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La cercanía del 9N desata una ola de tensión y violencia de independentistas en Cataluña
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ATACAn dOS LOCALES DE PARTIDOS NO SOBERANISTAS

La cercanía del 9N desata una ola de tensión y violencia de independentistas en Cataluña

Miedo, amenazas y violencia en aumento. Ésta es la radiografía de los últimos días en Cataluña. Se señala a los “traidores” y se atacan las sedes de los “unionistas”

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Miedo, amenazas y violencia en aumento, en todas sus vertientes. Esta es la radiografía de los últimos días en Cataluña. Se señala a los “traidores”, se les acosa si es preciso o se les ‘lincha’ y se atacan las sedes de los “unionistas”. Un sector del independentismo radical no está dispuesto a aceptar las reglas del juego democrático y arremete contra todo lo que huela remotamente a español (ecspañol, dicen los radicales, teniendo en cuenta que ecs es la onomatopeya de una expresión de asco).

En algunas esferas, nadie quiere salirse de lo que en la comunidad se entiende por políticamente correcto. En otras, se hace de punta de lanza del patriotismo más exacerbado. Por un lado, los partidos proconsulta intentan dar una imagen de normalidad (ayer por la tarde volvieron a reunirse para ratificar la hoja de ruta hacia el referéndum). Por otra, pequeños grupos radicales prefieren pescar en aguas revueltas y se apuntan a un bombardeo.

Sólo en esta semana, dos locales de partidos políticos fueron asaltadas por ‘incontrolados’ independentistas: una de Ciutadans en Lérida y otra del PSC en Barcelona. En esta, cinco encapuchados (apoyados por una cincuentena de manifestantes radicales) amenazaron a un miembro de las juventudes socialistas para entrar en el local del PSC y realizar pintadas con los lemas “Votaremos” y “PPSOE traidores”.

La situación se volvió más bronca tras descubrir el PP que un escrache ante la vivienda de Alicia Sánchez-Camacho convocado para ayer por la tarde estaba manejado desde el propio Parlamento. El escrache llevaba por lema #EscarniCamacho (Escarnio Camacho) y fue convocado desde la web desobeim.cat. El mensaje no podía más claro: “Señalemos a quienes pretenden cortarnos las alas con leyes y tribunales fascistas. Que el miedo cambie de bando”. Pues bien. Esta web fue creada por el grupo parlamentario de la CUP y en su registro no sólo consta la dirección oficial de la cámara legislativa catalana, sino su teléfono como el número de contacto con el administrador.

Imatge de l'#EscarniCamacho "Els hereus del franquisme no ens tallaran les ales". Juntes cap al #9N2014 pic.twitter.com/UPCIEwts7s

Es este mismo grupo el que presidirá la comisión de investigación del caso Pujol: los soberanistas desoyeron la candidatura de Ciutadans y apoyaron que fuese la CUP quien la presidiese. Santi Rodríguez, portavoz adjunto del PP en el Parlament, señala a este respecto que “es un acto de intolerancia y de falta de respeto democrático señalar así a los que piensan diferente. Decir que el miedo cambie de bando es una amenaza y es de una gravedad extrema que detrás de ella esté un grupo parlamentario”. Y pide al presidente de la Generalitat, Artur Mas, que se abstenga de “tomar cualquier clase de acuerdo con este grupo parlamentario”.

‘Linchamiento’ de un ‘traidor’

Desde fuentes independentistas, se hace hincapié en que el proceso que se lleva a cabo en Cataluña es “radicalmente democrático y plenamente pacifista”. Una fuente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la entidad organizadora de las grandes movilizaciones de los últimos años, señala que “han salido a la calle millones de independentistas y no ha habido ni un solo incidente digno de mención. En el extranjero se asombran de que una movilización tan numerosa se salde siempre sin incidentes. Pero es que este es un movimiento esencialmente pacífico, muy cívico y democrático”.

Eso no quita que haya algunos sectores duros que insisten en dividir a los catalanes en buenos y malos dependiendo de su afinidad independentista. Y ahí entra en escena el peligro de ser tachado de traidor o botifler. Porque “traidor” se ha convertido en la palabra de moda dentro de algunos círculos catalanistas y el que dé la espalda al proceso está señalado.

Como Joaquim Brugué, nombrado la pasada semana miembro de la Comisión de Control del 9N, es decir, de la Junta electoral. El fin de semana, tras la escenificación de Artur Mas en el Palau de la Generalitat recibiendo de los alcaldes catalanes las mociones municipales a favor del referéndum, Brugué dimitió como miembro de dicha comisión.

¿El motivo? Todo es una pura escenificación, un paripé, una añagaza, porque todos saben que no se va a poder celebrar oficialmente la consulta. Además, el hecho de que los primeros munícipes pidan descaradamente el voto para la independencia rompe el principio de neutralidad de cualquier Administración, que debe mantenerse imparcial en un proceso democrático y estimular sólo el voto, no una opción. Esta circunstancia, para el catedrático de la UAB, demuestra que el proceso carece de neutralidad política y que, por tanto, el referéndum no ofrece garantías democráticas.

La avalancha de insultos y los ataques contra el traidor Brugué fueron tan brutales que tuvo que cancelar su cuenta de Twitter. “Ahora sé lo que es un linchamiento tuitero”, se dolió. Y lo dice un jurista experto, firme partidario del derecho a decidir y alineado con posturas soberanistas. Un profesional al que, además de traidor, le acusan ahora de ser un “topo del Estado”. Vivir para ver.

Miedo, amenazas y violencia en aumento, en todas sus vertientes. Esta es la radiografía de los últimos días en Cataluña. Se señala a los “traidores”, se les acosa si es preciso o se les ‘lincha’ y se atacan las sedes de los “unionistas”. Un sector del independentismo radical no está dispuesto a aceptar las reglas del juego democrático y arremete contra todo lo que huela remotamente a español (ecspañol, dicen los radicales, teniendo en cuenta que ecs es la onomatopeya de una expresión de asco).

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