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Artur Mas mueve ficha: primera andanada para convertirse en el Arzalluz de Cataluña
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MARcará EL PERFIL DEL GOVERN… DESDE EL PARTIDO

Artur Mas mueve ficha: primera andanada para convertirse en el Arzalluz de Cataluña

Mas tiene todas las papeletas para ser el hombre clave del soberanismo en los próximos años, más allá de partidismos

Foto: El expresidente catalán y líder de CDC Artur Mas. (EFE)
El expresidente catalán y líder de CDC Artur Mas. (EFE)

¿Hacia una vasquización de Cataluña? No exactamente, pero algo se mueve en la política catalana. El expresidente de la Generalitat Artur Mas se dejó entrevistar este miércoles en Catalunya Ràdio, la emisora pública de la Generalitat, y dejó caer un mensaje: el presidente de Convergència (CDC) no tiene necesariamente por qué ser, en el futuro, el candidato del partido a presidente del Gobierno autonómico. Y avisó a Carles Puigdemont de que no cometa el error de prometer cosas que no podrá hacer. Es su primera acción verdaderamente importante como ‘expresident’. Y la primera piedra de su nueva personalidad: pronto será el Xabier Arzalluz de Cataluña.

Evidentemente, sus reflexiones no dejan de ser una opción, ya que CDC decidirá en su momento quién es el candidato. Pero Artur Mas tiene en su agenda consolidarse como líder de la formación y no el presentarse a ‘president’. Al menos de momento. Esta actitud abre la puerta a diseñar un mapa político catalán en el que se reproduzca el modelo vasco de las últimas décadas. Y el papel reservado al líder convergente es el del poderoso Xabier Arzalluz, el hombre que mandaba en la política vasca. Su papel, fundamental para entender el equilibrio político de la Transición, se traslada ahora a Barcelona, donde Artur Mas tiene todas las papeletas para ser el hombre clave del soberanismo en los próximos años, más allá de partidismos.

“Nuestro futuro irá por aquí: ha de haber una separación de poderes y no necesariamente has de mandar en el partido a pesar de tener el Gobierno en tus manos. En parte, sería una reproducción del modelo PNV, pero nos hemos fijado no solo en este partido, sino en otros modelos europeos e incluso en el de los demócratas de los Estados Unidos para elegir el modelo con el que queremos funcionar”, explica a El Confidencial una fuente de la dirección de Convergència. El Arzallus catalán será el hombre clave de la segunda transición.

Tiene en su agenda consolidarse como líder de CDC. Esta actitud abre la puerta a diseñar un mapa político catalán en el que se reproduzca el modelo vasco

Se trata, reconocen las fuentes, de una fórmula “novedosa” en la política catalana. “Los secretarios generales del último Gobierno de Artur Mas eran, normalmente, presidentes de las sectoriales del partido. Ha sido así tradicionalmente. Pero hemos de ir rompiendo esta dinámica y preparándonos para nuevos tiempos y nuevas formas de hacer política. Instituciones y partido han de caminar en paralelo, nunca juntos y revueltos”, añaden las fuentes.

Cambiar la inercia

Esta situación, durante los largos periodos en que Convergència ha mandado, se convirtió en una inercia, pero “el ritmo institucional fue comiéndose poco a poco al partido”. Y acabó haciendo mella en la propia filosofía convergente. “Necesitamos un partido que dé vida al panorama social, que tenga más activismo. Y si los cargos del partido están también en el Gobierno, lastran esa labor. Si confundes las dos realidades, acabas anulando una de las dos vertientes. Las dos cosas son, pues, incompatibles”.

El papel reservado a Artur Mas en esta tesitura es el de líder del partido. De él dependerá el marcar perfil social y político, diseñar las hojas de ruta por donde deberá circular la gestión gubernamental y hacer de amparo del gran sector “soberanista”. En Convergència son conscientes de que el modelo vasco no puede ser exportado al milímetro a Cataluña, pero admiten que el papel de Artur Mas va a ser determinante. Otros prefieren decir que, aunque el modelo vasco no pueda ser trasladado en su totalidad, sí el papel de Arzalluz. Y ese papel casa como anillo al dedo con Artur Mas. “Durante décadas, en Cataluña han tenido peso las instituciones. A partir de ahora, las cosas cambiarán: el peso recaerá sobre los partidos. Una Convergència que marque la estrategia y las líneas a seguir tiene más futuro que una Convergència entregada a los poderes del Gobierno y anulada por estos. Con un hombre fuerte en el partido que dirija las riendas del Gobierno, aunque haya otro ‘president’, el partido y el soberanismo saldrán reforzados”.

De él dependerá el marcar perfil social y político, diseñar la hoja de ruta de la gestión gubernamental y hacer de amparo del gran sector “soberanista”

Artur Mas, en su comparecencia en la emisora, dejó claro que su partido no debe definirse como “independentista”, sino como “soberanista, con gente que todavía no ha dado el paso pero que apuesta por un referéndum”. De esta manera, deja una puerta abierta a asociarse de alguna manera con España. Y no solo eso: los 16 meses que faltan para la teórica proclamación de la independencia son un sueño. “Si alguien piensa que en 16 meses habremos proclamado la independencia, le estamos poniendo al Govern unos deberes que no podrá cumplir”. Es un torpedo (o un aviso amistoso, según se mire) a las continuas declaraciones de Puigdemont prometiendo una legislatura corta al final de la cual Cataluña llegará a su tierra prometida, o sea, a la independencia. Para los más escépticos, no importa si se tarda más o menos. El ritmo no es lo importante, sino cómo se hacen las cosas.

Además de separar los cargos institucionales de los cargos de partido, Mas se mostró partidario también de las primarias en su formación y de listas abiertas. En su partido, no se ven con malos ojos estas novedades. “La sensación general es que la gente quiere una regeneración y que reclama cambios en el plano organizativo”, aseguran fuentes de la dirección convergente. Las primarias, según estas fuentes, “están asumidísimas. La gente lo tiene muy claro e incluso las reclama”. Mas también lo ha asumido y ya está trabajando en ello.

¿Hacia una vasquización de Cataluña? No exactamente, pero algo se mueve en la política catalana. El expresidente de la Generalitat Artur Mas se dejó entrevistar este miércoles en Catalunya Ràdio, la emisora pública de la Generalitat, y dejó caer un mensaje: el presidente de Convergència (CDC) no tiene necesariamente por qué ser, en el futuro, el candidato del partido a presidente del Gobierno autonómico. Y avisó a Carles Puigdemont de que no cometa el error de prometer cosas que no podrá hacer. Es su primera acción verdaderamente importante como ‘expresident’. Y la primera piedra de su nueva personalidad: pronto será el Xabier Arzalluz de Cataluña.

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