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Mas adelanta elecciones al 27 de septiembre para recuperar el pulso en los sondeos
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Mas adelanta elecciones al 27 de septiembre para recuperar el pulso en los sondeos

La situación política de Cataluña se ha clarificado por fin. Habrá elecciones anticipadas... después del verano, tras una reunión maratoniana sin acuerdo con Junqueras

Foto: El presidente de la Generalitat, Artur Mas. (Reuters)
El presidente de la Generalitat, Artur Mas. (Reuters)

La situación política de Cataluña se ha clarificado por fin. Tras una maratoniana reunión entre el presidente de la Generalitat, Artur Mas, el de ERC, Oriol Junqueras, la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, la de Òmnium Cultural, Muriel Casals, y el presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), Josep Maria vila d’Abadal, la presión que hasta ahora había ejercido el primero sobre su colega republicano se tornó en su contra: habrá elecciones anticipadas el próximo 27 de septiembre. Con la elección de la fecha, Mas se asegura una Diada "muy especial", ya que será la jornada del 11 de septiembre cuando comience la campaña electoral.

El presidente de la Generalitat ha vendido como un "acuerdo" con ERC la decisión de mantener el pacto de legislatura y la fecha de las elecciones anticipadas, así como la luz verde de los republicanos a sacar adelante una serie de leyes vitales para Cataluña. Los representantes de la “sociedad civil” estaban de acuerdo con Junqueras en que había que convocar elecciones inmediatamente. Eran, pues, cuatro contra uno, porque Artur Mas no es que fuera contrario a convocarlas: es que antes de nada quiere asegurarse que la suya sea la lista ganadora. De ahí que presionaba con una candidatura única con él de cabeza de lista. Sólo así se garantizaba repetir como president.

Vídeo: "La Diada será el primer día de campaña electoral"

Pero se encontró con la negativa de ERC a diluirse en una lista encabezada por su rival, máxime cuando los sondeos le daban hasta antes del 9N una sobrada ventaja sobre CiU. O sea, que Oriol Junqueras podría desbancar a Artur Mas de la Generalitat. Ante esta posibilidad, los republicanos no transigieron con la presentación de una única candidatura, hasta el punto de que se han salido con la suya e impusieron sus tesis a Mas.

El president, sin embargo, recurrió a la triquiñuela de que la suya no debía ser la lista de CiU, sino la lista transversal, la que diese cabida también a representantes de la “sociedad civil”. De este modo, quería visualizar que el apoyo de las entidades cívicas soberanistas era para CiU y no para ERC. La negativa de ERC a esta posibilidad agrió las relaciones entre ambas formaciones, aunque finalmente los republicanos dieron su brazo a torcer y admitieron que significados dirigentes de esa “sociedad civil” se dejen ver en la lista de Artur Mas. Pero seguían reclamando que el grueso de la militancia de la ANC y de Òmnium es de Esquerra, empezando por la presidenta de la Asamblea, que había sido concejal republicana en Sabadell.

Artur Mas había reunido por la mañana a su equipo con el fin de trazar una estrategia. Hasta el Palau de la Generalitat se desplazaron el coordinador general de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Josep Rull, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, el presidente del grupo parlamentario, Jordi Turull, el responsable de política institucional, Lluís Corominas, el responsable de Régimen Interno, Francesc Sánchez, la portavoz del partido, Mercè Conesa, el senador y exconsejero Josep Lluís Clèries, la consejera Irene Rigau y la diputada Meritxell Borràs.

El quiebro del ‘president’

La reunión fue dura. Mas ya se lo esperaba. Y, como suele suceder en estas batallas, el líder convergente tenía su propia estrategia para exponer a sus interlocutores una proposición que no podrían rechazar. “Elecciones. sí, pero cuando diga el president. La convocatoria es sólo potestad suya. Y podría ser prematuro convocarlas para el mes de marzo. A comienzos de otoño es una fecha más idónea”, explica a El Confidencial una fuente de Convergència.

Sin embargo, había más razones para que Artur Mas intentara imponer su propia hoja de ruta. En primer lugar, quiere ganar tiempo para recuperar terreno. Hasta este otoño, ERC no ha dejado de subir en los sondeos y, en realidad, llevaba una importante ventaja a CiU hace tan sólo unos meses. Pero tras el 9N, CiU ha cogido de nuevo oxígeno y ha comenzado a recuperarse. El último sondeo ya aventaja ligeramente a los republicanos. Si esto sigue así, volverá a colocarse como indiscutible primera fuerza política de la comunidad en el plazo de unos meses. Así pues, Artur Mas necesita sólo tiempo.

Además, con una convocatoria para finales de verano o principios de otoño, no se doblegaría ante sus rivales (que piden elecciones en el mes de marzo) ni impondría su interés en acabar la legislatura a finales del 2016. Se trataría de una fecha a mitad de camino entre unos intereses y otros. Equilibrio total.

La situación política de Cataluña se ha clarificado por fin. Tras una maratoniana reunión entre el presidente de la Generalitat, Artur Mas, el de ERC, Oriol Junqueras, la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, la de Òmnium Cultural, Muriel Casals, y el presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), Josep Maria vila d’Abadal, la presión que hasta ahora había ejercido el primero sobre su colega republicano se tornó en su contra: habrá elecciones anticipadas el próximo 27 de septiembre. Con la elección de la fecha, Mas se asegura una Diada "muy especial", ya que será la jornada del 11 de septiembre cuando comience la campaña electoral.

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