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Iceta arranca su congreso metiendo prisa a la gestora en plena tensión con el PSOE
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Iceta arranca su congreso metiendo prisa a la gestora en plena tensión con el PSOE

"Las gestoras son para tiempos breves", advierte el primer secretario del PSC, quien aboga por "superar las discrepancias" con el partido hermano tras el choque por la investidura de Rajoy

Foto: El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, durante la primera jornada del congreso de los socialistas catalanes, este 4 de noviembre. (EFE)
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, durante la primera jornada del congreso de los socialistas catalanes, este 4 de noviembre. (EFE)

El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) celebra este fin de semana una nueva etapa con dos condicionantes que dibujan sombras en su horizonte: una hoja de ruta independentista de los principales partidos catalanes, así como de las instituciones autonómicas; y su maltrecha relación con el PSOE después del desencuentro a la hora de votar la investidura de Mariano Rajoy.

En la presentación de su gestión ante los asistentes al XIII Congreso del PSC, que comenzó en Barcelona en la tarde del viernes su reelegido primer secretario, Miquel Iceta, hizo referencia a la grave situación de las relaciones con el PSOE. “Son nuestros hermanos, de los que no nos queremos separar ni un milímetro”, subrayó, ante algunas voces de barones socialistas que amenazan con romper relaciones entre ambos partidos. Las relaciones son tan tensas que el propio Iceta pactó con la gestora del PSOE la no asistencia de ningún representante de la gestora al cónclave.

Pero, según Iceta, hay un proyecto compartido y lograrán “superar las discrepancias". "Queremos seguir construyendo con el PSOE un proyecto compartido. Sea cual sea la comisión ejecutiva que elegiremos, este es uno de los primeros puntos de su trabajo, por convicción, pero también por fraternidad y estima hacia los socialistas de toda España". De hecho, tras este XIII Congreso se reunirán las cúpulas de las dos formaciones para repensar el protocolo de unidad [aquí en PDF].

"Son nuestros hermanos, de los que no nos queremos separar ni un milímetro", señala Iceta, que insiste en que quiere "seguir en un proyecto" con el PSOE

Pese a ese tono conciliador, el primer secretario sí lanzó un aviso a la dirección interina presidida por Javier Fernández, apremiándole a que no demore el proceso de elección de un nuevo líder. Justo el mismo mensaje que defiende el secretario general por el que tanto ha sacado la cara, Pedro Sánchez. Iceta recordó que, tras la dimisión de su predecesor, Pere Navarro, en 2014, el PSC "también designó una gestora en junio y el congreso se hizo tres semanas después", aunque en ese caso fue uno extraordinario, sin ponencia política. "Las gestoras son para tiempos breves", subrayó ante los delegados congregados en el Palacio de Congresos de Barcelona.

Miquel Iceta urge a PSOE a convocar congreso: "Las gestoras son para tiempos breves"

Armengol se alinea con Iceta

La presidenta de Baleares, la sanchista Francina Armengol, también presente en el congreso, echó un capote a los socialistas catalanes y abogó por la concordia: “No entiendo España sin Cataluña, ni una frontera entre Cataluña y Baleares. Como tampoco entiendo un PSOE sin el PSC ni una frontera entre compañeros”.


En el predictamen que se somete este fin de semana a debate y votación [aquí en PDF], el PSC reconoce que su meta es “encauzar la vía de salida de la etapa más dura y difícil que le ha tocado vivir en democracia [al partido]”. Entre los condicionantes, claro, también cita la crisis política, la crisis de modelo democrático meramente representativo, la crisis de Estado democrático frente a la globalización de la economía y las finanzas, la crisis del Estado autonómico, como vía para articular la relación entre Cataluña y España y la crisis de las políticas socialdemócratas.

A este respecto, los socialistas catalanes abogan por “la necesidad urgente de implantar, a escala europea y a escala global, el modelo socialdemócrata que se había implantado con éxito en el ámbito de los viejos Estados europeos, hoy en riesgo, del Estado del bienestar”.

El PSC hace autocrítica y también resalta una “crisis del proyecto estratégico del socialismo catalán, en su voluntad para llevar a Cataluña hacia nuevos escenarios de progreso, hacia posiciones avanzadas y de nuevo pioneras y para articular la mayoría social y electoral que lo hará posible”.

La ponencia abomina de los peligros que acechan a Cataluña: "Los populismos y los nacionalismos enfrentados que tienden al autoritarismo"

Esta crisis se ve agravada por una coyuntura muy determinada: la sentencia contra el Estatut en el 2010 y el comportamiento del PP “supusieron un punto de inflexión a partir del cual se puso de manifiesto el profundo malestar de una parte importante de la sociedad catalana en cuanto a la articulación de la relación con el Estado”. Ese descontento fue “hábilmente” instrumentalizado “por el independentismo, en un contexto marcado por la crisis económica y la estrategia recentralizadota del Gobierno del PP”.

Foto: Miquel Iceta, primer secretario del PSC, el pasado 17 de octubre en la sede del partido en Barcelona. (EFE)

Ante esta coyuntura, al PSC no le queda más remedio que “repensar y reformar sus políticas, a repensarse y reformarse a sí mismo”. De ahí que tenga que hacer un ‘reiniciar’ “sin miedos conservadores, con generosidad, con altura de miras, superando vicios, inercias y humanas tacañerías”. En otro de sus párrafos, la ponencia explica que “ha llegado la hora de reinventarse" con el objetivo de volver a gobernar Cataluña. Y abomina de los ‘peligros’ que acechan a la sociedad catalana: “El cinismo egoísta e insolidario, los populismos y los nacionalismos enfrentados que tienden al autoritarismo político y económico”.

Obús contra independentistas y Podemos

Para ello, diseñan un proyecto político basado en tres bloques: “Somos demócratas; somos de izquierdas; y somos catalanistas”. En este último apartado, el partido se declara federalista “porque la unión federativa es el método que nos ha de permitir el gobierno de las interdependencias crecientes y las soberanías compartidas que aseguren la prosperidad y el bienestar en un marco democrático de calidad”. Esta definición se contrapone, según los socialistas, al “populismo nacionalista y el populismo retóricamente de izquierdas, conservadores del poder menguante de los Estados, insolvente, demagógico. Es el más grande peligro que amenaza el presente y el futuro de la humanidad. Es el camino hacia los nuevos totalitarismos”. En otras palabras; un obús a la línea de flotación de los partidos independentistas y a los emergentes Podemos, Barcelona en Comú e ICV, o sea, a la nueva izquierda que quiere disputarle al PSC su tradicional feudo ideológico de la izquierda mayoritaria catalana.

La formación que lidera Miquel Iceta arremete contra quien pretende imponer “un paréntesis en el que haya una sola finalidad: ‘Cataluña’, una patria abstracta, ahora míticamente independiente, que deje de lado la natural confrontación derecha/izquierda. Huelga decir que esto es inviable, porque topa con la realidad cotidiana y con los problemas sangrantes que se dan”.

Por ello, el PSC quiere “detener y superar la división de la sociedad catalana para darle un nuevo horizonte nacional compartido”. Ahí hace encaje de bolillos y se plantea cómo puede ser útil “para encontrar un nuevo esquema de relación entre Cataluña y el resto de España que sea solidario en las dos direcciones y que comporte una plena realización nacional de Cataluña”.

Apela a replanteamientos en los terrenos de redistribución de la renta, reformas en el mercado de trabajo (promete un nuevo Estatuto de los Trabajadores) y en la fiscalidad progresiva, fortalecimiento de los pilares del Estado del bienestar (sanidad, educación pública, atención a la dependencia y pensiones) y un nuevo enfoque de la solidaridad pero presta especial atención a superar el grave callejón sin salida en que se encuentra Cataluña.

Foto: Miquel Iceta abandona la sede del PSC tras la reunión del consell nacional, este 25 de octubre en Barcelona. (EFE)

Ahí, Miquel Iceta es inflexible: exige “el reconocimiento de Cataluña como nación y la plurinacionalidad de España”. Pero también “el logro de un nuevo modelo de financiación “que garantice los recursos financieros para Cataluña, que incluya la corresponsabilidad fiscal real y que haga compatible la solidaridad interterritorial con un trato fiscal equitativo, justo, transparente y que respete el principio de ordinalidad”.

La España federal

Para conseguir todo esto, es preciso la reforma de la Constitución española para dar un carácter federal, el modelo pactado por todos los socialistas en Granada en 2013. Ahí entraría una “nueva cultura federal” basada en “el respeto, la cooperación, la lealtad, la bilateralidad y el diálogo, que asuma con normalidad el actual escenario de soberanías compartidas, interdependencias y globalización creciente”.

Para ello, propone un pacto para transformar España en un Estado federal “integrado por diversos entes federados (actuales comunidades autónomas) que adoptarán la denominación e instituciones que prefieran”. Ese pacto culminaría en un referéndum “de la ciudadanía catalana, junto con el conjunto de la ciudadanía española”. Y zanja: “La consideración del Estatut como Constitución del ente federado deberá ser refrendado por el pueblo de Cataluña, que así decidirá libremente su relación con el Estado en el marco del autogobierno iniciado por la ratificación de los Estatutos de 1979 y 2006”.

El PSC propone una alianza catalana de progreso, "la la más estrecha colaboración posible entre las fuerzas de izquierdas presentes en el Parlament"

La estrategia para poder conseguir estos objetivos pasa por “articular la gran mayoría progresista y catalanista que existe en Cataluña. Una alternativa de izquierda que no puede basarse sólo en una alianza política, siempre frágil y al azar de los tacticismos partidarios". "En este sentido —continúa el predictamen—, proponemos la más estrecha colaboración posible entre las fuerzas de izquierdas presentes en el Parlamento de Cataluña para poner en común esta voluntad y tratar de dibujar una estrategia compartida de cambio y de articulación del bloque social y político que la ha de impulsar, una alianza catalana de progreso”. Ahí entrarían ERC y En Comú Podem, que es la suma de Podemos, Barcelona en Comú (el partido de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau) e ICV,-EUiA lo que supondría una reedición del tripartito con el añadido de las formaciones emergentes de Pablo Iglesias y Ada Colau.

En otro de sus párrafos, el PSC habla de crear “una nueva Entesa del Catalans” que recogería a las fuerzas de izquierda con una estrategia nacional compartida, porque “nos opondremos a las pretendidas estrategias nacionales que esconden intereses exclusivamente partidistas y que pretenden suplantar la nación; se trata del nacionalismo, siempre instrumental, de la derecha catalana y de la derecha española y que a menudo contamina y confunde la vida política”. La Entesa dels Catalans fue una candidatura conjunta al Senado de PSC, ERC y PSUC (luego reconvertido en ICV) que se forjó a finales de los 70 que obtuvo un rotundo éxito, ya que fueron elegidos sus doce candidatos. Repetir esos resultados, pues, se antoja de lo más difícil, por no decir imposible.

El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) celebra este fin de semana una nueva etapa con dos condicionantes que dibujan sombras en su horizonte: una hoja de ruta independentista de los principales partidos catalanes, así como de las instituciones autonómicas; y su maltrecha relación con el PSOE después del desencuentro a la hora de votar la investidura de Mariano Rajoy.

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