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Un documento desvela las razones de la tensión independentista de Cataluña
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“CUANTO MÁS AVANZAN LOS MESES, MÁS AVANZA LA DESMOVILIZACIÓN”

Un documento desvela las razones de la tensión independentista de Cataluña

La organización extremista considera que "la estrategia del bloque dominante del soberanismo es inviable y contraria a los intereses de las clases populares"

Foto: Banderas independentistas en la última Diana. (EFE)
Banderas independentistas en la última Diana. (EFE)

Que se hable de nosotros, aunque sea mal. Lo positivo es que se hable. Eso es lo que dicen los independentistas catalanes de su proceso: se ha de mantener la tensión y buscar metas nuevas porque la desmovilización comienza a afectarles. En esta coyuntura, los duros de la CUP están dispuestos a tirar la casa por la ventana y a forzar unas nuevas elecciones en Cataluña si el Gobierno catalán no se moja con el referéndum unilateral de independencia (RUI), saltándose a la torera sus competencias y las leyes españolas. Así se recoge en un documento de este mismo mes de agosto elaborado por el colectivo Endavant, la principal formación que forma parte de la CUP y en la que se integran, entre otros, dos de los pesos pesados del grupo parlamentario de esta formación, Anna Gabriel y Benet Salellas.

Pero no solo eso: en el escrito se desvelan las verdaderas razones por las que quieren imponer al presidente catalán, Carles Puigdemont, el RUI: “El plazo, para nosotros, es importante. En primer lugar, porque cuanto más avancen los meses, más avanza la desmovilización y, por tanto, las opciones de ruptura disminuyen. Y, en segundo lugar, porque apoyar ‘de facto’ al ‘procesismo’ es ir en contra de nuestro propio proyecto político y de articulación de los Països Catalans. Creemos que la izquierda independentista no puede continuar dando crédito al proceso si este no materializa una opción de ruptura antes de junio de 2017”, dice Endavant.

Foto: Los diputados Anna Gabriel (i) y Benet Salellas (c) de la CUP. (EFE)

La organización extremista considera que “la estrategia del bloque dominante del soberanismo es inviable y contraria a los intereses de las clases populares”. Critica esencialmente que “la perspectiva de una independencia a muy corto plazo -motivo principal y central de la extensa movilización en la calle- ha sido utilizada como herramienta para gobernar en tiempos de crisis por el bloque que hasta ahora articulaba CDC y para disciplinar y subordinar a casi todo el movimiento independentista. A toda esta estrategia ya se la ha bautizado como ‘procesismo”.

Los independentistas señalan que entre los que se han movilizado los últimos años hay tres tendencias: “Una tendencia a la desmovilización, otra para ejercer el papel de infantería de JxS [fuerza parlamentaria que agrupa a Convergència y a Esquerra] y otra para exigir acabar con el ‘procesismo’ y materializar la ruptura con el Estado. Es en la evolución de esta dinámica donde se jugarán las opciones de ruptura en los próximos 10 meses en el Principado”.

La ruptura ha de hacerse ya

El documento subraya que “es preciso hacer una denuncia clara del ‘procesismo’ y apostar por materializar la ruptura de forma inmediata. Por eso, la izquierda independentista ha de ser inflexible a la hora de exigir que se materialice la ruptura independentista en el Principado, que las urnas refrendaron el pasado 27 de septiembre, y que eso sea antes de junio de 2017”.

Los duros de la CUP consideran que los cuatro años de proceso solo han servido para que “la estrategia del bloque dominante dentro del soberanismo sea la de plantear un proceso de acumulación de fuerzas para negociar con el Estado. Esta negociación tiene como objetivo final óptimo la convocatoria de un referéndum de independencia o, en su defecto, una renegociación al alza del estatus de Cataluña dentro del Estado”. Lo malo, se duelen, es que “este proceso, a pesar de las gesticulaciones periódicas, tiene como línea roja el hacerse dentro de los parámetros legales. El bloque dominante no está dispuesto a poner en riesgo su posición social dirigente y su inserción en las estructuras del capitalismo europeo”.

Pero, sin embargo, están convencidos de que “el Estado español no tiene ni voluntad ni necesidad de negociar la independencia del Principado [Cataluña] a partir de un pulso como el que le quiere plantear el bloque dominante del soberanismo. Asimismo, el uso del proceso como forma de gobierno del ‘mientras tanto’ favorece las opciones ideológicas identificadas con las políticas capitalistas de la UE”.

Forzar el choque de trenes

Al poner plazo a la ruptura, están lanzando un aviso a navegantes: este mes de septiembre subirá la tensión política en Cataluña porque hay tres hitos a tener en cuenta: la Diada del 11 de septiembre, el debate de política general (algo así como el debate del estado de la nación, pero a nivel autonómico) y la moción de confianza del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el 28 de septiembre. Para que Puigdemont salga indemne de esa moción y evite el tener que convocar nuevas elecciones, la CUP exige que se comprometa a realizar un RUI en esta legislatura y que este sea contemplado en los presupuestos del año que viene. La presión añadida viene ahora por el fecha tope de junio de 2017.

En el documento, la CUP desvela que forzó las conclusiones de la comisión de estudio del proceso, conclusiones que luego anuló el Constitucional, y que ello “puede desencadenar una acción represiva del Estado que permita amortizar esta comisión en forma de acumulación de fuerzas para el independentismo”. Por tanto, el favorecer la tensión es bueno para los radicales. Y forzaron esta dinámica, afirman los ‘duros’, porque “solo un acto claro de ruptura con el Estado puede convertir esta declaración en una realidad concreta”. De ahí que valoren “muy positivamente la carga rupturista y de enfrentamiento real con el Estado que contiene la propuesta de un referéndum unilateral sobre la independencia”.

Que se hable de nosotros, aunque sea mal. Lo positivo es que se hable. Eso es lo que dicen los independentistas catalanes de su proceso: se ha de mantener la tensión y buscar metas nuevas porque la desmovilización comienza a afectarles. En esta coyuntura, los duros de la CUP están dispuestos a tirar la casa por la ventana y a forzar unas nuevas elecciones en Cataluña si el Gobierno catalán no se moja con el referéndum unilateral de independencia (RUI), saltándose a la torera sus competencias y las leyes españolas. Así se recoge en un documento de este mismo mes de agosto elaborado por el colectivo Endavant, la principal formación que forma parte de la CUP y en la que se integran, entre otros, dos de los pesos pesados del grupo parlamentario de esta formación, Anna Gabriel y Benet Salellas.

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