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Colau emerge como 'lideresa' de Podemos y marca el camino a Pablo Iglesias
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Colau emerge como 'lideresa' de Podemos y marca el camino a Pablo Iglesias

En medio de una puesta en escena de fiesta popular, la alcaldesa de Barcelona ejerce de anfitriona pero, sobre todo, de matriarca. Y se permite dar consejos al líder de Podemos

Foto: De izquierda a derecha: Alberto Garzón, Xavier Domènech, Pablo Iglesias, Ada Colau, Mónica Oltra, Íñigo Errejón, Ernest Urtasun y Lucía Martín, durante el mitin en Barcelona de este 11 de junio. (Flickr Podemos)
De izquierda a derecha: Alberto Garzón, Xavier Domènech, Pablo Iglesias, Ada Colau, Mónica Oltra, Íñigo Errejón, Ernest Urtasun y Lucía Martín, durante el mitin en Barcelona de este 11 de junio. (Flickr Podemos)

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, emergió este sábado como la lideresa indiscutida de Podemos, a pesar de que sólo es una socia de esta formación (ella tiene su propio partido, Barcelona en Comú). Pero recibía en su casa a la galaxia podemista y ejerció de anfitriona. Lo dijo al principio de su discurso: “Me tenían reservado el último lugar, pero he querido ejercer de anfitriona y hablo en primer lugar”. A su espalda, los pesos pesados emergentes de la política española: Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Íñigo Errejón, Mónica Oltra, los dos primeros de la lista por Barcelona, Xavier Domènech y Lucía Martín, y el eurodiputado Ernest Urtasun.

El paseo Lluís Companys, frente al Palacio de Justicia, era una fiesta desde las 10 de la mañana. Podemos esperaba juntar a 5.000 personas. No consiguió su objetivo, pero no le faltó mucho y el público asistente era un público entregado. Había mucha bandera republicana, un puñado de senyeras y medio puñado de enseñas comunistas. Pero sí resplandecían muchas camisetas del partido. Las podía llevar uno o comprarlas allí mismo, en los tenderetes. Camisetas a 10 euros (con amplia oferta en colores: diversos tonos de verde, moradas, rojas…); bolsas a cinco euros; sombreros a tres euros; pañuelos y chapas a un euro. Y libros. Exclusivamente políticos. De la vieja escuela. Primaban los autores de 'best sellers': Marx, Lenin y Trotski.

En medio de una puesta en escena de fiesta popular, Ada Colau ejerció de anfitriona pero, sobre todo, de matriarca. O de lideresa. Por eso se permitió dar consejos a Pablo Iglesias. “ ¡Pablo! –gritó para hacerse oír entre los aplausos y consignas del público-. ¡Pablo! Si me dejáis, ¿no? En esta intimidad colectiva tan maravillosa… decir que… esto es una cosa que yo la he vivido. Sé lo que es la sobreexposición a los medios, sé lo que son las críticas despiadadas, sé lo que es la guerra sucia… y me imagino que a nivel estatal, aún más de lo que yo las he vivido. Sé muy bien lo que es eso. Es muy duro. No es fácil de aguantar. Por eso, Pablo, te damos las gracias por soportarlo”.

Eran consejos de lideresa, preludio de su otra andanada. “Sabemos que estás preparado para ser el próximo presidente de España”. Delirio del público, que durante casi dos horas y media aguantó estoicamente el inmisericorde sol (eso sí, con algunas lipotimias). Pero la alcaldesa fue a saco. Enumeró las bondades de su gestión municipal (congeló el IBI al 90% de la población, subió impuestos al 2% más rico, decretó la sanidad servicio básico (sic), prepara 2.000 plazas públicas para garantizar esos servicios básicos y dictó nuevas reglas de contratación del consistorio, que tiene prohibido dar concursos a empresas que operan en paraísos fiscales) pero se volcó en su invitado más ilustre, Pablo Iglesias.

“¡No os fiéis de las encuestas!”

Eso sí, fue la oradora más ponderada. “Ahora hay dos opciones: o una gran coalición para que todo siga igual, o un Gobierno de cambio de izquierdas que recupere las instituciones para ponerlas a disposición de la gente”. Pero cuando todos dan ya por sentado que Podemos sacará un resultado inmejorable, Colau enfría el entusiasmo. “Irá de muy pocos votos y de muy pocos diputados. Hemos de hacer más historia el 26-J y os necesitamos a todos y todas. Pero no confiéis en las encuestas, porque las carga el diablo”.

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Estableció sus prioridades: primero, echar al PP de las instituciones porque es “una deuda moral y política”. Y luego, “desde la fraternidad, conquistaremos el derecho a decidir en Cataluña”. En este sentido, clamó ante los presentes que “venimos aquí a ejercer la soberanía y el derecho a decidir de Cataluña. Y eso es bueno para la revolución democrática y la liberación de todos los pueblos”.

Como buen alumno, Pablo Iglesias aprendió la lección. Se declaró miembro de la Generación de Barrio Sésamo y ensalzó a la lideresa. “Si algo nos avala para gobernar en España es la experiencia de los Ayuntamientos del cambio”. Luego volvió sobre el tema para referirse en concreto al de Barcelona, del que volvió a anumerar las bondades que la alcaldesa se había dejado en el tintero (“Se multiplican las políticas públicas, se ponen viviendas al alcance de la gente, se remunicipalizan los servicios públicos y se acaba con las privatizaciones… Necesitamos un Gobierno en el Estado que haga lo mismo”).

Y cogió luego la estela del discurso de Colau: “No queremos que os vayáis. Pero defenderemos siempre el derecho a decidir porque somos demócratas. Lo decimos en todas partes. Queremos un referéndum y que los catalanes decidan su futuro. ‘Catalunya, volem un país amb tu’”, aseguró el dirigente de Podemos.

Fue un acto en el que hasta los oradores incitaban a corear las consignas. Pero, sobre todo, fue un festival donde el grito más coreado fue el de “Presidente, presidente” referido a Pablo Iglesias y que interrumpía a menudo los discursos. Cosas de la entrega del público, que cuando no lo hacía ‘motu proprio’ era incitado desde el escenario. Luego, el tradicional “Sí se puede” y “Vamos a ganar al Partido Popular”. Optimismo a tope en un acto pensado para resaltar a los protagonistas. No hubo pasillo. Entraron por la zona trasera del escenario, ubicado debajo del Arco de Triunfo y se fueron por el mismo lado.

Pero llegaron en silencio y se fueron entre aglomeraciones. Porque la zona trasera del Arco, al acabar el mitin, se llenó de fans y groupies de todas las edades y condiciones. “La foto está complicada, ¿no?”, advertía una señora a su acompañante cuando ya se había comenzado a agolpar gente.

Los protagonistas se hicieron de rogar: media hora después de acabar los discursos, el servicio de orden había conseguido hacer un estrecho pasillo que los dejaba en la puerta de los autocares. “¡Pablo, una foto para un ama de casa!”, “¡Saluda, Pablo, saluda”, “Alberto, mira, sonríe, por favor!”. Y un joven rubio, con gafas, la tomó con Errejón: “¡¡Íñigo, soy tu hermano perdido!!”. Ciertamente, su parecido era asombroso.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, emergió este sábado como la lideresa indiscutida de Podemos, a pesar de que sólo es una socia de esta formación (ella tiene su propio partido, Barcelona en Comú). Pero recibía en su casa a la galaxia podemista y ejerció de anfitriona. Lo dijo al principio de su discurso: “Me tenían reservado el último lugar, pero he querido ejercer de anfitriona y hablo en primer lugar”. A su espalda, los pesos pesados emergentes de la política española: Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Íñigo Errejón, Mónica Oltra, los dos primeros de la lista por Barcelona, Xavier Domènech y Lucía Martín, y el eurodiputado Ernest Urtasun.

Ada Colau
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