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Tarifa, la otra acera del Atlántico donde reposan los "sin nombre"
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CRISIS DE LA INMIGRACIÓN

Tarifa, la otra acera del Atlántico donde reposan los "sin nombre"

Los Ayuntamientos se encargan de dar sepultura a los inmigrantes que llegan a las costas españolas y que nadie puede identificar

Foto: Cementerio de Tarifa donde, en la fila de arriba, se encuentra los inmigrantes marroquíes. (A.G.)
Cementerio de Tarifa donde, en la fila de arriba, se encuentra los inmigrantes marroquíes. (A.G.)

Como Samuel, el niño de 4 años cuyo cadáver apareció recientemente en Barbate, un total de 295 personas perdieron la vida intentando llegar a España. El mar tiñe a diario, de negro, las aguas del Estrecho. La mayoría son subsaharianas y desaparecieron al salir del Sahara, Mauritania o en del mar de Alborán. El último balance hecho público esta semana por la Asociación Pro Derechos Humanos roza cifras alarmantes. Para la APDHA, se trata de un drama creciente cuyo origen hay que situarlo en la miseria y las guerras de las que huyen estas personas. Pero, a juicio de la asociación, la causa inmediata es la política de la UE y de España respecto a la inmigración y asilo, que construye alambradas o muros y se basa tanto en el rechazo como en el racismo institucional.

Rafael Lara, de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, explica a El Confidencial que “pese a todas las medidas tomadas y las inversiones multimillonarias efectuadas, las políticas migratorias emprendidas tanto por España como por la UE, son un claro fracaso. Estas medidas no solo son claramente inhumanas sino que también son ineficaces, por lo que se hace necesario es un giro de 180 grados hacia unas políticas más humanas y de respeto a los derechos humanos”. La tendencia queda claramente ejemplificada en este último mes de enero, en que el número de llegadas se multiplicó por tres respecto de enero del año pasado: 1.289 en 2017, frente a 402 durante el 2016.

El perfil de la persona que llega a España por la Frontera Sur ha cambiado en los últimos años: “Es la de un chico joven, varón, procedente del África Negra" explica Rafael Lara, quien considera relevante que “mientras que años atrás el mayor número de menores subsaharianos era de muy corta edad, y venían acompañados, en los últimos años se ha observado un aumento del número de menores subsaharianos adolescentes que viajan solos”. Los cementerios de la zona del Estrecho se quedan pequeños para tantos cadáveres y, en Algeciras, ya se recogen firmas para edificar un cementerio musulmán en el que puedan practicar sus propios ritos funerarios.

Los sin nombre

Muchos de los inmigrantes que pierden la vida en las aguas del Estrecho llegan sin identificar. En ese momento pasan a ser "problema" del juez, quien procederá al levantamiento del cadáver e indicará donde tienen que ser enterrados en los cementerios que componen la zona del Estrecho. Una hilera de nichos con la inscripción "inmigrante de Marruecos" es el lugar de descanso de quienes murieron en el mar sin que pudieran ser identificados. La mayoría de los cadáveres perdieron la vida en medio del océano y son los “sin nombre” que se entierran o se almacenan en nichos. A veces se producen disputas entre administraciones para ver quién acarrea con los gastos de la sepultura. "En los tiempos de más muertes, entre todos, iban saliendo del paso", indica Rafael Lara.

"Las políticas migratorias emprendidas tanto por España como por la UE no solo son inhumanas sino también ineficaces", explica Rafael Lara

Enterrar a un inmigrante cuesta entre 600 y 1.000 euros, según varias estimaciones. Aunque hay acuerdos entre Gobierno, son los consistorios quienes acaban afrontando el sepelio. Para Andrés de la Reina, enterrador de 62 años: “Ya he visto tanto que nada me extraña. Los cementerios se quedan pequeños en los pueblos. Si a los cinco años nadie se hace cargo de los restos de los nichos, pasan a un osario común”. Andrés agrega que “en Algeciras la población musulmana lleva pidiendo firmas para que “se haga un cementerio para ellos donde se puedan practicar sus tradiciones religiosas”.

Desde distintas asociaciones de Tarifa, dedicadas en cuerpo y alma al inmigrante, consiguen darles a los fallecidos la dignidad que no tuvieron en vida. Y son ellos los que les han conseguido la losa de mármol con la que tapan los nichos, según asegura a este medio Manuel Serrano el coordinador de cementerios de Tarifa. Serrano indica que “los primeros muertos sin nombre que llegaron a Tarifa y fueron enterrados en la fosa común del cementerio se enterraron mirando al sol, como es costumbre en sus tradiciones, pero los que se han ido enterrando después, se sepultan por el rito tradicional”.

Cuando un cadáver sin identificar llega al camposanto, desde distintas asociaciones se empeñan en cuerpo y alma en dar con los compañeros de patera que le acompañaron en el viaje por si alguno puede identificar el cadáver, o darles algún dato sobre familia, o la religión que profesa. "Si no se logra saber nada de él, se le entierra sin más -destaca el enterrador Andrés de la Reina-. Actualmente a todos se les inhuma en el mismo sitio. Antes existían los barracones que llamaban de mal vivir, antiguamente era una parte de los cementerios, pero todo eso se acabo. Todos somos personas, anónimos y no anónimos, sin que dependa de la vida que hayamos tenido”.

Flores de plástico en la fosa común

En el cementerio de Tarifa reposan los restos sin identificar de 28 inmigrantes en la fosa común. En la fila superior de nichos se encuentran enterrados los cadáveres sin identificar que nadie ha reclamado. Según Manuel Serrano, coordinador del cementerio de Tarifa, Santo Cristo de las Ánimas hay mas de 3000 nichos “y se siguen construyendo” -explica-. “Si el juez dice que se tienen que enterrar aquí pues aquí lo hacemos. Nadie en el pueblo puede decir que estemos sacando de los nichos a los inmigrantes en tanto que están enterrados; eso nunca”, concluye. En Tarifa, a unos 12 kilómetros de la costa de Marruecos, algunos vecinos cuentan a este medio que tienen dificultades de espacio para enterrar a los suyos.

"El cementerio se ha quedado pequeño y deben construir otro", no cesan de argumentar. Una de las personas que nos da su testimonio y que prefiere omitir su nombre, asegura que “hace unas semana que sepultamos a mi suegro y hubo que hacerlo en un lugar común, cuando queríamos darle sepultura por separado”. Sin embargo, desde el consistorio precisan que en el camposanto hay sitio para todos: tanto para inmigrantes como para lugareños.

En los sacramentales españoles hay enterrados, al menos, unos cuatrocientos inmigrantes sin identificar. Esta cifra es la estimación más fiable basada en los datos de la Guardia Civil, porque, en realidad, no hay ningún registro oficial que contabilice a los “sin nombre”. Según Andrés Reina, que se ha pasado ocho años de su vida como enterrador en el Estrecho: “Ninguna administración se ha molestado en hacer una lista que recoja dónde están inhumados los cuerpos de los cadáveres que aparecen, y que nunca nadie reclamó”.

De hecho, desde distintas asociaciones del Estrecho, denuncian que “hay un vacío en el protocolo de actuación para estos casos y no hay un fondo específico para atender estos enterramientos”. Desde APDHA no entienden “cómo después de tantos años de llegadas y muertos en las playas nadie se haya molestado en crear una partida para inhumar a los cadáveres. En la visita que realizó El Confidencial al camposanto de Tarifa en el foso común, que recuerda a las víctimas del Estrecho, reposaba una flor blanca de plástico: solo un mustio clavel blanco teñido de desolación.

Como Samuel, el niño de 4 años cuyo cadáver apareció recientemente en Barbate, un total de 295 personas perdieron la vida intentando llegar a España. El mar tiñe a diario, de negro, las aguas del Estrecho. La mayoría son subsaharianas y desaparecieron al salir del Sahara, Mauritania o en del mar de Alborán. El último balance hecho público esta semana por la Asociación Pro Derechos Humanos roza cifras alarmantes. Para la APDHA, se trata de un drama creciente cuyo origen hay que situarlo en la miseria y las guerras de las que huyen estas personas. Pero, a juicio de la asociación, la causa inmediata es la política de la UE y de España respecto a la inmigración y asilo, que construye alambradas o muros y se basa tanto en el rechazo como en el racismo institucional.

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