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Las filtraciones sobre el menor de la ballesta incendian las redes sociales
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OPINIONES ENCONTRADAS AL HABLAR DEL SUCESO

Las filtraciones sobre el menor de la ballesta incendian las redes sociales

Han comenzado ya a circular incluso fotos del menor, algunas con compañeros de clase. Algunos comentarios sobre el joven han llegado, inevitablemente, a subidas de tono

Foto: Alumnos del IES Joan Fuster de Barcelona se tapan sus rostros en protesta por el uso de su imagen por los medios, durante el minuto de silencio por la muerte de un profesor atacado por un alumno, un suceso inédito hasta ahora en España. EFE
Alumnos del IES Joan Fuster de Barcelona se tapan sus rostros en protesta por el uso de su imagen por los medios, durante el minuto de silencio por la muerte de un profesor atacado por un alumno, un suceso inédito hasta ahora en España. EFE

Dos ballestas de juguete, dos escopetas de balines, algunos dibujos de monstruos, un machete grande y un plano que podría ser del instituto Joan Fuster era el arsenal que M., el menor que mató a un profesor en Barcelona, atesoraba en su habitación. Los dibujos de los monstruos iban acompañados por una frase premonitoria: “Tenemos que matar a todos”. Además, tenía un libro titulado Manual de supervivencia zombie y otro libro de un autor juvenil.

El manual es una pequeña obra que detalla planes para que cualquier ciudadano pueda sobrevivir a una invasión de zombies. Todo en línea con los particulares gustos de M., fan de la serie The Walking Dead. Así se refleja de las informaciones filtradas por fuentes judiciales, mientras que los Mossos d’Esquadra prefirieron blindar toda la información al tratarse de un menor.

La explicación oficial hecha pública por la consejera de Educación, Irene Rigau, es que padeció un brote psicótico y por ello protagonizó el luctuoso suceso en el centro donde estudiaba. El menor se hallaba también bajo control psicológico aunque no tomaba ninguna medicación.

Los investigadores hurgan ahora en sus conexiones a internet para saber si alguna de las páginas visitadas recientemente pudo haber provocado su reacción violenta de este lunes. Lo que ha quedado meridianamente claro es que la ballesta que llevó al colegio y con la que disparó a una profesora era de su padre, a quien se la habían regalado hace veinte años y teóricamente estaba guardada en otro domicilio, de donde la pudo recuperar subrepticiamente el menor.

En las redes sociales, el debate ha sido intenso. Lo negativo es que han comenzado ya a circular incluso fotos del menor, algunas con compañeros de clase. “Dicen que cuando entró en clase y apuntó a la profe los otros reían porque pensaban que era broma hasta que…”, explicaba un adolescente en un foro social a sus amigos. Y otro le respondía que un conocido suyo había estado en casa del joven y “dice que era un chico normal pero estaba obsesionado con las armas”.

En eso coinciden todos sus compañeros. Además, algunos confirmaron que en ocasiones había comentado su intención de alistarse en el Ejército y, más tarde, volver al colegio para “matar” a sus enemigos, entre los que se incluían los profesores.

Opiniones encontradas

Algunos comentarios sobre el joven llegaron, inevitablemente, a subidas de tono. “¡Esto sí que es tener pelotas y lo demás son tonterías! A este chico le pesan cinco kilos cada cojón XD”, decía uno en las redes sociales. Alguien le respondía: “No es por nada, pero desde mi punto de vista, nadie puede merecer el que pasó en el Joan Fuster”. Otro era más cáustico: “¿Eres imbécil o qué? Matar a alguien no tiene ninguna excusa ni herir a los compañeros tampoco y por mí, como si se pone de pendientes sus cojones de 5 kilos cada uno. Aparte de que me parece fatal que lo dejen en libertad, la justicia se ha de aplicar a todos igual. ¿Y si lo vuelve a hacer? O peor, como no le pasará nada, es posible que incite a otros a hacerlo… Y diréis que tenía un problema (…) Es muy fuerte que pasen estas cosas… Y los asesinos queden en liberta. Ánimos a los compañeros, profesores y familiares. De verdad que me sabe muy mal”.

“Esto ha sido un hecho muy grave que podría haber pasado en cualquier lugar. Me sabe mal por las familias de los heridos y del profesor asesinado”, zanjaba otro. Y un último, remataba: “Creo que la gente lo único que quiere es morbo y meter mierda. Yo conocía a este chico y a su hermana, tanto su hermana como su familia están destrozados y no hacen falta comentarios diciendo que el chico estaba loco y cosas así, porque era una familia totalmente normal. Para nada estoy defendiendo al muchacho porque, obviamente, lo que ha hecho no es justificable, pero se pueden decir las cosas con respeto, ya que tanto por parte de las víctimas como por parte del agresor hay mucha gente afectada”.

Por otra parte, su perfil de Facebook, donde daba rienda suelta a sus preferencias, fue borrado. La foto de su perfil de esa página era ya premonitoria: una calavera en llamas. Entre sus preferencias, además de la serie de zombis, se encontraban Big Bang Theory, la lucha libre, el heavy metal y el gore, además de ser seguidor del futbolista Arda Turan y del motociclista Valentino Rossi. Todo ello iba en consonancia con los juegos que le gustaban, como W2k15, un violento videojuego de PlayStation que era uno de sus favoritos.

Dos ballestas de juguete, dos escopetas de balines, algunos dibujos de monstruos, un machete grande y un plano que podría ser del instituto Joan Fuster era el arsenal que M., el menor que mató a un profesor en Barcelona, atesoraba en su habitación. Los dibujos de los monstruos iban acompañados por una frase premonitoria: “Tenemos que matar a todos”. Además, tenía un libro titulado Manual de supervivencia zombie y otro libro de un autor juvenil.

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