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‘GUERRA CIVIL’ EN LOS NACIONALISTAS CATALANES

Duran busca un pacto con los socialistas para frenar el poder de ERC

La guerra entre los socios catalanes ha estallado en plenitud. CiU había pactado con ERC un texto para que el Parlamento autonómico apruebe el próximo día

Foto: Duran busca un pacto con los socialistas para frenar el poder de ERC
Duran busca un pacto con los socialistas para frenar el poder de ERC

La guerra entre los socios catalanes ha estallado en plenitud. CiU había pactado con ERC un texto para que el Parlamento autonómico apruebe el próximo día 23 de enero una declaración a favor de la secesión. Pero el gran problema que tienen los dos socios es la posición de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido que lidera Josep Antoni Duran Lleida, que apuesta por un amplio consenso político para llevar a cabo esta iniciativa. “Según nuestra opinión, es insuficiente el apoyo que tiene con CiU y ERC, y si tiene que estar el PSC, que esté”, dice a El Confidencial una fuente de la dirección de Unió.

Hay que leer entre líneas. Unió está en contra de la independencia, pero acepta la línea soberanista de la cúpula de Convergència para mantener el tradicional frente catalán que les ha hecho fuertes las tres últimas décadas. Los coqueteos de Artur Mas con el líder de ERC, Oriol Junqueras, ponen de los nervios a los democristianos, a pesar de que saben que esta alianza es indispensable para asegurar la gobernabilidad del Ejecutivo catalán (CiU tiene sólo 50 diputados y la mayoría absoluta está en 68, por lo que los 21 diputados de Esquerra les son indispensables).

En realidad, nadie sabe en estos momentos qué pasaría si Convergència se separase de Unió. Hay quien dice que UDC quedaría como un partido residual, pero también quien considera que muchos votos de Convergència se irían a otras opciones (entre ellas, ERC), y Unió mantendría una presencia importante en el espectro político catalán, con lo que se dibujaría un nuevo mapa. Pero de lo que no hay duda es de que ambos se verían notablemente debilitados. Conscientes de que todos tienen mucho que perder, UDC va a apostar fuerte por sus intereses en las próximas semanas.

Duran ya vaticinó desde Chile este fin de semana que el pacto de la declaración de independencia se ha de abrir y consensuar con más partidos. Si sólo pactan CiU y ERC, será un fracaso absoluto. Pero eso, desde el punto de vista de los republicanos, es una victoria. Suya, por supuesto, ya que habrán conseguido cumplir una de sus promesas estrella de la última campaña: convocar el referéndum soberanista.

Unió no se lo va a poner fácil. La cúpula de los democristianos se reunió ayer para tratar el asunto. Y la sensación que reinaba, según fuentes de UDC, es que “hay que dar un giro radical a la estrategia. No podemos aprobar una declaración parlamentaria tan importante con sólo la mitad del Parlamento”. Oficialmente, el comité de Gobierno de Unió aprobó un documento que señala que el texto de CiU y ERC “lo sentimos absolutamente nuestro. Lo compartimos de la primera a la útima palabra, ya que forma parte del programa electoral de CiU”. Pero reconocen que ese documento “era de trabajo, con la voluntad de negociarlo con otras fuerzas parlamentarias”. Se referían a PSC e ICV, pero especialmente a los socialistas, una formación que los democristianos consideran que puede frenar el radicalismo en que se ha instalado la cúpula de Convergència y ERC.

Abrir horizontes

Marta Llorens, portavoz de UDC, señaló ayer que “consideramos fundamental que se sumen los 107 diputados [que totalizan CiU, ERC, PSC, ICV y CUP] que, por sus programas, son partidarios del derecho a la autodeterminación. Tendríamos que ser capaces entre todos, ya sea reiniciando el proceso, enmendando el documento de ERC y CiU o posponiendo el debate a una fecha en que haya un amplio acuerdo”. Para la portavoz democristiana, “lo más importante, el objetivo que es preciso conseguir, es que los 107 diputados puedan aprobar en el Parlamento una declaración de soberanía y, por tanto, que esta resolución sea lo más compartida posible en el inicio de este proceso para la realización efectiva del derecho a decidir”.

A los sectores soberanistas de Convergència y a ERC les huele a cuerno quemado que los socialistas se puedan unir a un frente soberanista. Especialmente, porque exigirían un drástico cambio en la redacción del texto de la declaración independentista que CiU y ERC quieren aprobar en al Parlamento autonómico el próximo 23 de enero. Los socialistas ya han entregado a sus rivales su propuesta, que modifica sustancialmente la que habían consensuado a dos manos convergentes y republicanos, y que aprobó ayer la ejecutiva del PSC.

“El Parlamento de Cataluña manifiesta el convencimiento de que los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña habrán de decidir libremente sobre cualquier propuesta de cambio sustancial de las relaciones Cataluña-España, acordada entre instituciones catalanas y españolas, a través de un referéndum en el que se plantee una pregunta clara a la que se ha de responder de forma inequívoca, aceptando o rechazando el proyecto sometido a consulta”, dice el punto primero de la resolución. En otras palabras, que se pueda decidir con un sí o con un no, sin dar lugar a matices.

La pregunta trampa

Y esta es la cuestión que tanto CiU como ERC quieren eludir. Artur Mas quiere proponer una pregunta que contiene elementos distorsionadores: su intención es preguntar si los ciudadanos de Cataluña quieren ser un Estado independiente dentro de la Unión Europea. Pero esa es una pregunta con trampa, ya que la UE ya ha dejado claro que si Cataluña se independiza quedará automáticamente fuera de la Europa comunitaria. Por tanto, la pregunta que quiere formular parte de una premisa falsa, puesto que aunque los ciudadanos digan que sí, sería legalmente imposible que Cataluña se incorporase como Estado a la UE.

La resolución que los socialistas proponen ahora a Mas aboga por “una reforma de la Constitución para conseguir un Estado federal que garantice el máximo autogobierno para Cataluña, nos asegure un trato fiscal justo, reconozca nuestra identidad y cultura nacionales en el marco del Estado español y la UE, conscientes de que un sistema de soberanías compatidas es la mejor forma de gestionar las interdependencias existentes en el mundo global”.

El PSC propone también “la conveniencia de que los grupos parlamentarios impulsen la creación de una comisión de estudio para establecer, en el plazo de un año, los elementos que habrían de conformar una propuesta de reforma constitucional para ser negociada y aprobada posteriormente en el marco de las instituciones del Estado”. Dicho simple y llanamente: los socialistas, al igual que hizo este domingo ICV, huyen de cualquier manifestación de independencia y de constitución de Estado propio al considerar que es una cuestión que no corresponde en estos momentos.

En otras palabras, lo que pretenden es justamente lo contrario de lo que piden CiU y ERC, que plantean abiertamente una declaración de independencia para luego planteársela al Gobierno de Madrid. Algunos sectores de Convergència están también de acuerdo con que la consulta que ha de hacerse sea sobre el “derecho a decidir” y no sobre si Cataluña quiere ser un Estado independiente. Artur Mas, atado de pies y manos, es quien ha de tener la última palabra... si ERC se lo permite.

La guerra entre los socios catalanes ha estallado en plenitud. CiU había pactado con ERC un texto para que el Parlamento autonómico apruebe el próximo día 23 de enero una declaración a favor de la secesión. Pero el gran problema que tienen los dos socios es la posición de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido que lidera Josep Antoni Duran Lleida, que apuesta por un amplio consenso político para llevar a cabo esta iniciativa. “Según nuestra opinión, es insuficiente el apoyo que tiene con CiU y ERC, y si tiene que estar el PSC, que esté”, dice a El Confidencial una fuente de la dirección de Unió.

Josep Antoni Duran Lleida