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Afines a Susana Díaz temen que se enroque y siga dando la batalla en solitario
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Afines a Susana Díaz temen que se enroque y siga dando la batalla en solitario

La desconfianza y el rencor alimentan la llama de un PSOE dividido en dos bandos en Andalucía, pero aquí los susanistas son mayoría y tienen el poder orgánico e institucional

Foto: Susana Díaz, con Micaela Navarro y el secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, en la ejecutiva de este 23 de mayo. (EFE)
Susana Díaz, con Micaela Navarro y el secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, en la ejecutiva de este 23 de mayo. (EFE)

La toxicidad en el PSOE sigue siendo igual de alta que antes de que el domingo los militantes sentenciaran, sin medias tintas, que Pedro Sánchez es el secretario general. No ha habido ni tiempo para el duelo ni para la reflexión en frío, ni siquiera para las lágrimas o para admitir el daño. Susana Díaz decidió esa misma noche de las primarias celebrar el congreso regional de los socialistas andaluces en julio, dentro del calendario posible según los estatutos, para no dar tiempo a que el 40% de críticos que no la votaron tuviera tiempo para armarse y plantarle cara con un candidato alternativo.

El mensaje desde entonces es que “arrimará el hombro” y se centrará en Andalucía. Tras reunir a sus dirigentes provinciales y a la ejecutiva del PSOE andaluz, el calendario del congreso andaluz está enfilado. En paralelo, ha revitalizado su agenda institucional. Díaz trata de frenar los ataques y la erosión a que la somete la oposición, que ha cogido vuelo. Ha anunciado una comparecencia en el Parlamento para rendir cuentas a principios de junio. Se reunirá además este miércoles con el líder de Ciudadanos, Juan Marín, sus socios de investidura, para darle un empujón al acuerdo de investidura. Ese mismo día, Díaz se dirigirá a su grupo parlamentario, tarea que en los últimos tiempos encomendó a Mario Jiménez, portavoz en la Cámara andaluza y en la gestora.

Se palpa la preocupación

El guion está claro. El mensaje también. Unidad, arrimar el hombro, todos con el secretario general, Pedro Sánchez. Otra cosa son los hechos, las maniobras, los comentarios en privado de todas las partes y la preocupación que se palpa entre una parte del susanismo, diputados, andaluces y nacionales, alcaldes, líderes locales... que no forman parte de la ‘guardia de corps’ de la presidenta y que creen que se necesita tiempo porque “no se ha entendido el mensaje”.

Como si fuera un 'déjà vu', el ambiente reproduce aquel que se vivió en la antesala del 1 de octubre, cuando los movimientos de Pedro Sánchez, enrocado para quedarse en Ferraz, desataron los nervios y condujeron a la maniobra de las 17 dimisiones. En esos días, los dirigentes del socialismo andaluz en el núcleo duro de Díaz decían una cosa en público y hacían otra muy distinta en privado, con celo para que nadie pudiera salpicar a la presidenta andaluza ni responsabilizarla de estar al frente de uno de los bandos. Ahora ocurre exactamente igual.

Como si fuera un 'déjà vu', el ambiente reproduce al que se vivió en la antesala del comité federal del 1 de octubre, con las 17 dimisiones

Las espadas siguen en alto. La oferta de los sanchistas para pactar listas únicas al congreso federal en las asambleas que empiezan este miércoles y que concluirán con la elección de delegados en los ‘congresillos’ del fin de semana ha sido rechazada por Díaz y por Javier Lambán desde Aragón. El resto de barones, mucho más débiles en sus territorios, sí han aceptado negociar la integración conforme a los resultados de las primarias. En Andalucía, esa oferta se entendió como “una trampa”, un “gesto” de Pedro Sánchez para continuar con su relato, otra provocación.

La sombra de Aído

No se fían unos de otros. “Mientras ofrecen integración”, señalan desde las filas del PSOE-A, “se dedican a empujar a Bibiana Aído para que sea candidata frente a Díaz en Andalucía”. “Ya han comenzado a desestabilizarnos”, agregan. Aído y Díaz son enemigas desde las Juventudes Socialistas. Los sanchistas mientras niegan que ella vaya a ser candidata, pero advierten de que si esta es la respuesta que encuentran en Andalucía “van a dar la batalla” y no descartan plantar cara a la presidenta de la Junta. Esta respuesta retroalimenta a los susanistas y la escalada de tensión sigue creciendo mientras que ante los micrófonos cumplen el guion.

No hay comunicación directa. Pedro Sánchez no ha vuelto a hablar con Susana Díaz desde que ella lo llamó la noche del domingo para darle la enhorabuena. La presidenta de Andalucía sí sigue llamando a otros dirigentes del PSOE para continuar estando al frente de una parte del partido, confirman dirigentes de otras federaciones. La orden a los ocho secretarios provinciales andaluces es extremar las alarmas y tratar de llegar a acuerdos, pero “si tienen que llegar dos listas, que lleguen, ya votaremos”, dicen desde la ejecutiva andaluza, para dejar claro que este sigue siendo su fortín y tienen la sartén por el mango.

Los susanistas recuerdan que a Pedro Sánchez lo votaron miles de militantes, pero que hay millones de votantes que han votado a otros barones

Los errores que condujeron al choque de trenes se repiten. “Si Pedro Sánchez es secretario general por los votos de miles de militantes (74.223, 50,2%), deberían de tener en cuenta que el poder institucional también es muy importante y los presidentes autonómicos tienen millones de votantes”, destaca un dirigente del partido.

En la reunión de la ejecutiva regional del PSOE andaluz, este martes por la tarde, no hubo autocrítica. Se repitió el “todos estamos con Pedro Sánchez” y que no se van a pactar listas al congreso federal porque es “la hora de los militantes”. Nadie analizó los resultados en profundidad ni sacó lecturas más allá del “hemos ganado en Andalucía”. Tampoco ocurrió con los secretarios provinciales. “Ella tiene que dar ánimo a la tropa y armarse en el plano institucional porque hay mucho en juego”, señalan desde la ejecutiva. Los más veteranos confían en que el tiempo ayude, que todos recapaciten y midan sus gestos y sus palabras.

Susana Díaz: “Ya todos estamos con Pedro, se acabaron los bandos”

“Unos tienen que administrar la derrota y los otros gestionar bien la victoria”, señala un dirigente andaluz. “Esto no es la pelea de Alfonsito [Alfonso Rodríguez Gómez de Celis], Paco Salazar, Susana Díaz y Bibiana Aído en las Juventudes Socialistas, esto es mucho más serio”, apunta otra voz muy cualificada en el PSOE-A. Recetan tiempo y confianza en que Susana Díaz y Pedro Sánchez sabrán hacer bien su papel, alejándose de voces tóxicas que puedan tener alrededor y sigan pidiendo venganza. Esos pocos que se atreven a no repetir el mantra oficial confían en que “no impere ni el sanchismo más radical y podemizado, de insultos y ofensas a los compañeros, ni el ‘caballismo’ [en alusión al senador José Caballos, factótum del PSOE de Sevilla] de ‘yo cavo mi trinchera’ y aquí estoy esperando, a ver si se atreven a venir’”.

La toxicidad en el PSOE sigue siendo igual de alta que antes de que el domingo los militantes sentenciaran, sin medias tintas, que Pedro Sánchez es el secretario general. No ha habido ni tiempo para el duelo ni para la reflexión en frío, ni siquiera para las lágrimas o para admitir el daño. Susana Díaz decidió esa misma noche de las primarias celebrar el congreso regional de los socialistas andaluces en julio, dentro del calendario posible según los estatutos, para no dar tiempo a que el 40% de críticos que no la votaron tuviera tiempo para armarse y plantarle cara con un candidato alternativo.

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