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Mas conoce por un dictamen de 2013 que una Cataluña independiente saldría de la UE
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en el pleno del Comité de las Regiones

Mas conoce por un dictamen de 2013 que una Cataluña independiente saldría de la UE

Los nacionalistas conocían este dictamen pero lo habían mantenido oculto insistiendo en que ningún documento oficial de la UE hablaba de que una región independiente quedaba fuera de la eurozona

Foto: Imagen de la celebración de la Diada el pasado 11 de septiembre. (Reuters)
Imagen de la celebración de la Diada el pasado 11 de septiembre. (Reuters)

No hay peor sordo que el que no quiere oír. Y los independentistas catalanes abusan del noble arte de la sordera. Que la Unión Europea no lo va a poner fácil es un tema mil veces repetido, aunque los dirigentes de los partidos secesionistas siempre se han escudado en que ninguna norma comunitaria dice que una región que se independiza de un Estado ha de salir de la UE.

Pero esta afirmación es falsa y no por mucho repetirla acabará siendo verdadera. Los días 11 y 12 de abril de 2013, se celebró el centésimo pleno del Comité de las Regiones, el organismo que acoge en su seno a los representantes de todas las regiones europeas. En esos momentos, el presidente catalán, Artur Mas, ya se había decidido a dar un salto adelante, había celebrado elecciones autonómicas anticipadas y había firmado un pacto de legislatura con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) cuyo punto álgido era celebrar un referéndum sobre la independencia cuanto antes.

La continuidad o no en Europa la independencia era un tema que se veía, entonces, lejano, aunque ya se atisbaba por dónde iban los tiros. Y no era para menos. El dictamen de aquella centésima reunión del Comité de las Regiones estaba sembrado. Su ponente era el alemán Franz Schausberger, representante del land de Salzburgo, es decir, una de las regiones austríacas más potentes.

Uno de los apartados del dictamen estaba dedicado a la “descentralización y movimientos independentistas”. En él, se alertaba de que si se negaba el diálogo a largo plazo “y, consecuentemente, ignorar los deseos y las necesidades regionales, así como mantener una negativa infundada a la descentralización de competencias y recursos financieros puede dar lugar a reivindicaciones de independencia y, en casos extremos, a la secesión de una región de su Estado”.

El organismo comunitario declaraba que “según el artículo 4.2 del Tratado de la UE, el avance de una región hacia la independencia ha de ser considerado como un asunto interno del país afectado”. Y, a continuación recordaba que “en el caso de que una región obtuviese la independencia y quisiera integrarse en la UE, tendría que presentar una candidatura oficial al Consejo y seguir el procedimiento de adhesión del artículo 49 del Tratado como cualquier otro Estado que desease convertirse en Estado miembro de la UE”. Más claro, el agua, máxime cuando el dictamen fue aprobado por una holgada mayoría.

Con este párrafo, quedan al descubierto las manipulaciones de los independentistas catalanes. En primer lugar, los nacionalistas eran conocedores de este dictamen pero lo habían mantenido oculto insistiendo tanto desde los partidos políticos como desde el Gobierno de Cataluña, en que ningún documento oficial de la UE hablaba de que una región independiente quedaba fuera de la eurozona. La cuestión es más grave, por el hecho de que el pronunciamiento tuvo lugar en el Comité de Regiones, que es el órgano en el que se ven reflejadas con mayor claridad las aspiraciones de las regiones autónomas, regiones de interés económico, landers u otras divisiones administrativas locales. El Comité tiene 344 miembros misión es dar a los entes regionales y locales la posibilidad de participar en la toma de decisiones de la UE.

También es grave el hecho de que de este comité forman parte Francesc Homs, consejero de Presidencia de la Generalitat, y Roger Albinyana, secretario de Asuntos Exteriores del Gobierno catalán. El primero ha insistido en reiteradas ocasiones que Cataluña continuaría dentro de las estructuras europeas tras una hipotética independencia, ya que no hay ninguna ley que dice que tiene que salir de la UE. El segundo, en un reciente viaje a los Estados Unidos, insistía en esa tesis y exponía ante un pequeño grupo de diputados los “eventos en España y Cataluña que provocaron que el Gobierno catalán se viese obligado a llamar a unas elecciones plebiscitarias para el 27 de septiembre”.

Voces autorizadas

En las últimas semanas, algunas voces autorizadas se han posicionado sobre este tema. Una de ellas es la del socialista Josep Borrell, que tenía que haber presentado su libro Las cuentas y los cuentos de la independencia. En él recoge el citado dictamen del Comité de Regiones para desmontar el falso mito de la eterna permanencia a la UE en caso de secesión. La televisión pública catalana, TV3, tenía concertada una entrevista con Borrell el jueves 10 de septiembre, la jornada antes de la Diada de Cataluña, pero la canceló alegando que era un libro político y recordando también la proximidad de la campaña electoral, que comenzaba precisamente ese día.

Los dirigentes de todos los partidos de la oposición también denuncian periódicamente la expulsión de Cataluña de la UE si rompe con España e incluso los dirigentes de Unió Democràtica (UDC) se han echado al cuello de los secesionistas. Ramon Espadaler, candidato democristiano en los comicios del 27-S señaló ayer que “el independentismo no es la respuesta, porque tiene unos costes: nos dejará fuera de la UE. Es preciso no engañar a la gente con falsos espejismos”. En cambio, Raül Romeva, cabeza de lista de Junts pel Sí, la candidatura unitaria, pregona a los cuatro vientos que Europa no puede expulsar a 7,5 millones de personas. En una entrevista en la BBC, los asombrados periodistas le espetaron que no es que se expulse a esos ciudadanos, sino que ellos han decidido irse. Es el mismo argumento a que apela Josep Borrell para poner en duda la estrategia secesionista.

Las contradicciones de la ANC

Pero incluso el presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez, que quiere llamar a la desobediencia civil si no gana las elecciones del 27S (ver noticia: ), reconoció a finales de agosto que si Cataluña se independiza, “estaríamos inicialmente fuera de Europa”. Sin embargo, un documento de trabajo de la ANC detalla que “los Tratados europeos no explicitan nada sobre una secesión dentro de la UE” y subraya en negrita que “si Cataluña quiere formar parte de la UE, lo hará”. Una manipulación más en la campaña de desinformación de los independentistas.

Otro de documentos de la ANC, que concurre a las elecciones junto a CDC, ERC y Òmnium Cultural en la candidatura unitaria, explica que “nadie puede afirmar taxativamente lo que sucederá”. Y destaca que “ya somos ciudadanos europeos. La ciudadanía europea se adquiere por el mero hecho de ser ciudadano de un Estado miembro pero, además, se trata de un derecho individual”. Luego, afirma que “no se puede privar de estos derechos adquiridos a más de siete millones de ciudadanos europeos por haber ejercido un derecho puramente democrático”. Y advierte que, como Cataluña es la puerta natural de España hacia Europa, “si el Estado español vetase la pertenencia de Cataluña en la UE, se convertiría en el primer perjudicado, tanto por el volumen de intercambios y de intereses comunes como por el hecho de que se quedaría él mismo aislado de Europa”. En otro párrafo, insiste la ANC en que “si Cataluña desea seguir formando parte de la UE es inconcebible que España y la misma UE la dejen fuera de ella, perjudicando así sus propios intereses”.

No hay peor sordo que el que no quiere oír. Y los independentistas catalanes abusan del noble arte de la sordera. Que la Unión Europea no lo va a poner fácil es un tema mil veces repetido, aunque los dirigentes de los partidos secesionistas siempre se han escudado en que ninguna norma comunitaria dice que una región que se independiza de un Estado ha de salir de la UE.

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