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Artur Mas logra lo imposible en su última cabriola: crear tensión dentro de la CUP
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NEGOCIACIÓN CONTRARRELOJ PARA la investidura

Artur Mas logra lo imposible en su última cabriola: crear tensión dentro de la CUP

Aunque, ante el pleno del Parlament, Mas dijo que tenía líneas rojas, políticamente hablando, eso no es verdad: Artur Mas no tiene líneas rojas. Y la negociación de este miércoles ha sido un ejemplo

Foto: Artur Mas y Antonio Baños en el Parlament. (Reuters)
Artur Mas y Antonio Baños en el Parlament. (Reuters)

La presión de Artur Mas ha terminado por hacer mella en el corazón de la hierática Candidatura d’Unitat Popular (CUP). Mas está desesperado a pocas horas de afrontar el segundo intento por ser investido de nuevo ‘president’, tras la negativa del Parlamento a darle luz verde el pasado martes. Este jueves vuelve a la carga, aunque ya solo necesita la mayoría simple. Aritméticamente hablando, dos diputados ajenos han de votarle y un grupo parlamentario abstenerse para que pueda salir elegido. una doble condición que frustra exponencialmente sus posibilidades.

Ante tal panorama, este miércoles tocó a rebato y convocó en el Palau de la Generalitat a los negociadores de la CUP, los únicos dispuestos a darle apoyo a cambio de que venda su alma al anticapitalismo. Ver para creer. ¡El que hasta hace poco presumía de ser el ejemplo mediterráneo de neoliberal, tonteando con teorías marxistas y anarquistas! Pero la ambición suele ser más fuerte que las ideologías.

Aunque, ante el pleno del Parlament, Mas dijo que tenía líneas rojas, políticamente hablando, eso no es verdad: Artur Mas no tiene líneas rojas. Y la negociación de este miércoles ha sido un ejemplo: sobre la mesa de los interlocutores de la CUP, Benet Salellas y Anna Gabriel, lanzó una nueva oferta, ya avanzada por El Confidencial este lunes: se reserva la Presidencia de la Generalitat y está dispuesto a tener tres vicepresidentes: Oriol Junqueras, Anna Munté y Raül Romeva, el cabeza de lista de Junts Pel Sí (y hombre de consenso de la CUP porque no proviene de Convergència). Una cabriola que ha tensionado a sus rivales.

Junqueras, tal y como adelantó El Confidencial, controlaría el área económica; Munté, el área social, y Romeva, el área internacional. De hecho, su nombre ya había sido barajado para ser presidenciable (con el visto bueno de la CUP) o para ocupar una cartera de gran peso político, como por ejemplo Exteriores. La otra alternativa era que volviese a encabezar una lista unitaria el 20-D, pero esa posibilidad saltó por los aires cuando CDC y ERC decidieron presentarse por separado.

A esta reunión asistieron también Junqueras y la secretaria general de ERC, Marta Rovira, que fue 'cazada' a la salida de la misma y, por tanto, no puede negar su asistencia como ya hiciera con otras cumbres.

División en la CUP

“Lo malo es que no ha dicho nada de recortar el poder del presidente y eso no ha gustado”, reconocen a El Confidencial fuentes cercanas a la CUP. Además, el ‘president’ está dispuesto a modificar las leyes que haga falta y a tramitar por vía de urgencia las de la Hacienda catalana, la Seguridad Social y la del Proceso Constituyente, cuyos textos ya están listos. Todo ello para ceder terreno ante los radicales. Pero esa propuesta ha creado tensión en la CUP, que tras salir del Palau mantuvo una cumbre de la dirección.

Y es que una parte de la formación radical cree que es necesario investir a Mas para fortalecer el proceso ante la ofensiva del Gobierno español y el Tribunal Constitucional y no aparecer como culpables de hacer descarrilar el proceso. Otro sector considera que Artur Mas no está capacitado para seguir al frente de la Generalitat por dos motivos: porque ha sido el artífice de los recortes y las políticas de austeridad de los últimos años, en connivencia con los postulados del Gobierno central y el núcleo duro de la UE, y porque su figura está salpicada por la corrupción: la sede de su partido acaba de ser registrada por orden judicial; su tesorero salió este miércoles de la cárcel; tiene 15 sedes embargadas por la corrupción del caso Palau, y toda la familia del presidente de honor de Convergència, Jordi Pujol, está imputada por escándalos económicos. En otras palabras, un sombrío currículo que le hace “indigno” del cargo.

Partidarios de que caiga Mas

El sector antipactista de los radicales es partidario de dejar caer a Artur Mas, obligándole a convocar nuevas elecciones. “En ese caso, difícilmente se podría reeditar la coalición de Junts Pel Sí, por lo que CDC y ERC tendrían que ir por separado. La CUP, según las previsiones, podría ganar uno o dos diputados en esa nueva convocatoria”, subrayan las fuentes. Los comicios podrían ser, así, ganados por Esquerra, con una treintena larga de escaños, seguida de Convergència con menos de 30. En definitiva, las fuerzas quedarían, en escaños, aproximadamente igual que ahora (JxS tiene 62 representantes y la CUP, 10). Pero hay un detalle con el que cuentan los soberanistas: “El unionismo perdería votos. Hay gente que se movilizó en estas elecciones a favor del unionismo que no lo volverá a hacer. Y nosotros tenemos a nuestro electorado movilizado al 100%, por lo que recuperaríamos porcentaje de voto y posiblemente algún escaño”. Evidentemente, la sola mención de elecciones anticipadas pone de los nervios a Mas y a los suyos porque saben que una Convergència en solitario cosecharía el mayor fracaso de su historia y ello supondría la tumba política de Artur Mas, posibilidad que se intenta evitar a toda costa.

El ‘president’, sin embargo, ha puesto en marcha toda su maquinaria ante lo que le puede venir encima. Los dirigentes de la Asociación Catalana de Municipios (ACM) y de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) han sido alertados de que han de movilizar sus peones. La AMI tiene todo dispuesto para convocar plenos extraordinarios en los municipios adheridos a esta organización con el objetivo de aprobar mociones de apoyo a Artur Mas ante la “ofensiva judicial del Estado”.

La propia CUP también ha convocado movilizaciones para este fin de semana. El acto central tendrá lugar el domingo, fecha para la que ha convocado una concentración en las calles adyacentes al Parlamento catalán como signo de apoyo a la resolución de la desconexión con España.

La presión de Artur Mas ha terminado por hacer mella en el corazón de la hierática Candidatura d’Unitat Popular (CUP). Mas está desesperado a pocas horas de afrontar el segundo intento por ser investido de nuevo ‘president’, tras la negativa del Parlamento a darle luz verde el pasado martes. Este jueves vuelve a la carga, aunque ya solo necesita la mayoría simple. Aritméticamente hablando, dos diputados ajenos han de votarle y un grupo parlamentario abstenerse para que pueda salir elegido. una doble condición que frustra exponencialmente sus posibilidades.

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