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Mas: "Los catalanes no somos propiedad de nadie, ni siquiera del Estado español"

El presidente detalla un listado de agravios de España a Cataluña y reta de nuevo a Rajoy: “No queremos que se nos humille de manera constante”

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El presidente catalán, Artur Mas, oficializó esta mañana la ruptura definitiva con el “Estado español”. En un encendido y crudo discurso ante el consejo nacional de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Mas detalló un largo listado de agravios hacia España y fue especialmente duro en ocasiones. Pero puso al presidente español, Mariano Rajoy, en un dilema: “Yo, como President, convocaré la consulta para el 9 de noviembre. Ese día, la gente de nuestro país se encontrará con la posibilidad de ir a votar. Esperemos que nadie lo intente abortar. Sería muy grave que si nosotros hacemos este proceso de manera transversal, democrática pacífica y legal alguien lo pretendiese obstaculizar”, advirtió Mas.

No citó al PP pero fue meridianamente claro cuando enfatizó que “Rajoy nos presenta como gente intransigente, que queremos presentarle un trágala con nuestra petición al Congreso. Dejemos de lado eso. Ahora hay una ocasión de oro para saber si la actitud del Estado y del partido que sustenta al Gobierno tienen voluntad de diálogo para que se pueda discutir en las Cortes el que el pueblo de Cataluña pueda ser consultado. Veremos si existe voluntad de diálogo en la otra parte, porque desde Cataluña sí la tenemos”.

Y, tras hacer un símil futbolístico, comparó la historia con un partido de fútbol. Visto a cámara lenta, vemos las faltas del jugador contrario, o sea, el PP, con “el no rotundo al Estatuto, con el recurso al Tribunal Constitucional, el no rotundo al pacto fiscal y ahora el no rotundo a la voluntad democrática del pueblo catalán. El Parlament, de manera mayoritaria, envía una proposición al Congreso. La pregunta que nos hemos de hacer es ‘¿Se puede dialogar con el partido del ‘no’ a todo?’. Esperamos respuesta y ésta vendrá en pocos meses. Y sabremos exactamente donde estamos”.

Mas aseguró que no pretendía hacer una lista de agravios, pero acabó detallándola. “Pedimos cosas muy elementales. Queremos ser un país normal en el que no se haya de pelear cada día porque invaden nuestras competencias. Un país que no se ha de defender cada día porque le partan las piernas de la inmersión lingüística, ya que hay otros que quieren agredir nuestra lengua. Y queremos vivir tranquilos y poder invertir en infraestructuras que nos permitan nuestro desarrollo económico, sin tener que pedir cada día, cosa que nos da fama de pedigüeños. Somos un país al que no le gusta que le llamen avaro e insolidario cuando tiene los costos más altos de todo el Estado español y cuando es capaz de generar 15.000 millones cada año y los traslada al conjunto del Estado Y somos un país al que no le gusta que le impongan unos déficits públicos injustos e insolidarios cuando están en peligro por servicios públicos, que son el núcleo duro del estado del bienestar. El nuestro es un país que no quiere que se le humille de manera constante. Cuando se nos da dinero a final de mes para poder pagar, tenemos que arrodillarnos y dar las gracias. Y eso que por ese dinero pagamos intereses y además ha sido generado aquí. Eso ofende nuestra dignidad como pueblo”.

El líder convergente se quejó también de que “en determinados sectores de guerra de Cataluña se compara este proceso con sistemas totalitarios, dictatoriales, fascistas, incluso nazis y eso ofende también nuestra dignidad. Tenemos a nuestras espaldas mil años de paz y treguas. Somos un país que siempre lleva la semilla de la paz, de la tregua, de la convivencia y del pacifismo y nadie que tenga un mínimo de honorabilidad puede calificarnos de totalitarios, de fascistas o de nazis”.

Deshacerse del yugo de España

El President fue más allá y subrayó que “podemos ser aliados de todos, también del Estado español pero no somos propiedad de nadie, ni siquiera del Estado español. Los 7,5 millones de personas de este país son los auténticos propietarios de Cataluña”.

Fue un discurso que hay que leer entre líneas. “Queremos vivir tranquilos y ser un país normal -insistió en varias ocasiones el dirigente de CDC-. Eso quiere decir muchas cosas, pero también que somos un país que de manera tozuda y sistemática queremos gobernarnos nosotros mismos y no ser gobernados por otros. Pero eso lo queremos hacer en un contexto plenamente europeo. Y si hay que compartir soberanismo con esferas más amplias [refiriéndose a la UE], estamos dispuestos, porque ya estamos acostumbrados”. En otras palabras, que la meta es deshacerse del yugo del Estado español.

Todo ello, claro, “sin pelearnos. No tenemos ganas de pelearnos. Claro que el conflicto es el conflicto y no seremos tan tontos como para no defendernos”.

Mas admitió que el proceso catalán “despierta un gran desconcierto en Madrid y una profunda irritación. Allí siempre han tenido la teoría de que aquí nos íbamos a pelear entre nosotros. Primero quisieron minimizar todo diciendo que la manifestación de la Diada era una calentura de verano. Pero de calentura en calentura hemos llegado hasta aquí. Luego, se pensaban que no podría haber pacto entre los partidos. Todo eso mientras nos presentaban a los catalanes como gente peligrosísima, con cuernos y rabo y que, como somos burros por definición, estamos prisioneros de cuatro sonados. Pero éste es un proceso que nace del pueblo de Cataluña y les digo desde aquí que desde las instituciones de Cataluña estamos intentando estar a la altura para canalizar esas aspiraciones de una manera digna. Todo es exactamente al revés de cómo lo ven”.

Ante 2.000 militantes de su partido, el presidente catalán tuvo tiempo para la lírica y parea la épica. “Este proceso comportarámuchos esfuerzos por nuestra parte y no pocas incomodidades. Pero estos esfuerzos e incomodidades son el viento que hincha las velas para que este barco llegue a buen puerto”, dijo. Y en otro momento, hizo mención a una frase de Winston Churchill a principios de los años 40 del siglo pasado: “Si nos dedicamos a fomentar la confrontación entre presente y pasado, no podremos construir nuestro futuro”. Así pues, “nosotros, los catalanes, si queremos un futuro, no nos podemos dedicar a confrontar presente y pasado”. Y terminó subrayando que “nuestro país desconcierta a muchos y yo no me canso de explicarlo: el 70% quiere decidir su futuro y el 70% ha nacido fuera o su padre o su madre son de fuera. Pero todos quieren decidir su futuro. ¡Qué gran lección de convivencia!”.

El presidente catalán, Artur Mas, oficializó esta mañana la ruptura definitiva con el “Estado español”. En un encendido y crudo discurso ante el consejo nacional de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Mas detalló un largo listado de agravios hacia España y fue especialmente duro en ocasiones. Pero puso al presidente español, Mariano Rajoy, en un dilema: “Yo, como President, convocaré la consulta para el 9 de noviembre. Ese día, la gente de nuestro país se encontrará con la posibilidad de ir a votar. Esperemos que nadie lo intente abortar. Sería muy grave que si nosotros hacemos este proceso de manera transversal, democrática pacífica y legal alguien lo pretendiese obstaculizar”, advirtió Mas.

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