La Generalitat limitará el concurso de BCN World a tres licencias para poder controlarlo

El proyecto de ocio y juego de BCN World en Tarragona tendrá seis casinos, pero por ahora, la Generalitat sólo otorgará tres de las licencias para ello, según han señalado fuentes de la administración catalana. La razón: mantener el control sobre el desarrollo de un proyecto que presumiblemente se alargará durante una década.

La conselleria de Economía ha limitado en el Diario Oficial de la Generalitat la manera de otorgar las seis licencias que necesita el promotor Enrique Bañuelos para arrancar BNC World. La manera de limitar esto ha sido establecer que se darán “hasta un máximo de seis licencias” pero no fija el mínimo, ni tampoco si una parte de las mismas puede aplazarse, con lo que en la práctica queda con las manos libres para controlar el proyecto.

Esta decisión administrativa ha sentado mal en el entorno de Enrique Bañuelos, que esperaban contar con las seis licencias como principal activo para captar capital para el proyecto de ocio y juego.

La idea desde el departamento de Economía de la Generalitat, que encabeza Andreu Mas-Colell, es no perder el control total de las licencias, lo más valioso que tendrán los futuros promotores de BCN World. El holding de Veremonte, a través del cual Bañuelos está captando inversores, aspiraba a hacerse con las seis licencias de golpe. Pero todo apunta a que ello no será posible.

De esta manera la Generalitat establece fases de inversión más razonables. Las otras tres licencias que quedasen sin adjudicar se otorgarían en un concurso en un período posterior, dentro de unos años, una vez que la primera fase se hubiese consolidado, según han explicado fuentes del sector inmobiliario.

Fuentes de la conselleria de Economía han declinado hacer declaraciones. Pero otras fuentes cercanas al proyecto y del sector del juego han confirmado las intenciones restrictivas de la Generalitat a la hora de desplegar el concurso.

En esencia las tres licencias responderán a los tres resorts más cercanos a Port Aventura y para los que Bañuelos tiene inversores más cerrados: el grupo chino Melco Crown, los americanos de Hard Rock Café y otra sociedad no identificada.

Competencia

Sin embargo, y tal y como quería la Generalitat, el concurso está despertando el interés de grupos internacionales asiáticos y norteamericanos, con lo que Bañuelos tendrá que sudar para conseguir sus tres licencias de juegos.

Entre los competidores que están mostrando interés por el proyecto en Tarragona están viejos conocidos de la Generalitat. Así, intermediarios cercanos al presidente de Las Vegas Sands, Sheldon Adelson, se han acercado a la administración catalana para conocer los detalles con los que se abrirá el concurso.

Troceamiento

La ventaja para los grupos inversores es que el concurso tal y como lo plantea la Generalitat supone trocear el proyecto: cada casino hotel y su correspondiente licencia de juego supone una inversión mínima de 300 millones, una cifra que un grupo como Las Vegas Sands puede asumir a pulmón sin tener que recurrir a endeudamiento bancario.

El problema para Bañuelos radica en que para su proyecto no le basta una parte: lo necesita todo. En especial si necesita comprar todos los terrenos a La Caixa por 377 millones, el precio pactado en la opción de compra. Esta opción es la principal ventaja de Bañuelos frente a sus competidores pero también le obliga a una serie de compromisos financieros que sólo puede conseguir con sus socios. Pero estos socios sólo cumplirán su parte si Bañuelos y su holding, Veremonte, ganan el concurso. Una pescadilla que se muerde la cola.