sombrío, el PSC de Miquel Iceta dice sentirse "animado". Con esperanzas de poder remontar y desmentir a la demoscopia, movilizando a su base tradicional de votantes para el 27-S. Para ello, despliega varias líneas de estrategia, según explica la dirección del partido. Acentuar su vertiente social y exhibir los logros de los Gobiernos que lideró en el pasado –como arma frente a Catalunya Sí que es Pot (CSQEP)–, sacar pecho de su mensaje "claro" de no a la independencia de Cataluña y al diálogo con España para una reforma constitucional –frente a la "ambigüedad" de la lista patrocinada por Podemos–, rechazar los frentismos y catalogar a Ciudadanos "como el PP", estandarte de sus mismas políticas "de derechas". A fin de cuentas, es hacia Catalunya Sí que es Pot y hacia C's hacia donde se le escapan los votos.

Lo decía este jueves, por si quedaban dudas, la encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que le asignaba 16-17 escaños y un 12,2% de los votos (20 actas y un 14,43% de los sufragios en 2012). Cuarta fuerza, tras Junts pel Sí (60-61), Ciudadanos (19-20) y CSQEP (18-19), y por delante de PP (12-13) y CUP (8). El 39,7% de los que apostaron por los socialistas en las últimas autonómicas repetiría papeleta el 27-S, pero un 14,5% marcharía a la formación de Albert Rivera y otro 14,1% caminaría hacia la coalición de izquierdas encabezada por exlíder vecinal Lluís Rabell y participada por ICV, EUiA y Equo. Apenas un 5,9% iría hacia Junts pel Sí.

El organismo público dibuja también la imagen del elector del PSC: bastante menos movilizado que los independentistas, con menos interés por la campaña, preocupado por la agenda catalana pero también la española, sobre todo de mediana edad (aunque los hay jóvenes), con escasa formación, vecino de ciudades medias del cinturón de Barcelona, defensor del statu quo o de una reforma que amplíe el poder a las autonomías y claramente no nacionalista (el 82,4% se define así).

Y además hay un 26,3% de indecisos, que no sabe o no contesta, según los cálculos del CIS tras pasar por la cocina. Ese es el bocado que pretende morder el PSC, consciente de que los electores que se sienten independentistas ya tienen en mente qué papeleta cogerán el 27-S y están muy activos. "Normal, se han tirado tres años de campaña", analiza un miembro de la ejecutiva del PSC. El comité electoral, que dirige la secretaria de Organización, Assumpta Escarp, número seis por Barcelona, centra el tiro en esta bolsa de electores. "Hay mucho voto huérfano, desubicado, decepcionado, y el PSC puede ser un partido refugio", añade a El Confidencial una diputada en el Congreso, muy cercana a Iceta.

"Más pequeño", pero "más cohesionado"

Esas coordenadas, junto al escenario político "tan polarizado", explican la campaña diseñada por el PSC, en sintonía con Ferraz. Muy centrada en recuperar "el votante de siempre" del partido, el que respaldaba al PSOE en las generales y se activaba en las municipales, pero que se sentía más distante en las autonómicas y prefería quedarse en casa. Por eso Nicaragua –cuartel general de los socialistas catalanes– y Ferraz han subrayado el cordón umbilical entre las catalanas del 27-S y las generales de diciembre. Cataluña ha sido, además, clave para llevar al PSOE a La Moncloa, junto con Andalucía.

PSC y PSOE exhiben buena relación y sintonía en el mensaje: quieren reforzar la ligazón 27-S y generales y que la solución pasa por el diálogo con España

Por eso el lema –Por una Cataluña mejor en una España diferente– y por eso la implicación, más que nunca, de la cúpula federal del PSOE, de los presidentes y barones autonómicos y del propio secretario general, Pedro Sánchez. Hasta en el mismo spot electoral. Se quiere hacer hincapié de que el "lío" de Cataluña, como lo llama Iceta, sólo se resuelve con el diálogo con la otra parte, con España, y para eso el PSC cuenta con "un interlocutor" con el que sintoniza, el PSOE, con el que comparte la salida, la reforma constitucional en un sentido federal. "Nuestro eslogan relaciona mucho España y Cataluña, y Pedro es muy conocido aquí y tira, claro", señala un máximo cargo del partido.

"Somos un partido más pequeño, porque todos los espacios que había transversales se han partido, pero a cambio somos un partido más cohesionado internamente y tenemos que dirigirnos a nuestra base electoral, a la que vota PSOE", indica un miembro de la ejecutiva, al hilo de la descripción del cambio de piel de Cataluña. Los grandes partidos que pescaban en varios caladeros han acabado o con fugas –los socialistas se han desprendido de su ala más soberanista– o directamente con divorcio –Unió ya navega sola y Convergència se halla difusa en Junts pel Sí con ERC y las entidades separatistas–. Y el PSC se ha quedado reducido a su electorado más españolista.

Iceta y los cuadros socialistas se moverán en estos 15 días por las cuatro provincias, pero el aparato asume que en Lleida y Girona, como dicen fuentes de la dirección, "el pescado está vendido", ya que son los territorios más independentistas y más premiados por la Ley Electoral. El partido se afanará en captar votos, por tanto, en Barcelona –en la capital y en su área metropolitana–, que reparte 85 de los 135 escaños del Parlament, y en Tarragona.

Justo ahí estuvieron ayer sábado Iceta y Sánchez. El secretario general replicó el mensaje de campaña: pidió una movilización del electorado socialista y que se "tomen estas elecciones como si fueran unas generales". "Tenemos que decirle a la buena gente en Cataluña que el 27-S debe ir a votar, porque no podemos hacerlo solos. Somos muchos los socialistas, pero pedimos el voto a los indecisos, porque nos jugamos el futuro, para que acudan a votar el 27S y voten al PSC", proclamó. Tal como dicen las encuestas, los resultados están apretados y la campaña se configura como fundamental. De hecho, en el PSC algunos hablan de un "triple empate" con C's y CSQEP, de ahí la importancia de despertar a sus votantes.

"Rabell no es Colau" ni Arrimadas es Rivera

Pero en esas zonas en rojo, en Barcelona y Tarragona, también compite directamente con Ciudadanos y Catalunya Sí que es Pot. El PSC intentará evitar la fuga hacia ambos. "No se trata tanto de robar a los demás, sino de afianzar a nuestros votantes", explican en la dirección. Respecto a la formación de Albert Rivera, el mensaje es claro: "C's, en el fondo, es un PP edulcorado, y que además juega al frentismo, cuando nosotros sí ofrecemos una solución". La cúpula cree que el partido naranja ha podido llegar a su techo, porque el tirón de Arrimadas "no es el de Rivera", mucho más conocido en Cataluña. De hecho, un 69,7% de los catalanes asegura que no sabe quién es la cabeza de cartel.

Desde el comité electoral se percibe asimismo que Catalunya Sí que es Pot "se consolida poco y va bajando de tono". Lo achacan a que el dilema de lo viejo frente a lo nuevo "se ha estabilizado", ya que Podemos no sabe tan fresco tras más de un año de rodaje, y "Lluís Rabell no es Ada Colau", la actual alcaldesa de Barcelona, muy conocida antes de lanzarse a la carrera municipal por su pasado como activista antidesahucios.

Los socialistas se enorgullecen de que ahora tengan una posición “nítida y sin fisuras“, borrada ya su defensa del derecho a decidir

CSQEP cuenta con una flaqueza, a juicio de los socialistas, su "ambigüedad" en el espinoso debate del encaje de Cataluña. "No son claros", "tienen un problema de mensaje", insisten varios dirigentes consultados. La coalición impulsada por Podemos, ICV, EUiA y Equo defiende el derecho a decidir y un proceso constituyente, sin más concreciones. "Y Rabell votó sí-sí en la consulta del 9-N", recuerdan. O sea, que el número uno de la lista votó a favor de la secesión de Cataluña, aunque él mismo ha precisado que su candidatura recoge diversas sensibilidades cuyo punto de cohesión es la demanda de un referéndum legal y con todas las garantías.

Los socialistas, en cambio, se enorgullecen de tener una posición "nítida, sin fisuras" ahora, después de años defendiendo el derecho a decidir. No a la independencia y no al inmovilismo del Gobierno de Mariano Rajoy, repiten. Y punto. Según el análisis de la dirección, los ciudadanos "agradecen la claridad". En su programa del 27-S ya se descartó la apuesta por una consulta "legal y acordada", como figuraba en 2012, y se cita sólo la necesidad de una reforma constitucional. Porque no vale la solución "unilateral". "Algunos dicen que se han cansado –aseguró Iceta este sábado en Tarragona–. Pero en estos momentos en que España cambia y en que nos necesitan para hacer el cambio definitivo, en el PSC no nos cansamos, no desistimos. Al revés, esto nos pone".

El objetivo de la reforma es compartido con el PSOE, aunque los límites diverjan. El PSC no ve problema, por ejemplo, en reconocer Cataluña como nación –siempre que no sea sinónimo de Estado–, pero Sánchez y el resto de barones socialistas se niegan a abrir ese debate ahora, a las puertas de las generales. En la última semana, sin embargo, ha vivido enredado en la polémica tras la entrevista de Felipe González en La Vanguardia, que tituló que el expresidente del Gobierno estaba a favor de que Cataluña disfrutase del estatus de nación. El exjefe del Ejecutivo desmintió al rotativo y en la grabación se escucha, en efecto, que se le preguntó si compartía el reconocimiento explícito de la "identidad nacional" de Cataluña, a lo que respondió: "Absolutamente sí". Una controversia, en todo caso, que no ha beneficiado al partido, asumen en el PSC.

Los cuatro ejes

El comité electoral cuenta con otra herramienta para intentar combatir la lista de Rabell. "Subrayar la obra de Gobierno, la gestión de progreso de los dos tripartitos [2003-2010]. El cambio a peor ha sido brutal en estos años de Mas. Se trata de contrastar el balance frente al president, pero también frente a Rabell, ya que CSQEP no representa lo mismo que representaba ICV", ilustran fuentes próximas a Escarp, la jefa de campaña.

Pero otro enemigo de los socialistas no tiene cara. Es la abstención. La ejecutiva estima que una alta participación puede beneficiarle, ya que ahora mismo el voto soberanista sí está movilizado, de forma que queda por despertar a los no separatistas. Y así lograr cuadrar el círculo: repetir el medio millón de sufragios de 2012, meta que a día de hoy parece inalcanzable, aunque las encuestas no marchan tan mal para el partido como semanas o meses atrás. Hace tres años, la participación fue del 69,57%. Algunos cargos consideran que puede ayudarle el escaso tirón (en las encuestas, por ahora) de Unió, ya que puede recabar apoyos de votantes moderados.

Recuperación “justa“, rescate del Estado del bienestar, regeneración democrática y una solución acordada son los pilares de la oferta socialista el 27-S

Bajo estas premisas, cuentan en la dirección, el mensaje del PSC pivotará hasta el 27-S sobre cuatro ejes: recuperación "justa" y empleo "de calidad", rescate del Estado de bienestar, regeneración democrática y lucha contra la corrupción y encaje de Cataluña en España a través del cambio en la Carta Magna. Lo resume un dirigente: "Corrupción, para hacer frente a los emergentes; conflicto social, para reactivar el eje izquierda-derecha, y diálogo, para luchar contra los frentismos". Tanto el de Mas como el de Rajoy, como le gusta recalcar a Sánchez.

Cambio de planes con Díaz

El PSC quiere explotar al máximo su mensaje –introducirlo en un contexto tan complicado ya es un triunfo, avisan– y también las virtudes de su candidato y primer secretario. "Miquel funciona muy bien, es hipercoherente, y es comunicativamente muy eficaz porque es muy claro", expone un responsable. Ahora se podría añadir que triunfa en las redes sociales gracias a su arranque bailón en la pegada de carteles, al ritmo de Don't stop me now, de Queen. Gesto que, visto el éxito, repitió ayer sábado.

Momentazo de @miqueliceta bailando el "Don't stop me now" de Queen tras pegar el cartel electoral con Pedro Sánchez. pic.twitter.com/hM8SltAeXR

En la campaña del PSC desembarcará no sólo Sánchez –presente en siete jornadas en total, incluido el arranque y todo este fin de semana–, sino también varios miembros de la ejecutiva (César Luena, Patxi López, Luz Rodríguez...); presidentes autonómicos (Susana Díaz, Andalucía; Ximo Puig, Valencia; Francina Armengol, Baleares; Javier Lambán, Aragón), o el portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, el exministro Ángel Gabilondo. Al final, Felipe González acudirá en auxilio de Iceta en la segunda semana, como confirmaron a El Confidencial desde la oficina del expresidente.

Los primeros espadas del PSOE harán campaña con Iceta o solos si este tiene otro compromiso o debe preparar un debate televisivo. Para la presidenta andaluza, por cierto, será su primer acto de partido tras su vuelta al trabajo este lunes después de su baja de maternidad. Díaz, finalmente, mitineará sólo un día, el 22 de septiembre –y no día y medio, como estaba previsto, por cuestiones de agenda–, en el Maresme, y no lo hará en compañía de la exministra Carme Chacón, según fuentes del comité electoral. En la dirección advierten de que la planificación va cerrándose casi cada día, de ahí los cambios.

La dirección del PSC tiene previsto gastarse en esta campaña en torno a 1,7 millones de euros, incluido el mailing (el envío de propaganda electoral). Muy lejos, remarca, del límite legal: unos 3.074.000 euros más 900.000 de mailing. Se ha diseñado, pues, una "campaña austera, pero de calidad y creativa", que se organiza en dos carriles paralelos: los mítines de Iceta y la primera línea del PSOE (Sánchez, presidentes autonómicos), y las actividades en las provincias, organizadas por las federaciones del PSC, menos numerosas, y a las que se invita a dirigentes de la ejecutiva federal. Se trata de "desplegar al máximo" el potencial del partido, explican.

Ninguno se engaña y sabe que el PSC no vive las mieles de otros tiempos. Que está mucho más débil y no juega a quedar como primera fuerza. Sí a ser decisivo en el escenario postelectoral, por su capacidad de "diálogo". Iceta de hecho ya se ha ofrecido a liderar un Gobierno "transversal", de la "izquierda al centro". Pero está animado con unas encuestas que pronostican bajón, aunque no hundimiento respecto a su suelo de 20 escaños (los de 2012). Los jefes del partido recuerdan que en las municipales aguantaron como segunda formación y resistieron en el cinturón metropolitano. "Algunos nos daban por muertos, pero se vio que no. Que estamos vivos y con propuestas", remachan.

Aunque las encuestas pintan un escenario más bien sombrío, el PSC de Miquel Iceta dice sentirse "animado". Con esperanzas de poder remontar y desmentir a la demoscopia, movilizando a su base tradicional de votantes para el 27-S. Para ello, despliega varias líneas de estrategia, según explica la dirección del partido. Acentuar su vertiente social y exhibir los logros de los Gobiernos que lideró en el pasado –como arma frente a Catalunya Sí que es Pot (CSQEP)–, sacar pecho de su mensaje "claro" de no a la independencia de Cataluña y al diálogo con España para una reforma constitucional –frente a la "ambigüedad" de la lista patrocinada por Podemos–, rechazar los frentismos y catalogar a Ciudadanos "como el PP", estandarte de sus mismas políticas "de derechas". A fin de cuentas, es hacia Catalunya Sí que es Pot y hacia C's hacia donde se le escapan los votos.

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