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Esteladas y presos políticos en el 'Poble Espanyol' de Barcelona
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Esteladas y presos políticos en el 'Poble Espanyol' de Barcelona

Una plaza castellana, un caserón extremeño, un arco aragonés, una fachada sevillana... y también esteladas, presos políticos y murales de "democracia"

Foto: Esteladas, las únicas banderas que se pueden comprar en la tienda oficial del 'Poble Espanyol'. (Fotos: Ángel Villarino)
Esteladas, las únicas banderas que se pueden comprar en la tienda oficial del 'Poble Espanyol'. (Fotos: Ángel Villarino)

Si tuvieran interés, que no lo tienen, los turistas extranjeros se darían cuenta de que reciben mensajes contradictorios estos días en el ‘Poble Espanyol’ de Montjuïc. Entran en una plaza castellana, suben a un caserón extremeño, pasan bajo un arco aragonés y se hacen fotos frente a una fachada sevillana… pero en la tienda oficial que hay que atravesar para salir del recinto la única bandera a la venta es la estelada. En un muro hay pegados varios carteles de solidaridad con los “presos políticos” y en otro tintinea un luminoso que nos descubre las maravillas de España. El concepto ya se pone en duda incluso como reclamo turístico.

placeholder Unos turistas franceses se toman una foto con un 'caganer' gigante. (Á. V.)
Unos turistas franceses se toman una foto con un 'caganer' gigante. (Á. V.)

A pesar de ser una de las atracciones turísticas menos sofisticadas y promocionadas de Barcelona, ‘el Poble’ sigue teniendo un sorprendente tirón entre los turistas extranjeros, que pagan casi 13 euros por darse un paseo por su interior. A un grupo de jubilados franceses les divierte hacerse fotos con un ‘caganer’ gigante. “Es muy gracioso, habíamos escuchado hablar de esta tradición española pero no sabíamos que había tanta variedad. Creo que me voy a llevar uno con la cara de algún personaje famoso”, dice Isabelle.

placeholder Un disimulado cartel con una urna en el escaparate de un establecimiento en el 'Poble Espanyol'. (Á. V.)
Un disimulado cartel con una urna en el escaparate de un establecimiento en el 'Poble Espanyol'. (Á. V.)
placeholder Mural con la palabra 'Democracia' en una tienda de artesanía. (Á. V.)
Mural con la palabra 'Democracia' en una tienda de artesanía. (Á. V.)

La división política ha filtrado también el muro. Varios comerciantes cuelgan carteles y símbolos de urnas, en apoyo discreto al 1-O. En el fondo de una tienda de artesanía manda un mural en el que puede leerse “Democracia”.

placeholder Una turista posa en el 'barrio andaluz'. (Á. V.)
Una turista posa en el 'barrio andaluz'. (Á. V.)

Pero en el bar de enfrente el encargado dice estar harto de todo. “Ya la cosa iba mal últimamente porque aquí cada vez vienen menos turistas y ahora dicen que se va a marchar también el congreso de los móviles (Mobile World Congress). Se pasan el día con el rollo de la independencia y aquí nos vamos a quedar con las migas”.

Estela nació en México y vive en Alemania con su marido, Frantz. Dicen que han seguido por la prensa la crisis política catalana pero que en ningún momento se plantearon anular el viaje. "Lo teníamos hablado desde hace tiempo, leímos que no había problemas y ha ido todo bien. Nos hablaron de este pueblo en el hotel y es muy bonito. Yo las únicas casas que veo diferentes al resto son las andaluzas, que son blancas como en algunas zonas de México. Todo lo demás podría ser el mismo pueblo, está muy bien hecho", dice.

Sin nociones de la DUI, los turistas deambulan por sus calles y se compran toros en miniatura como recuerdos. No son conscientes de lo extraño que es

El ‘Poble Espanyol’ se levantó en 1929 (bajo mandato de Primo de Rivera) como pabellón español de la Expo de Barcelona. La idea gustó y decidieron mantenerlo en pie. Después se ha utilizado para muchas cosas, no todas festivas: fue campo de prisioneros republicano durante la Guerra Civil y fue centro de aleccionamiento y propaganda con el franquismo. En las hemerotecas hay una foto de Himmler saludando con el brazo en alto desde la plaza mayor postiza. Pasados los años se empezó a utilizar como reclamo para el incipiente turismo extranjero y en 1996 pasó a manos privadas. Hasta hoy.

placeholder Los turistas pasean por las calles del 'Poble Espanyol' ajenos a términos como DUI o el 155. (Á. V.)
Los turistas pasean por las calles del 'Poble Espanyol' ajenos a términos como DUI o el 155. (Á. V.)
placeholder Mapa de la franja mediterránea en varios idiomas. (Á. V.)
Mapa de la franja mediterránea en varios idiomas. (Á. V.)

Ajenos a vocabulario básico como DUI o 155, los turistas deambulan por sus calles comprando toros en miniatura, acero toledano y conservas del Cantábrico. No son conscientes de lo extraño que resulta ver comercios rotulados en español o recintos donde los carteles explicativos mantienen una idea de país desterrada hace ya muchos años al otro lado del muro. Un mapa muestra la España del Mediterráneo sin mención a los Países Catalanes e integrando a Murcia. “Esto debe ser el sueño erótico del PP y de Albert Rivera”, bromea Jordi, un empresario de Barcelona que acompaña a unos clientes extranjeros que vieron el folleto en el hotel. "Les dije que era una cosa muy turística pero les apetecía verlo igual porque nunca han estado en España".

placeholder Volantes, lunares, y botellas con forma de toro llenas de sangría. (Á. V.)
Volantes, lunares, y botellas con forma de toro llenas de sangría. (Á. V.)

El recinto encierra una idea precursora de los parques temáticos. Y tiene mucha peor fama de lo que en realidad es. Hay pastiche y turistada, cierto, pero las costuras no son de plástico ni de cartón piedra. La idea, dicen los guías, se le ocurrió a cuatro amigos (dos arquitectos y dos artistas catalanes) que pasaron un tiempo viajando por 1.600 poblaciones de toda España en un Hispano-Suiza, buscando edificios peculiares que no desentonasen demasiado al juntarlos. La cosa tiene hoy por hoy mal encaje en la Barcelona hípster. Pero denle tiempo. Puede acabar tan lleno como el parque temático de la URSS en Lituania. No se puede descartar que, si eso ocurre, en la tienda de recuerdos vuelvan a vender banderas de España.

Si tuvieran interés, que no lo tienen, los turistas extranjeros se darían cuenta de que reciben mensajes contradictorios estos días en el ‘Poble Espanyol’ de Montjuïc. Entran en una plaza castellana, suben a un caserón extremeño, pasan bajo un arco aragonés y se hacen fotos frente a una fachada sevillana… pero en la tienda oficial que hay que atravesar para salir del recinto la única bandera a la venta es la estelada. En un muro hay pegados varios carteles de solidaridad con los “presos políticos” y en otro tintinea un luminoso que nos descubre las maravillas de España. El concepto ya se pone en duda incluso como reclamo turístico.

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