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El Gobierno prepara el deshielo con Cataluña con Millo y su nueva Delegación
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COMIENZA LA ‘ERA MILLO’

El Gobierno prepara el deshielo con Cataluña con Millo y su nueva Delegación

La vicepresidenta tendrá despacho fijo en Barcelona, prueba del interés que el Gobierno da al 'problema' catalán y a la decisión de afrontarlo desde el minuto uno

Foto: El nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo. (EFE)
El nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo. (EFE)

¿Se ha iniciado el deshielo entre España y Cataluña? Puede ser. Como todo en política, depende del color del cristal con que se mire. Este lunes tomó posesión como nuevo delegado del Gobierno en Cataluña el hasta ahora portavoz parlamentario del PP, Enric Millo. “Esta nueva etapa la hemos de construir desde el diálogo y la búsqueda constante y permanente de entendimiento, así como desde la operación sincera y respetuosa con las otras administraciones”, prometió en su toma de posesión. A su lado, estaban el consejero de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia de la Generalitat, Raül Romeva, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Al hablar de “nueva etapa”, Millo no exageraba. “Hemos abierto una etapa. Esta casa estará abierta a todos y es el Gobierno de España en Cataluña y para los catalanes. Y vendremos mucho para temas muy fructíferos. Enric Millo es hoy ya una pieza clave en este engranaje”, dijo, en su presentación, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Fuentes cercanas al Gobierno español señalan a El Confidencial que el nombramiento de Enric Millo significa el inicio del deshielo entre la Administración central y la autonómica. Y no solo porque, antes de militar en el PP, el nuevo delegado fue diputado de CiU (en representación de Unió Democràtica). “Millo reúne todas las condiciones para el cambio de orientación que se le quiere dar a la Delegación del Gobierno en Cataluña”, subrayan las fuentes.

Foto: El nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, recibe el saludo de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (EFE) Opinión
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Hasta ahora, añaden, la Delegación ha sido una oficina más de Madrid. “No es una crítica a lo que era antes la Delegación, que hacía lo que el Gobierno quería que hiciera. Lo que pasa es que ahora se entiende que esa representación ha de tener otro papel. Si hasta ahora ha sido una especie de órgano fundamentalmente burocrático, ahora Millo tiene el encargo de darle un cariz más político. Eso es lo que le faltaba a esta Delegación y lo que se quiere visualizar: ha de ser la herramienta que defienda los intereses y la gestión del Gobierno español, pero también ha de hacer de puente con la Generalitat”. En otras palabras: el representante del Gobierno en Cataluña abandonará su tradicional papel de convidado de piedra para ser parte activa en la gestión política del Gobierno español.

De ahí que fuese elegido Enric Millo. “Su nombramiento se debe a que, por su talante y su trayectoria, es la persona idónea”, dicen desde el Gobierno central. Y Sáenz de Santamaría, en su glosa en la toma de posesión, lo dejó también muy claro: Millo ha de ser ese “cauce de comunicación” entre los “poderes catalanes” y el Gobierno de España. Y ha de ser “esa persona que sepa escuchar, que sepa entender, que sepa traducir, que sepa interpretar y que sepa hacernos llegar las exigencias, la necesidades y los problemas. Tiene que ser los ojos, los oídos, la mano derecha y en esta etapa que nos corresponde también la mano izquierda, para saber construir el diálogo y el entendimiento”.

Escepticismo en la Generalitat

Desde la otra orilla del río, en cambio, ponen en cuarentena las buenas intenciones de los representantes del Gobierno español. “Somos escépticos ante sus promesas. Les animamos a que demuestren lo que dicen con hechos y no solo con palabras. Cuando haya hechos reales, los valoraremos, pero mientras tanto tomamos sus palabras con un cierto distanciamiento, puesto que muchas veces han hablado de política de mano tendida y luego nunca cumplen lo que dicen”, explica a El Confidencial una fuente del Gobierno catalán.

Foto: Roberto Bermúdez de Castro, elegido para la Secretaría de Estado de Administraciones Territoriales. (EFE)

Esta fuente destaca que “Millo tomó posesión el mismo día en que se confirmaba la condena de tres años de suspensión al juez Santiago Vidal [actual senador de ERC]. Y hoy [ayer para el lector] se da luz verde para que sea juzgado Francesc Homs por los hechos del 9-N, al mismo tiempo que se cita como imputada a la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, para el próximo 16 de diciembre. En estas condiciones, no valen las palabras. Ha de haber gestos de aproximación, hechos concretos que rompan con el pasado”.

Incluso la portavoz del Govern, Neus Munté, criticó ayer, tras la reunión del Ejecutivo de Carles Puigdemont, que el Gobierno central ofrezca diálogo pero “mantenga su ofensiva judicial”. Munté aseguró: “Llevamos años pidiendo diálogo al Gobierno y, a día de hoy, estamos solos". "Le queda mucho trabajo para ganarse la legitimidad de Gobierno dialogante”, subrayó, para acusar a Millo y Sáenz de Santamaría de orquestar una “operación de maquillaje”. A juicio de la portavoz de la Generalitat, es el Gobierno español el que persiste en una actitud sistemática de “deslealtad institucional”.

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Pero desde el Gobierno catalán se cargan más las tintas, según las fuentes consultadas por El Confidencial. “El ‘president’ de la Generalitat entregó un cartapacio con 46 puntos que necesitan urgente solución y que nada tienen que ver con el ‘procés’. Entre ellos, por ejemplo, están la construcción de una lanzadera al aeropuerto o la devolución de papeles de Salamanca. Si hay interés en descongelar las relaciones, que ejecuten los puntos, que, repetimos, nada tienen que ver con el ‘procés”, aseguran.

En realidad, desde el Ejecutivo que preside Puigdemont van más allá y apuntan a que “si Millo quiere restablecer la normalidad, debe retirar los más de 200 contenciosos que hay interpuestos contra ayuntamientos catalanes por cuestiones soberanistas. Y algunos de estos contenciosos han sido interpuestos por cosas tan nimias como haber discutido o aprobado una simple declaración. Si el nuevo delegado del Gobierno o la vicepresidenta española hablan de mano tenida y de entendimiento, que empiecen por retirar los contenciosos”. El deshielo que el Gobierno español pretende, pues, está, de momento, congelado.

¿Se ha iniciado el deshielo entre España y Cataluña? Puede ser. Como todo en política, depende del color del cristal con que se mire. Este lunes tomó posesión como nuevo delegado del Gobierno en Cataluña el hasta ahora portavoz parlamentario del PP, Enric Millo. “Esta nueva etapa la hemos de construir desde el diálogo y la búsqueda constante y permanente de entendimiento, así como desde la operación sincera y respetuosa con las otras administraciones”, prometió en su toma de posesión. A su lado, estaban el consejero de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia de la Generalitat, Raül Romeva, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

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