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La intrigante reunión del candidato de Convergència y el empresario imputado
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COMIDA DE FRANCESC HOMS Y CARLES VILARRUBÍ

La intrigante reunión del candidato de Convergència y el empresario imputado

Este miércoles, en el selecto restaurante Via Veneto, compartieron mesa y mantel el cabeza de lista de Democràcia i Llibertat, Francesc Homs, y Carles Vilarrubí, un afamado empresario barcelonés

Foto: Carles Villarubí y Francesc Homs en Vía Venetto el mièrcoles. (EC)
Carles Villarubí y Francesc Homs en Vía Venetto el mièrcoles. (EC)

Decía Miguel Delibes que la política es una manera de vivir con bastante facilidad. Pero eso era antes de que la humanidad se viese inmersa en la proliferación de redes sociales. Ahora, ser político ya no es fácil, porque cualquiera, con un simple teléfono móvil, puede arruinar cualquier momento.

Eso es lo que ocurrió este miércoles en el selecto restaurante Via Veneto, el bastión del lujo barcelonés. Allí compartían mesa y mantel el cabeza de lista de Democràcia i Llibertat (el nombre con el que Convergència Democràtica de Catalunya se presenta a las elecciones del 20 de diciembre), Francesc Homs, y Carles Vilarrubí, un afamado empresario barcelonés.

No sería nada del otro mundo si no fuese por los tiempos que corren y las vinculaciones de Vilarrubí, que para más inri es el marido de Sol Daurella, presidenta de Cobega, la potente embotelladora de Coca-Cola. Vilarrubí es vicepresidente del FC Barcelona y responsable de las relaciones institucionales del club azulgrana. Pero es algo mucho más ‘peligroso’: es amigo (o examigo, como se encarga de puntualizar a su entorno) de Jordi Pujol Ferrusola, que está en el ojo del huracán por sus dudosos negocios y sus cuentas en paraísos fiscales.

La casa y las oficinas de Carles Vilarrubí fueron registradas por la Udef (bajo la supervisión del juez José de la Mata) hace pocas semanas porque su nombre aparecía en la documentación que las autoridades andorranas remitieron a la Audiencia Nacional en virtud de una comisión rogatoria: el hijo de Pujol había ingresado un montón de dinero (330.000 euros en una ocasión y casi 40.000 euros en otra) en la cuenta de una empresa que explotaba un restaurante en el Pirineo barcelonés y de la que Vilarrubí era vicepresidente. De ahí que el empresario esté imputado en el sumario que se sigue contra Jordi Pujol Ferrusola y, además, tuviese que declarar como tal el pasado lunes. Ante esa desagradable circunstancia, el vicepresidente culé llegó a comentar que su imputación se debe a motivos políticos, por su alineación con el soberanismo.

Vilarrubí es conocido como ‘Sir Charles’ en el Barça. Con porte de ‘gentleman’ y flema inglesa, es el único miembro de la junta que puede permitirse acudir a su trabajo con chófer en coche de lujo. ¡Él, que había sido el chófer de Jordi Pujol cuando en los setenta el líder de CDC pateaba los pueblos de Cataluña haciendo proselitismo! ¡Cómo han cambiado las tornas! En un momento determinado, la dirección de CDC llegó incluso a pensar en él como el candidato del soberanismo a la presidencia del Barça para relevar a Sandro Rosell hace apenas un par de años, opción que pronto quedó desechada: se trataba de repetir la operación realizada con Sixte Cambra (uno de los escasos amigos que aún le quedan a Artur Mas) en 1989, cuando se enfrentó a Josep Lluís Núñez y terminó perdiendo estrepitosamente. Pero los papeles de Andorra le han supuesto un duro golpe. Su imputación le causó un doloroso quebradero de cabeza, agravado por la oposición de su esposa a que se meta en determinados berenjenales. Su talón de Aquiles se encuentra en la relación mantenida con los Pujol. Diversos informes policiales le relacionan con el poderoso clan e incluso llegan a afirmar que fue testaferro de Jordi Pujol.

Amenazas de Pujol Ferrusola

Fuentes cercanas al empresario afirman a este diario que en sus tiempos mantuvo negocios con Jordi Pujol Ferrusola, que eran socios y que partieron peras hace unos años. Al parecer, el hijo del 'expresident' le siguió reclamando durante años parte de los beneficios de esos negocios (una cantidad que rondaba los 100.000 euros) y en 2013 llegó a enviarle un burofax para conminarle a saldar la deuda si no quería terminar acusado ante los tribunales. Vilarrubí pagó y calló.

Esta vinculación es la que añade un plus de morbo a una comida que, de otro modo, hubiera pasado totalmente desapercibida. “Francesc Homs se ve con mucha gente. Vilarrubí es un empresario con múltiples contactos y relaciones, tanto empresariales como con medios, y le interesaba conocer su opinión sobre los temas de actualidad -dice a El Confidencial una fuente cercana al candidato de Convergència-. Si hubiese querido mantener una reunión, no hubiese ido a un restaurante que es muy concurrido. Sin ir más lejos, en una de las mesas adyacentes se encontraba el columnista Salvador Sostres. En otra, estaba el periodista Josep Cuní con Carles Gasòliba, exdiputado de CiU y expresidente del Patronat Català Pro Europa. Por tanto, se escondió de nadie. Fue un encuentro totalmente normal en un ambiente totalmente normal, sin secretismos ni historias conspiranoicas”.

Es más: estas fuentes indican que el Via Veneto es un restaurante poco propicio para reuniones que se pretenden reservadas, porque es muy fácil escuchar lo que se habla y el servicio está siempre cerca, por lo que es difícil mantener la intimidad. “Además, los dos se dieron cuenta de que les habían sacado una fotografía, cosa que comentaron en la misma mesa. Más tarde, al comentar el tema con varia gente, Homs dijo en tono de broma que estuvieron a punto de decirle al fotógrafo que se podían hacer un ‘selfie’ juntos, que es lo que está de moda”.

Los comensales se decidieron por ese restaurante porque Homs tenía a las 15:00 una intervención en directo en el programa ‘L’Oracle’, de Catalunya Ràdio, cuyas instalaciones están relativamente cerca del restaurante. “Como tenía ese compromiso a las 15:00, Vilarrubí le propuso el restaurante Via Veneto para que no tuviese que desplazarse mucho”.

Estos últimos días, añaden las fuentes, Homs ha mantenido una intensa actividad social, con intervenciones en medios de comunicación y actos públicos. Un par de horas antes de la comida en Via Veneto, por ejemplo, se había visto con Josep Maria Álvarez, secretario general de la UGT de Cataluña. El martes, se citó con el presidente de la Asociación Catalana de Municipios (ACM), Miquel Buch. Ayer, mantuvo un encuentro con la junta de la patronal Cecot.

Decía Miguel Delibes que la política es una manera de vivir con bastante facilidad. Pero eso era antes de que la humanidad se viese inmersa en la proliferación de redes sociales. Ahora, ser político ya no es fácil, porque cualquiera, con un simple teléfono móvil, puede arruinar cualquier momento.

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