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La vicepresidenta no cede pese a la 'trampa' de Junqueras: no habló del referéndum
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segundo encuentro con junqueras

La vicepresidenta no cede pese a la 'trampa' de Junqueras: no habló del referéndum

La advertencia es clara: si Puigdemont está interesado en el desarrollo de sus demandas, el foro adecuado es la Conferencia de Presidentes

Foto: La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (EFE)
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (EFE)

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ya iba preparada este martes cuando acudía a ‘casa’ del vicepresidente catalán, Oriol Junqueras. Desde la Generalitat, se había pedido que el Gobierno central no hiciera público el encuentro. Pero la misma mañana del martes, fue la Generalitat quien filtró la reunión de alto nivel. ¿El motivo? Presionar a Soraya para introducir en el encuentro el tema del referéndum. Lo dejó caer incluso la portavoz del Govern, Neus Munté, en la rueda de prensa semanal de los martes. Era una encerrona a la ‘vice’ española, como quien no quiere la cosa. “Lo más normal es hablar de todos los temas”, se excusaba Munté mientras teorizaba largamente sobre la reunión y la necesidad de hablar de todos los temas, pero haciendo ver que no quería hablar de la reunión.

La portavoz del Govern insistía en que en la anterior reunión, Soraya Sáenz de Santamaría se había escudado en que formaba parte de un Gobierno en funciones para no entrar al trapo en el asunto más espinoso. Y por eso espetó que ahora que “ya no está en funciones” tendría que dar respuesta a los 46 puntos del documento que el ‘president’, Carles Puigdemont, le dejó en un documento a Mariano Rajoy en abril pasado.

Pero lo cierto es que a Sáenz de Santamaría le sobran tablas para estos menesteres porque tiene muchos recursos dialécticos a mano. “Lo que no entendemos es que nos dijese Junqueras que no quería periodistas y luego son ellos los que filtran la reunión”, denuncia a El Confidencial una fuente del Gobierno central. Por eso, a la representante de Madrid la esperaba una legión de periodistas a las puertas. Ella, en su ‘cartera’, llevaba preparado un ofrecimiento formal a Junqueras: “Ya sabes lo que opino. Poco podemos hablar del referéndum. Centrémonos en mejorar las condiciones de los catalanes”. Era el mensaje que le trasladó al vicepresidente catalán y que había practicado durante las horas previas con su equipo de colaboradores, consciente de que debía dejar resbalar por su piel el tema de la consulta de septiembre próximo.

Junqueras avisa de que no renunciarán a hacer un referéndum sobre la independencia de Cataluña

De hecho, el Gobierno central ya había dicho muchas veces —y toda la oposición de Cataluña lo ha remarcado en distintas ocasiones— que se hablaría de 45 de esos puntos, porque el del referéndum no está previsto ni se le espera. El Gobierno central no convocará un referéndum ni consentirá que lo convoque quien no tiene competencias para ello. Pero desde la Generalitat nunca se ha querido entender ese mensaje y se insiste en que el referéndum se celebrará quiéralo o no el Gobierno central. Por eso, Munté reiteraba por enésima vez durante la rueda de prensa que esperaba ver qué respuesta daría Santamaría “a los 46 puntos”. Y Santamaría le contestaba antes de entrar en la reunión que no iba a hablar sobre la consulta y que el Gobierno español no podía decidir sobre el mismo, como ya ha ocurrido en otros países de nuestro entorno. “Un Gobierno puede hablar de lo que puede hablar. No podemos negociar aquello de lo que no podemos disponer”, subrayaba, recordando que, igual que ha ocurrido en Alemania e Italia, los tribunales han dicho que un cambio territorial debe decidirse por el “conjunto del pueblo”. O sea, en este caso, “corresponde al conjunto del pueblo español”.

Foto: El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a su llegada a la Cumbre del Referéndum. (Reuters)

“Debemos trabajar juntos para que los ciudadanos de Cataluña tengan los mejores servicios públicos”, remarcaba la vicepresidenta. Y lanzaba una seria advertencia: “Si en esta reunión nos centramos en lo que el señor Junqueras puede hacer y en lo que el Gobierno de España puede negociar, será fructífera”. La pelota, pues, quedaba en el tejado de la Generalitat.

El revés de la vicepresidenta

Pero el contraataque de Sáenz de Santamaría tenía una segunda etapa: el próximo 17 de enero, Rajoy ha convocado la Conferencia de Presidentes, a la que Puigdemont no piensa acudir. “Las 46 demandas de la Generalitat están ligadas al proceso que vamos a abrir en la conferencia y le dejo a la Generalitat la manera con la que lo va a enfocar si el ‘president’ decide acudir”, remachó con un revés.

La advertencia es clara: si Puigdemont está interesado en el desarrollo de sus demandas, el foro adecuado es la conferencia. Si solo piensa en el referéndum y no en el bienestar de los catalanes, que no acuda. Advirtió, no obstante, que si el ‘president’ no va a la cumbre, “Cataluña estará representada por el Gobierno de España”. Así, la vicepresidenta española dio la vuelta a la situación y dejó en la sede de la Consejería de Economía, donde tiene su despacho Junqueras, un cepo letal para el Gobierno catalán. “Si la Generalitat no quiere diálogo, que Puigdemont no acuda a la conferencia, que es el lugar natural donde debe exponer sus propuestas”, explica a este diario una fuente del Gobierno central.

Auún así, Junqueras le expuso la intención de celebrar el referéndum “sí o sí”, incluso sin el permiso del Estado, porque, argumentó, “siempre hemos sido independentistas y tenemos un mandato de las urnas y cumpliremos nuestros compromisos”. Son las argumentaciones que reiteradamente han alegado los soberanistas. Junqueras argumentó también que la consulta vinculante es la mejor herramienta para solucionar el conflicto político entre Cataluña y España.

Foto: Un hombre mira la bandera española y una estelada colgadas de una fachada. (Reuters) Opinión

“Entiendo que el Gobierno marcha plenamente convencido de que habrá referéndum porque haremos lo posible para que se celebre y estamos dispuestos a negociar los términos hasta el último momento”, subrayó el vicepresidente catalán, que retó al Ejecutivo central diciendo: “Haremos todo lo necesario para que haya referéndum y ellos utilizarán las herramientas que crean necesarias para no facilitar nuestro trabajo”. Y subrayó: “No quieren ni hablar del tema y nosotros evidentemente continuaremos adelante y haciendo nuestro trabajo. Esta es una parte muy relevante de la reunión”. En otras palabras: si de algo ha servido la reunión, es para certificar que no habrá referéndum pactado y que los independentistas tirarán millas sin hacer caso de qué dicen las leyes españolas. Por tanto, si se produce alguna consulta, será unilateral y no pactada.

Más allá de esta rotunda discrepancia, la reunión, según fuentes de la Generalitat, se desarrolló en un ambiente de abierta cordialidad, no en vano ambos políticos mantienen una excelente relación personal. La procesión, pues, iba por centro. Pero ello no fue obstáculo para que Junqueras pusiese sobre la mesa su preocupación por otros temas, como el recorte en el fondo de pensiones de España y la elevada deuda pública, que lleva a pagar unos intereses abusivos, mientras Sáenz de Santamaría argumentaba que algunos de los 46 famosos puntos “ya se han comenzado a solucionar”, como la elaboración de un decreto contra la pobreza energética.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ya iba preparada este martes cuando acudía a ‘casa’ del vicepresidente catalán, Oriol Junqueras. Desde la Generalitat, se había pedido que el Gobierno central no hiciera público el encuentro. Pero la misma mañana del martes, fue la Generalitat quien filtró la reunión de alto nivel. ¿El motivo? Presionar a Soraya para introducir en el encuentro el tema del referéndum. Lo dejó caer incluso la portavoz del Govern, Neus Munté, en la rueda de prensa semanal de los martes. Era una encerrona a la ‘vice’ española, como quien no quiere la cosa. “Lo más normal es hablar de todos los temas”, se excusaba Munté mientras teorizaba largamente sobre la reunión y la necesidad de hablar de todos los temas, pero haciendo ver que no quería hablar de la reunión.

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