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Todos contra todos: batalla campal en Cataluña en la recta final de la campaña
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EL PP LLEVA AL JUZGADO EL ATAQUE A MONTORO

Todos contra todos: batalla campal en Cataluña en la recta final de la campaña

Si de alguna manera hay que calificar la campaña electoral en Cataluña desde hace 24 horas es de batalla campal. Es una orgía de descalificaciones

Foto: El coche del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, a la salida del mitin del PPC (Efe)
El coche del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, a la salida del mitin del PPC (Efe)

Si de alguna manera hay que calificar la campaña electoral en Cataluña desde hace 24 horas es de batalla campal. Lo que había sido un enfrentamiento de caballeros durante semana y media se ha convertido en una orgía de descalificaciones, ataques y reprobaciones. No hay enemigo pequeño: el PP quiere focalizar su campaña con CiU, que es su principal rival en esta comunidad, y ambos se hinchan a tortazos; nacionalistas y populares intentan desbancar y minimizar a los socialistas; la izquierda verde, es decir, ICV, fuerza la invasión del electorado del PSC; y los dos partidos que hasta ahora se habían tratado como hermanos, ERC y CiU, han roto peras y se lían a navajazos. Es el todos contra todos. En catalán, campi qui pugui. Y que luego cada uno recoja los votos que pueda.

El enfrentamiento más llamativo es el que tienen entre sí los dos partidos mayoritarios, CiU y ERC. Son socios de Gobierno (aunque los republicanos no tengan representación en el mismo), pero, sin embargo, enemigos. Y un vídeo presentado este jueves, en las postrimerías de la campaña, es muy explícito: Esquerra acusa al líder de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran Lleida, de descafeinar el debate soberanista y de jugar a la ambigüedad con el tema del referéndum. No lo citaban, pero en el vídeo un dibujo –inequívoco Duran- definía la postura “antipatriótica” del líder de Unió.

Algunos dirigentes de ERC también habían criticado la ausencia de Duran en la campaña de CiU, lo que achacan a sus diferencias con Convergència respecto al tema de la independencia. Y el veterano dirigente democristiano les respondió vía Twitter, que es lo que suele hacer: “Me duele que ERC utilice mi estado de salud para decir que me escondo en la campaña. Esto no es juego limpio”. De hecho, su nombre es uno de los que figuran en la agenda oficial de la coalición nacionalista para asistir al mitin de cierre de campaña esta noche, aunque por problemas personales no sabe, a estas alturas, si va a poder estar. Y, a continuación, envía a Esquerra otro mensajito: “Por cierto, todavía he de hacer reposo absoluto dos días más”.

Duran ha sido siempre la bestia negra de Unió y del núcleo duro independentista de Convergència. Más que el PP, los socialistas o Esquerra, el democristiano se ha llevado la palma de enemigo a batir en las filas de Convergència. Y por sus posiciones atemperadas y su público posicionamiento en contra de la independencia, ha sido también el gran traidor, para los soberanistas, en el último año y medio. Le han llamado botifler, unionista y colaboracionista. Pero en otro tuit remarcó que “mi compromiso y el de Unió con la consulta son insobornables”. Y más: “Que no padezca ERC: Unió estará a la altura de su compromiso con Cataluña. Ha estado siempre. No siempre ha sido así en el caso de ERC”.

La dosis justa de veneno

Fueron siete mensajes con una dosis justa de veneno: ERC no puede presumir de independentismo cuando estuvo dando apoyo a un Gobierno que no era independentista (el Tripartito). Sin embargo, el que ahora preside Artur Mas sí lo es, porque ha prometido una consulta. Ésa es el mensaje oculto que envía Duran.

Pero todo es juego político. Esquerra necesita arañar votos de CiU para presentar unos resultados potentes, que sólo pueden llegarle si hay un trasvase del segmento convergente al republicano. Todo es cuestión de números y de aplicar la teoría de los vasos comunicantes de Pascal. Y lo que intenta es presionar por un lado para que los votos caigan en su cuenco.

Pero la batalla por el voto nacionalista es sólo una de las singulares vertientes que tiene la campaña catalana: el PP considera que el PSOE es su gran rival en casi toda España. Pero es en casi, porque en Cataluña el rival a batir es CiU. Los populares han estado intentando durante las casi dos semanas de campaña buscar el cuerpo a cuerpo con los nacionalistas y ahora tienen la oportunidad: Gobierno contra gobierno, dirigente contra dirigente. El escrache padecido por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, este jueves por la noche en Vilanova i la Geltrú, a la salida del mitin del PP, ha sido la última oportunidad para presentar la campaña como un cuerpo a cuerpo entre CiU y PP.

Los populares, además, interpondrán hoy una denuncia por los ataques al coche del ministro en los juzgados de Vilanova. La polémica está servida, porque cada una de las partes sostiene versiones contrarias.

La pelea PSC- ICV

El PP, pues, cambió la estrategia en esta campaña en lo que respecta a Cataluña: el rival es CiU, no los socialistas. De este modo, quiere posicionarse como el “auténtico” voto antiindependentista, el voto “español” frente al separatista. Y los socialistas, que ven cómo le comen terreno tanto PP como Ciutadans, también están atentos a los votos que se le escapan por la izquierda hacia las filas de ICV.

Evidentemente, las dos formaciones citadas le pueden restar un puñado importante de votos, pero es importante retener el voto de la izquierda, el que ha dado sentido, hasta ahora, al PSC. Los ecosocialistas, que presentan a Ernest Urtasun, pueden atraer una porción de electorado del PSC que puede ser curial para esta formación. Y el candidato socialista por esta comunidad, Javi López, que ayer estuvo acompañado por Elena Valenciano, fue contundente al arremeter ayer contra su rival Urtasun: Parece más preocupado por derrotar a la izquierda que por derrotar a la derecha”, le recriminó. Evidentemente, el líder de ICV, Joan Herrera, le contestó a los pocos minutos: reclamó el “voto de premio” para los ecosocialistas por “coherencia” y por mantener sus reivindicaciones de derechos sociales paralelamente con las del “derecho a decidir” de Cataluña.

Y mientras, el representante de Ciutadans, Javier Nart, advirtió ya en el inicio de campaña que votar a su formación es “una venganza democrática contra el bipartidismo y los separatistas”. Y la portavoz de C’s, Carina Mejías, advierte ahora que “el proyecto europeo tiene dos grandes enemigos: la ultraderecha y el nacionalismo independentista. Ambas son fuerzas que quieren levantar fronteras cuando la Unió trabaja para suprimirlas”.

Por su parte, la candidata de UPyD, Teresa Giménez Barbat, aprovecha para sacar su particular látigo: en su último vídeo, acusa a PP y PSOE de haber sido los que “han engordado a los partidos que ahora fomentan la división”. Sus argumentos contra los populares, sus principales rivales, son simples: “El PP lleva 30 años pactando con los nacionalistas. Es insólito que ahora quiera que la gente se fíe de ellos”.

Si de alguna manera hay que calificar la campaña electoral en Cataluña desde hace 24 horas es de batalla campal. Lo que había sido un enfrentamiento de caballeros durante semana y media se ha convertido en una orgía de descalificaciones, ataques y reprobaciones. No hay enemigo pequeño: el PP quiere focalizar su campaña con CiU, que es su principal rival en esta comunidad, y ambos se hinchan a tortazos; nacionalistas y populares intentan desbancar y minimizar a los socialistas; la izquierda verde, es decir, ICV, fuerza la invasión del electorado del PSC; y los dos partidos que hasta ahora se habían tratado como hermanos, ERC y CiU, han roto peras y se lían a navajazos. Es el todos contra todos. En catalán, campi qui pugui. Y que luego cada uno recoja los votos que pueda.

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