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El plan independentista: 'infiltrarse' en protestas sociales para ganar adeptos
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LA ANC ELEGIRÁ EN DOS SEMANAS A SU NUEVA CÚPULA

El plan independentista: 'infiltrarse' en protestas sociales para ganar adeptos

Los ejes que regirán su nueva hoja de ruta se basan en exigir "no solo la independencia, sino temas relacionados con problemáticas de justicia social, medioambientales, económicos o solidarios"

Foto: Asamblea general ordinaria de la ANC, el pasado 17 de abril. (EFE)
Asamblea general ordinaria de la ANC, el pasado 17 de abril. (EFE)

Movilización total del independentismo para que no se desinfle el suflé. Esa es la consigna de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para los próximos 12 meses. El interés del independentismo ya no es tanto realizar macromanifestaciones como mantener viva la llama de la secesión, y para ello prevé multiplicar los actos, pero dando un giro radical a su naturaleza. Los ejes que regirán su nueva hoja de ruta se basan en exigir “no solo la independencia, sino temas relacionados con problemáticas de justicia social, medioambientales, económicos, solidarios o de regeneración política”. Esos actos no han de estar necesariamente organizados por la ANC, sino por otras “entidades cívicas". Dicho de otra manera, la ANC aportaría su capacidad de organización y convocatoria al servicio de cuestiones lo suficientemente transversales como para no parecerle extrañas y que darán sentido al proyecto de la República catalana. Esto no es inédito: va en la línea del reciente acto de movilización en defensa del Ebro. Así lo recoge la nueva hoja de ruta de la ANC.

En resumidas cuentas, se trata de ‘infiltrarse’ en las protestas sociales para estar presentes en todas y cada una de ellas y barrer para casa, es decir, reivindicar para el independentismo la defensa de cualquier tema puramente social.

Esta estrategia es positiva para la entidad separatista porque le permite “una movilización más frecuente, teniendo actividad más a menudo con las herramientas de convocatoria habituales, sin las pausas anuales acostumbradas”. Y no solo eso: le permite “visualizar el sentido positivo y útil de la independencia” y ayuda a “ir definiendo algunos de los elementos fundamentales del proceso constituyente por la vía de los valores democráticos emergentes”. Paralelamente, le añade una “potencia de la proyección internacional positiva para el proceso, en la medida que este puede cuestionar la insolidaridad, la xenofobia y el aislamiento creciente en muchos rincones de Europa”.

Para los próximos meses, la ANC piensa multiplicar sus actos para llegar al 11 de septiembre, Diada Nacional de Cataluña, con renovadas fuerzas. Pero este año no intentará una macromanifestación como los últimos años, sino que convocará cinco concentraciones en otros tantos puntos del territorio. De lo que se trata es de mantener vivo el espíritu independentista y que no baje el suflé.

El calendario separatista

El calendario podría incluir un gran acto a principios de verano, cuando se cree la Mesa de Fuerzas Políticas por la Independencia. Esa entidad sería la que luego elegiría la Asamblea de Cargos Electos, que se presentaría el 11 de septiembre.

Para los próximos meses, la ANC piensa multiplicar sus actos para llegar al 11 de septiembre, Diada Nacional de Cataluña, con renovadas fuerzas

No es casual el calendario: en la Diada se presentará oficialmente el organismo que tiene preparado la ANC para sustituir al Parlamento autonómico en caso de que este sea inhabilitado. Ciertamente, se trata de una entidad formada solo por partidos independentistas (ahí estarán englobados concejales, diputados y senadores de Junts pel Sí y de la CUP) que intentará funcionar como un Parlamento paralelo, pero cuya legitimidad y representatividad es muy dudosa. A través de esa Asamblea de Cargos Electos, quiere materializar la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). En esta maniobra, la ANC espera contar con el apoyo de Òmnium Cultural, de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) y de la Asociación Catalana de Municipios (ACM).

Esta estrategia se pondrá en marcha dentro de pocas semanas, cuando la ANC elija a su nueva cúpula directiva el próximo 14 de mayo. El actual presidente, Jordi Sánchez, se encuentra en estos momentos cuestionado por un sector de la ANC que considera que ha sido un mero instrumento de Convergència y, más concretamente, de Artur Mas. La principal crítica que se le hace es que puso a la Asamblea al servicio personal del ‘expresident’. Algunas de sus iniciativas incluso fueron rechazadas por la asamblea general que la ANC celebró el pasado 17 de abril en Manresa. Por ejemplo, Sánchez esperaba cambiar los estatutos para que los cargos electos pudieran volver a ser reelegidos, aunque fuese dejando pasar un tiempo, tras haber cumplido el máximo de tres años en los mismos. Esa enmienda fue rechazada por los socios.

Los militantes también rehusaron defender la opción de una lista única independentista en las próximas elecciones generales. Ese tema tiene una importancia capital, ya que es el caballo de batalla de Artur Mas para controlar el ‘procés’. En las elecciones autonómicas, el posicionamiento de la ANC y de Òmnium Cultural fue clave para doblegar a ERC a admitir la lista única. Y Mas está dispuesto a intentarlo de nuevo, pero ahora en las elecciones generales. ERC, consciente de que tiene la sartén por el mango, se niega a ello. Y no es para menos: Oriol Junqueras puede presentar como justificación el que, por primera vez en la historia, los republicanos ganaron en votos a los convergentes en unas elecciones generales. Por tanto, Esquerra compite sabiendo que, de partida, y si Podemos repite resultados, tiene asegurada la segunda plaza en las generales.

Por tanto, en estas semanas se abre un interrogante decisivo para Sánchez, ya que sabrá finalmente si tiene posibilidades de seguir controlando la dirección de la ANC y de neutralizar a sus críticos. Pero hay otro elemento que se comenta en la cúpula de la organización y es el de, en caso de que el sector no oficialista crezca mucho, encontrar una “salida digna” a Jordi Sánchez.

Movilización total del independentismo para que no se desinfle el suflé. Esa es la consigna de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para los próximos 12 meses. El interés del independentismo ya no es tanto realizar macromanifestaciones como mantener viva la llama de la secesión, y para ello prevé multiplicar los actos, pero dando un giro radical a su naturaleza. Los ejes que regirán su nueva hoja de ruta se basan en exigir “no solo la independencia, sino temas relacionados con problemáticas de justicia social, medioambientales, económicos, solidarios o de regeneración política”. Esos actos no han de estar necesariamente organizados por la ANC, sino por otras “entidades cívicas". Dicho de otra manera, la ANC aportaría su capacidad de organización y convocatoria al servicio de cuestiones lo suficientemente transversales como para no parecerle extrañas y que darán sentido al proyecto de la República catalana. Esto no es inédito: va en la línea del reciente acto de movilización en defensa del Ebro. Así lo recoge la nueva hoja de ruta de la ANC.

Artur Mas Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Oriol Junqueras
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