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El Supremo da a Barcelona la herencia de un multimillonario catalán
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SOSPECHAN QUE HA DESAPARECIDO PARTE DEL LEGADO

El Supremo da a Barcelona la herencia de un multimillonario catalán

Las hijas de Julio Muñoz Ramonet, multimillonario fallecido en Suiza el 9 de mayo de 1991, deberán entregar la herencia al Ayuntamiento de Barcelona, según una

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El Supremo da a Barcelona la herencia de un multimillonario catalán

Las hijas de Julio Muñoz Ramonet, multimillonario fallecido en Suiza el 9 de mayo de 1991, deberán entregar la herencia al Ayuntamiento de Barcelona, según una sentencia del Tribunal Supremo del pasado 14 de marzo, que ratifica de este modo una anterior de la Audiencia de Barcelona en el mismo sentido. Muñoz Ramonet fue uno de los hombres más ricos de la capital catalana.

Dueño de un sinfín de propiedades, en 1988 realizó testamento dejando al consistorio barcelonés dos fincas de su propiedad, un palacete en la calle Muntaner, en el centro de Barcelona, otro edificio en la cercana calle Avenir y el contenido de estas propiedades, que se supone que era una colección de unas 500 pinturas, entre ellas La Virgen del Pilar, de Goya y La Anunciación, de El Greco. Según un inventario realizado a finales de los 90, también había cuadros de Rembrandt, Murillo, Fortuny, Delacroix, Zurbarán, Monet, Botticelli, Gainsborough, Tiziano o Ribera.

La única condición que ponía el magnate era que se crease una fundación con su nombre para controlar el legado, cosa que el Ayuntamiento de Barcelona hizo después de enterarse, en 1994, de que era el beneficiario de la herencia. Lo supo porque un antiguo colaborador de Muñoz Ramonet, Bernd Walter, al que sus hijas no le pagaban un préstamo que había hecho al anciano, escribió el 29 de noviembre de aquel año al Ayuntamiento de Barcelona poniéndole en antecedentes de la historia.

Desde entonces, sus hijas han pleiteado para quedarse con la herencia. Pero los reveses judiciales para la familia han sido constantes: en el 2007, el juzgado de primera instancia e instrucción número 1 de Barcelona falló a favor del consistorio; en el 2009, la Audiencia de Barcelona ratificó ese fallo y ahora es el Supremo el que confirma que la herencia ha de pasar bajo el control de la Administración local.

Paradojas de la vida, Muñoz Ramonet vivió los últimos años de su vida en el país alpino para eludir los numerosos pleitos que le esperaban en España. A los empresariales y laborales que tenía en curso como consecuencia de la quiebra de la Compañía Internacional de Seguros, se añadían los requerimientos de Hacienda. Con el legado a la ciudad de Barcelona, se reconciliaba, en parte, con su pasado.

Su turbulenta historia había pasado por episodios donde mezclaba el estraperlo con los negocios e incluso estuvo vinculado al famoso crimen de la calle Legalidad, la muerte de la prostituta Carmen Broto, a quien había puesto pisito en Barcelona y mantenido durante varios años. Pero llegados los años de la Transición, su imperio empezó a resquebrajarse y los poderes públicos comenzaron a acosarle, por lo que decidió emigrar a Suiza, país donde había intentado crear dos bancos y que no tenía tratado de extradición con España por evasión de divisas.

Como la familia del millonario había tratado de impedir por todos los medios el control de la herencia por parte de la Administración, en el Ayuntamiento se ignora lo que puede quedar dentro de los palacetes. Es más: se sospecha que pueden haber desaparecido muchas obras de arte. Y estas sospechas no son infundadas: en abril del año pasado, la Guardia Civil recuperó en un domicilio particular de Alicante las dos obras citadas de Goya y El Greco. “Lo mismo puede haber pasado con otros cuadros, ya que no existe un inventario detallado de lo que habia dejado en herencia”, dicen fuentes del Ayuntamiento de Barcelona a El Confidencial.

Las hijas del potentado mantuvieron siempre que su padre, con posterioridad al testamento de 1988, había anulado éste, ya que les confirió poderes para manejar las empresas que controlaban su patrimonio reservándose él el usufructo del mismo. No obstante, los tribunales niegan que quisiera revocar el testamento. “No existe duda alguna de que don Julio Muñoz Ramonet mantuvo hasta su muerte la voluntad de que las fincas de la calle Muntaner y Porvenir, así como todo su contenido pasaran a una Fundación que llevara su nombre bajo el Patronato de la ciudad de Barcelona, en la expresión por él utilizada en el segundo testamento que complementa al primero, capital de lo que consideraba su patria”, señala el texto.

El fallo del alto tribunal, por el contrario, reitera que “las hijas demandadas han actuado del mismo modo que lo hizo siempre el señor Muñoz Ramonet, utilizando las diferentes empresas del grupo como de su exclusiva propiedad y realizando múltiples negocios jurídicos entre ellas para evitar, en este caso, el cumplimiento de un legado que su padre hizo a la ciudad de Barcelona”. Y añade que “el entramado de sociedades en las que se hallaba el patrimonio del causante y se halla ahora el de sus herederas hace preciso la condena de ellas, que han sido parte en el proceso y han hecho las alegaciones procedentes, condena consistente en no dificultar el cumplimiento del legado, sino a hacer todo lo necesario para su efectividad”.

Las hijas de Julio Muñoz Ramonet, multimillonario fallecido en Suiza el 9 de mayo de 1991, deberán entregar la herencia al Ayuntamiento de Barcelona, según una sentencia del Tribunal Supremo del pasado 14 de marzo, que ratifica de este modo una anterior de la Audiencia de Barcelona en el mismo sentido. Muñoz Ramonet fue uno de los hombres más ricos de la capital catalana.