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Artur Mas se reunió el lunes en secreto con la CUP para pactar su investidura
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Artur Mas se reunió el lunes en secreto con la CUP para pactar su investidura

En vez de estar arropado por gente de su partido, el ‘president’ lo hace flanqueado por dirigentes de ERC o ‘independientes’. Su objetivo: doblegar al sector de la CUP más reacio a su nombramiento

Foto: El presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas. (Reuters)
El presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas. (Reuters)

Artur Mas va a por todas y a piñón fijo. A estas alturas de la película, su prioridad es salvar su cuello y no se fía de nadie. Y, mucho menos, de su partido. Al menos, eso es lo que se desprende de algunas reuniones secretas que ha mantenido con dirigentes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) a espaldas de la cúpula de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). En esas reuniones, Mas intentó convencer a sus interlocutores de que han de apoyarle como ‘president’ del nuevo Gobierno para salvar el proceso.

Los resultados electorales han puesto a Artur Mas en la posición más incómoda que pudiera soñar. Para ser elegido, necesita dos votos a favor de su candidatura, pero la CUP ha votado en asamblea que se opondrá a la investidura que tendrá lugar el próximo 9 de noviembre. Por tanto, Artur Mas no podrá ser presidente en la primera vuelta. A partir de ahí, tendrá dos meses para negociar el apoyo de dos diputados que no sean de su grupo. Y la CUP es quien tiene más posibilidades de hacerle ese favor, siempre y cuando el resto de la formación de abstenga, ya que si vota en contra no puede salir elegido si no tiene seis votos a su favor prestados por otra formación.

En algunos círculos radicales, como ya informó El Confidencial, admiten que uno o dos de sus diputados no tendrían inconveniente en apoyar la investidura de Mas en segunda votación para no detener el proceso separatista. Y ese es el punto débil que quiere explotar el ‘president’. De hecho, incluso se ha puesto encima de la mesa que el diputado más proclive a esa maniobra es Julià de Jódar.

Esta situación ha provocado toda una estrategia de Artur Mas para atraerse al sector independentista radical. Según fuentes solventes, el líder catalán se ha reunido en secreto varias veces durante las últimas semanas con algunos dirigentes ‘cuperos’ para trasladarles el mensaje de que han de apoyarle. Lo curioso es que, en vez de estar arropado por gente de su partido, el ‘president’ lo hace flanqueado por dirigentes de ERC o ‘independientes’. Su objetivo: doblegar al sector de la CUP más reacio a su nombramiento como nuevo ‘president’.

La última reunión, según estas fuentes, se celebró el pasado día 26 de octubre, o sea, el lunes de esta semana, tras la constitución del Parlamento catalán. En ella estuvieron presentes la secretaria general de ERC, Marta Rovira, el cabeza de lista de Junts Pel Sí, Raül Romeva, y los diputados de la CUP Anna Gabriel y Benet Salellas. Tanto esta reunión como otras similares se celebraron siempre a espaldas de la dirección de Convergència y sin que Mas informara a sus compañeros de partido. Diversas fuentes de CDC admitieron a El Confidencial que no sabían nada de las reuniones secretas de su líder y mucho menos de lo que en ellas se ha tratado.

Fuentes cercanas a la CUP, por su parte, reconocieron a El Confidencial que en la cúpula de la organización se discutió la conveniencia de destacar a algunos dirigentes para que pudiesen tener reuniones informales con la cúpula de Junts Pel Sí, y que Gabriel y Salellas consintieron en ser ellos los interlocutores. “Esos encuentros nos sirven para poder desencallar temas troncales y ha habido varios”, admiten estas fuentes. En alguna de esas reuniones, según una de las fuentes consultadas, pudo estar presente incluso el cabeza de lista de la CUP, Antonio Baños, aunque esta información no ha podido ser confirmada. Esta organización, en cambio, se desliga del malestar que pueda haber en las filas de Convergència por el hecho de que los encuentros estén muy personalizados y capitalizados por la figura de Artur Mas sin la compañía de ninguno de sus compañeros de partido. “Esa es una cuestión que deben hablar entre ellos”, se excusan.

Concesiones a la CUP

En el encuentro del pasado lunes, Artur Mas se comprometió a secundar las aspiraciones de la CUP, que reclamaba el inicio inmediato del proceso de ruptura con España. La presentación este martes de la resolución que anuncia el inicio de la “desconexión democrática” con España fue la prueba de la buena voluntad de Mas y se interpretó como una concesión a la CUP de que iba en serio y de que está dispuesto a liderar el proceso sea cual sea la hoja de ruta que le pongan por delante.

El hecho de prescindir de la cúpula de Convergència tiene su lectura lógica: desde los círculos radicales se afirma sin tapujos que nadie de CDC está legitimado para optar a la Presidencia de la Generalitat debido a los escándalos que azotan al partido: el registro de la sede de Convergència y de su Fundación con motivo de la investigación de ‘mordidas’ del 3% de las adjudicaciones sentenció a Mas. La CUP jamás podrá dar apoyo a un dirigente cuyo partido está bajo sospecha y que tiene a su tesorero en la cárcel.

Pero Artur Mas ha comenzado ya a desligarse de las finanzas de su partido, jurando que no sabía nada y descargando toda la culpa en el tesorero que está encarcelado. Para aparecer impoluto, necesita soltar lastre y alejarse del aparato de su partido, bastante maltrecho por los sucesivos escándalos de corrupción, desde el Palau de la Música hasta el 3%. Y luego, el nuevo golpe judicial a los Pujol, a quienes se presenta ya como una organización criminal de tipo mafioso, supone otro palo a la credibilidad convergente.

Algunas fuentes de la formación radical, no obstante, restan importancia a los escándalos de corrupción. “La dinámica catalana va por otros derroteros. Y el tema de los Pujol no influirá apenas en las negociaciones para formar Gobierno. Lo que desde Madrid se ve como un escollo infranqueable, desde Cataluña es un pequeño bache. No serán los Pujol los que eviten un pacto”, dice una de las fuentes ‘cuperas’ consultadas.

Reconocen estas fuentes, sin embargo, que el tema de la corrupción del 3% ha dificultado las negociaciones y que hace muy difícil la justificación de apoyar a Artur Mas o a cualquiera de CDC. “Pero no hay que olvidar que existe la sensación muy extendida en el independentismo catalán de que no se puede hacer descarrilar el proceso en un momento crucial como este, ya que nunca se había llegado tan lejos en el camino hacia la independencia”.

Cancelada una reunión

Oficialmente, Junts Pel Sí, la formación de Mas, y la CUP mantienen cuatro mesas de negociación paralelas. Para ayer estaba prevista una reunión de las mesas, pero se suspendió debido a la operación de los Mossos d’Esquadra contra el terrorismo de corte anarquista que se camufla en los círculos antisistema, de los que se nutre en parte el universo ‘cupero’. La CUP denunció enseguida “la decisión del Gobierno en funciones de la Generalitat de Cataluña de que los Mossos ejecuten las órdenes de la Audiencia Nacional española”, porque “cualquier proceso de ruptura con el Estado español consideramos que ha de incluir la desobediencia a los tribunales españoles represores y herederos del TOP [Tribunal de Orden Público] franquista”. No obstante, creen que la CUP y Junts Pel Sí han “iniciado la construcción de la República Catalana, una república donde la represión contra los movimientos populares no ha de tener cabida”.

Fuentes cercanas a la CUP también subrayan que “nadie está legitimado en la organización a plantear una negociación con Mas. Eso no quiere decir que no pueda haber habido reuniones informales o encuentros para tomar un café, pero no podremos hablar de una negociación formal”. En la sede de la calle Caspe de la CUP, sí hay reuniones, muchos días, de los dirigentes de este partido hasta casi la madrugada.

Otras fuentes de esta formación consultadas por este diario afirman: “Nosotros damos por buena la hoja de ruta que prevé un periodo transitorio de 18 meses, tal y como dijo Artur Mas, pero lo que sí exigimos es que se inicie ya la ‘ruptura democrática’ con el Estado español”. Esa “desconexión democrática” es la primera concesión que los radicales han arrancado ya de Artur Mas tras sus reuniones ‘secretas’. Lo que está claro es que Artur Mas va a por todas y no está dispuesto a quedarse en la cuneta. Por algo la carretera de este proceso la ha construido él con sus propias manos. Solo el 3% puede apearle de esa carrera.

Artur Mas va a por todas y a piñón fijo. A estas alturas de la película, su prioridad es salvar su cuello y no se fía de nadie. Y, mucho menos, de su partido. Al menos, eso es lo que se desprende de algunas reuniones secretas que ha mantenido con dirigentes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) a espaldas de la cúpula de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). En esas reuniones, Mas intentó convencer a sus interlocutores de que han de apoyarle como ‘president’ del nuevo Gobierno para salvar el proceso.

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