La ANC prepara un 'órgano director' para una "resolución definitiva del 'procés'"

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) propondrá en los próximos días la creación de un Órgano de Coordinación Nacional (OCN), que pretende ser una herramienta para “desde ahora mismo y durante este año, llevar a cabo todas las acciones que conduzcan a la resolución definitiva del ‘procés’”. En ese OCN se englobarían partidos, entidades e instituciones partidarios de la independencia. O sea, Gobierno, partidos que lo apoyan y ‘sociedad civil’, que es la que maneja el ‘procés’ en la calle.

Así consta en los objetivos estratégicos de la nueva hoja de ruta que la ANC aprobará este sábado, en la asamblea general de 2017. Otro de estos objetivos es “movilizar, durante la fase de aprobación de la Ley de Transitoriedad Jurídica y la convocatoria del referéndum, a la sociedad catalana en forma de respuesta popular activa y pacífica para garantizar el correcto funcionamiento de las instituciones catalanas y sus legítimos representantes”. Estas movilizaciones servirán también para “el reconocimiento efectivo y legítimo del nuevo Estado catalán”.

"En los próximos meses será precisa mucha cohesión y fortaleza para hacer frente a los múltiples intentos de seducción e intoxicación"

El OCN, que estaría activo durante 2017 y 2018, sería una especie de “mesa de partidos, entidades e instituciones”. “Hemos llegado a la última etapa y en los próximos meses será precisa mucha cohesión y fortaleza para hacer frente a los múltiples intentos de seducción e intoxicación, al juego sucio y a los ataques de todo tipo. Es imprescindible esta acción conjunta, coordinada y consensuada entre sociedad civil, partidos e instituciones para ganar la independencia”. De este modo, se pretende un control más efectivo y político del proceso, ya que el ONC no es más que una especie de sanedrín donde se integrarían las ‘fuerzas vivas’ secesionistas y del que emanarían directrices tácticas.

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La apuesta por este órgano, sin embargo, no elimina otras herramientas contempladas hasta ahora. Tanto partidos como entidades cívicas habían hablado de la creación de la Asamblea de Cargos Electos (Aecat), puesta ya en marcha el otoño pasado por la Asociación de Municipios Independentistas (AMI). La Aecat estaría formada por todos los cargos públicos electos en unas elecciones, integrando en ella a concejales, diputados autonómicos, senadores, diputados nacionales y eurodiputados. Todos ellos independentistas, naturalmente. En la nueva hoja de ruta de la ANC, esta asamblea se contempla solo en una de las hipótesis que se pueden prever: en el caso de que el Estado español interfiera en las instituciones catalanas antes de la aprobación de la Ley de Transitoriedad Jurídica y de la convocatoria del referéndum, las actuaciones estratégicas se centran en tres pasos: movilización ciudadana, activación de la Aecat y proclamación de la independencia.

Respecto a la Aecat, señala que se convertirá en la “máxima representación legítima, soberana e institucional de Cataluña” en el caso de la inhabilitación del ‘president’, de los consejeros, del Parlamento catalán o de la suspensión o intervención de la autonomía. “Desde ahora hasta el momento de su activación, si hiciese falta activarla, la ANC velará y apoyará a la estructuración organizativa de la Aecat de manera que permita una constitución y movilización rápida y eficaz en sustitución de las instituciones, si estas hubiesen sido neutralizadas por el Estado”.

Varapalo a la CUP

En su hoja de ruta, la ANC sostiene que el referéndum antes de finales del próximo mes de septiembre “es ineludible, con acuerdo o sin acuerdo”. Entre sus objetivos estratégicos, cita el “velar por el cumplimiento de las resoluciones del Parlamento de Cataluña, con especial atención a las leyes de desconexión y la convocatoria y realización de un referéndum vinculante en los términos establecidos y la proclamación de la independencia en caso de victoria del sí”.

Pero la ANC no las tiene todas consigo. En el informe de gestión que hoy se aprobará también critica que los partidos independentistas, “desde el día siguiente de las elecciones [se refiere a las últimas autonómicas, del 27 de septiembre de 2015], mostraron de forma muy evidente que sus diferencias de modelo pueden llegar a poner en riesgo el proyecto político que estamos llevando a cabo entre todos. Eso, juntamente con el error de haber situado en igualdad de condiciones a la CUP y a Junts pel Sí, mermó considerablemente el liderazgo que tenía la ANC durante los últimos años”. En esa época, fue cuando afloraron las divergencias más importantes entre las familias soberanistas, hasta el punto de que la CUP (que solo tiene 10 diputados) atornilló a JxS (que tiene 62 escaños) y forzó la dimisión de Artur Mas y la elección de un nuevo ‘president’, Carles Puigdemont.

Tras esa crisis, los secesionistas encontraron otro elemento común para seguir juntos: la celebración del referéndum. Solo ese elemento salvó el ‘procés’ de una muerte súbita.

Caja de resistencia

En sus escritos, la entidad apuesta también por crear una 'caja de resistencia', que no es más que “una caja de solidaridad para todos los agraviados por apoyar el proceso de independencia siguiendo la hoja de ruta conjunta de las entidades y partidos”. Asimismo, una de sus prioridades es impulsar el Consejo Federal de los Països Catalans.

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En el informe de gestión se especifica también que la ANC ha pedido la adhesión a la OSCE y que ha reservado una partida de 200.000 euros para la campaña publicitaria pidiendo el sí en el referéndum previsto para este año.

Código ético

La ANC aprobará también este sábado un código ético que pretende “garantizar el comportamiento y las buenas prácticas” de los asociados de la ANC, con respeto a “los derechos humanos, los valores democráticos, la acción pacífica, el pluralismo y la diversidad”.

Se resalta también que se ha de evitar “cualquier acción irregular o deshonesta y manifestaciones falsas o perjudiciales para personas o colectivos"

Entre otras cosas, este código subraya que es preciso mantener “el respeto a la diversidad de pensamiento y de opciones y evitar cualquier actitud discriminatoria o cualquier comportamiento despectivo o degradante en relación con cualquier condición personal, como la edad, el género, el pensamiento político, la orientación sexual, la pertenencia nacional, el origen étnico, la religión o la aconfesionalidad”. Afirma también en uno de sus puntos que “jamás se puede convertir la discrepancia en motivo de desprecio o vejación. Se ha de evitar cualquier comportamiento agresivo o violento, tanto físico como verbal”.

En otro de sus puntos, el código resalta que se ha de evitar “cualquier acción irregular o deshonesta y manifestaciones falsas o perjudiciales para personas o colectivos, y ha de actuar con lealtad hacia la organización”. E impone que los miembros de la ANC han de comprometerse “con la acción colectiva, a la que han de subordinar sus intereses o aspiraciones personales, por muy legítimos que sean”. Asimismo, les obliga a priorizar “el diálogo interno, la información y la participación de todos en la actividad de la ANC y la búsqueda del consenso en el seno de la organización”. En otro de los apartados, aboga por que sus miembros “se han de comportar con ejemplaridad y respeto, mantener una actitud positiva ante el conflicto y huir de conductas deshonestas, declaraciones despectivas o acciones incívicas, insolidarias u oportunistas”. Por último, “de acuerdo con el principio de confidencialidad, todo miembro de la ANC habrá de hacer un uso adecuado y responsable de la información, ser discreto en lo que se acuerde y evitar filtraciones de todo tipo”.