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El 3% acorrala a Mas mientras CUP y JxS inician "su proceso soberanista"
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El 3% acorrala a Mas mientras CUP y JxS inician "su proceso soberanista"

Hasta después de las elecciones generales no habrá negociación en serio, pero, por el momento, el caso de las 'mordidas' y los escándalos de la familia Pujol imposibilitan la investidura de Artur Mas

Foto: El presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas. (EFE)
El presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas. (EFE)

El presidente de la generalitat, Artur Mas, lo tiene cada día más difícil para repetir en su cargo. El escándalo del 3% sobre las supuestas ‘mordidas’ de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y los escándalos judiciales que sacuden a la familia Pujol son el principal escollo que tiene en estos momentos encima de la mesa para optar a presidir el Gobierno catalán. No son ya las formaciones de la oposición: entre los partidos soberanistas no se ve claro que un grupo político que está bajo la sospecha de corrupción pueda llevar las riendas de la Generalitat.

El cabeza de lista de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), Antonio Baños, ya volvió a dejar claro ayer que su grupo votará 'no' a la investidura de Artur Mas, aunque esta formación sigue negociando con Junts Pel Sí la posibilidad de llegar a algún tipo de acuerdo. Fuentes cercanas al partido radical critican con dureza la trayectoria de Convergència. “Evidentemente, algo ha hecho. No pueden decir que es una maniobra contra el independentismo porque las acciones judiciales se centran exclusivamente en CDC. Y eso imposibilita a cualquiera de ese partido gobernar”, admiten estas fuentes.

Oficialmente, tanto en la CUP como en Junts Pel Sí aseguran que el escándalo del 3% no afectará a las negociaciones. Pero la procesión va por dentro: reconocen que ven muy difícil dar los votos y la confianza a un partido que está en el centro de un monumental escándalo y con dos tesoreros detenidos, uno de ellos en prisión.

Sin embargo, otras fuentes cercanas también a la CUP alertan a El Confidencial de que “aún es demasiado pronto para poder decir algo. En estos momentos, ni la CUP, ni Junts Pel Sí, ni el propio Mas pueden decir qué va a salir de las negociaciones. Es imposible”. Y añaden que de aquí a las elecciones "españolas pueden pasar muchas cosas”. ¿Es eso un puente tendido de la CUP a Artur Mas?. “No. Primero vamos a hablar del programa y, cuando llegue el momento, hablaremos de las personas”, insisten en la CUP.

Parálisis en Cataluña de varios meses

Estas fuentes señalan, tal y como ya había publicado este diario hace unos días, que las negociaciones se alargarán hasta después de las elecciones generales del 20 de diciembre. “El día 21, se comenzará a negociar en serio, con el resultado del día anterior en la mano”. Todo apunta, pues, a que se agotarán todos los plazos legales antes de poder formar Gobierno, aun cuando las elecciones fueron ya en el mes de septiembre. Eso significa un periodo de absoluta parálisis de la Administración catalana durante varios meses. Esa parálisis se evidenció especialmente en el caso del escándalo de Volkswagen, que afecta directamente a Seat, la principal empresa catalana: el Gobierno catalán ni siquiera se desplazó a Wolfsburgo, sede de la multinacional, para tratar el tema de las inversiones. El consejero de Empresa, Felip Puig, tampoco tomó ninguna iniciativa sobre el particular.

Fuentes de la oposición se muestran también pesimistas sobre una salida airosa de la situación, vista la posición de enroque de Junts Pel Sí, que considera que Artur Mas es su único candidato y su candidatura había sido negociada y pactada hace meses. “Si hay que repetir elecciones, que se repitan”, consideran unánimemente todas las fuerzas políticas. Esa posibilidad ya fue puesta encima de la mesa por Junts Pel Sí hace algo más de una semana.
Los cinco votos que Catalunya Sí que es Pot dio a Carme Forcadell ayer para que pudiera ser elegida por amplia mayoría como presidenta del Parlament no se volverán a repetir con el ‘president’. Igual que la CUP, la formación que engloba a ICV y a Podemos considera que la corrupción inhabilita a Mas y a cualquier dirigente de Convergència para ocupar la presidencia de la institución. Por tanto, puede olvidarse de los votos de diputados de este partido. Y los otros partidos de la oposición (Ciutadans, PSC y PP) no lo votarán tampoco. A Mas le va quedando, pues, solo la voluntad de la CUP, que va aminorándose a medida que pasa el tiempo y crece el escándalo del 3%.

Declaración soberanista

Pero en el Parlamento sí que habrá sintonía entre las diferentes sensibilidades independentistas. Junts Pel Sí y la CUP han aprobado en la Cámara catalana un manifiesto soberanista. No es una declaración unilateral de independencia (DUI), sino una declaración de intenciones. Algo similar a la proclamación solemne del inicio de un “proceso constituyente”. Según algunas fuentes consultadas, “no se podrá decir que es una DUI, sino que tratará de ser una declaración lo suficientemente ambigua como para que cada cual entienda lo que quiera y saque conclusiones”.

Los independentistas prevén que esta legislatura será corta porque quieren celebrar “elecciones constituyentes cuanto antes”. En la sesión de ayer, hubo elocuentes gestos de cara a la galería. Desde el discurso de la nueva presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, terminando dando vivas a la República catalana, hasta la fórmula empleada por los diputados de Junts Pel Sí al recoger sus credenciales: “Prometo respetar la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Cataluña, por imperativo legal. Y por expresión democrática de la voluntad ciudadana, anuncio que quedo a disposición del nuevo Parlamento, del ‘president’ y del Gobierno de la Generalitat de Cataluña, para ejercer la autodeterminación de nuestro pueblo y proclamar el Estado catalán libre y soberano”.

Todo en las antípodas de la fórmula de los diputados del PP, por ejemplo, que juraron “cumplir las obligaciones como diputado del Parlament con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución, aprobada democrática y mayoritariamente por los catalanes” y que se comprometen también a “defender la unidad de España y la unidad de los catalanes frente a los que quieren dividir nuestra sociedad”.

El presidente de la generalitat, Artur Mas, lo tiene cada día más difícil para repetir en su cargo. El escándalo del 3% sobre las supuestas ‘mordidas’ de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y los escándalos judiciales que sacuden a la familia Pujol son el principal escollo que tiene en estos momentos encima de la mesa para optar a presidir el Gobierno catalán. No son ya las formaciones de la oposición: entre los partidos soberanistas no se ve claro que un grupo político que está bajo la sospecha de corrupción pueda llevar las riendas de la Generalitat.

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