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Díaz se lanza a recuperar la ‘marca Susana’ para liderar el PSOE tras la batalla
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GUERRA TOTAL EN LA CASA SOCIALISTA

Díaz se lanza a recuperar la ‘marca Susana’ para liderar el PSOE tras la batalla

El PSOE andaluz rechaza formalmente los planes de Sánchez de celebrar un congreso exprés y exhibirá el sábado en Ferraz una resolución aprobada con solo una abstención

Foto: Susana Díaz, junto a la presidenta del partido, Micaela Navarro. (EFE)
Susana Díaz, junto a la presidenta del partido, Micaela Navarro. (EFE)

En mitad de la batalla más dura que se recuerda en la historia reciente del PSOE, Susana Díaz emergió al margen de 'bandos', disponible para sofocar el incendio y sin mencionar ni una sola vez al que consideran ex secretario general, Pedro Sánchez. Tan grave, profundo y sereno fue su tono, que algunos que siguieron desde Ferraz la intervención de la presidenta andaluza pensaron que estaba dando marcha atrás y sacando la bandera de la paz. Nada más lejos de la realidad. Estaba labrando su candidatura a dirigir el PSOE dentro de unos meses. Cuando se cerraron las puertas del comité director del PSOE andaluz y comenzaron los turnos de palabra, el tono bélico y las críticas directas contra Sánchez se sucedieron sin tregua. No hubo nadie, en casi 300 socialistas reunidos en Sevilla, que se levantara para defender al hasta ahora líder socialista.

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En política, quien mata al líder no puede optar a sucederle. El plan de la secretaria general del PSOE andaluz es claro. Aunque ella ni lo mencione. Quiere ponerse al frente de la nave, dispuesta a apagar los rescoldos del fuego dentro de unos meses. Libre de culpa y sin mancharse las manos. Está claro que los críticos no piensan dar carta de naturaleza a un congreso federal en las próximas semanas. Díaz defendió una vez más que se celebre cuando se resuelva el gobierno de España. Ese era el mensaje que los socialistas andaluces querían subrayar. Por si no había quedado claro, el comité director del PSOE andaluz, el máximo órgano entre congresos, aprobó casi por unanimidad, de casi 300 miembros solo hubo una abstención, una resolución que dejaba claro el rechazo a los planes de Pedro Sánchez.

Foto: Cartel del PSOE de las últimas elecciones generales en Madrid, este 29 de septiembre. (Reuters)

No rotundo al congreso, primero España

“El comité director del PSOE de Andalucía recuerda que los socialistas andaluces defenderán ante el comité federal del PSOE que el congreso federal se celebre cuando haya Gobierno en España”. Díaz piensa acudir el sábado a Ferraz amparada por esta resolución, exhibiendo unidad y músculo orgánico, recordando que la federación más importante del PSOE se opone con rotundidad al congreso exprés. No se sabe de qué puede servir eso si Pedro Sánchez no se da por aludido con 17 dimisiones en su ejecutiva, pero en el sector crítico le dan una gran relevancia.

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Los socialistas andaluces admitían que se sienten en una especie de callejón sin salida. Por un lado caminan los críticos, queriendo dar golpes de autoridad que Ferraz ignora. Por otro, los sanchistas, que no atienden ni a razones ni a estatutos, y ambos sectores reconocen que ni siquiera hay posibilidad de diálogo para firmar un armisticio. Ambos se atrincheran en sus razones y Sánchez se aferra con uñas y dientes a su cargo. Unos quieren forzar como sea un congreso federal en las próximas semanas. Otros quieren constituir la gestora. Y así aparecen enredados en una escalada de acusaciones y golpes de mano rozando el esperpento. El sábado llegarán a Ferraz cada uno a vivir un comité federal diferente y sin temor a ofrecer un nuevo capítulo de este espectáculo por entregas.

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Los aplausos que recibió la presidenta de Andalucía ante los medios de comunicación se siguieron sucediendo con el mismo fervor a puerta cerrada. Nadie preguntó cuál es el calendario y ni siquiera si Susana Díaz iba a dar el salto a Madrid o estaba dispuesta a medirse en unas primarias. Tampoco se abordó con claridad qué posición iba a defender el PSOE ante el bloqueo político y si la opción era de paso al PP y a un Gobierno de Mariano Rajoy. La ambigüedad calculada siguió siendo la norma. Las alabanzas a Susana Díaz y las críticas a Sánchez por su “falta de dignidad” y por haber antepuesto sus “intereses personales” al partido, los argumentos más recurrentes.

El admirado Javier Fernández

Díaz quiere una gestora con el asturiano Javier Fernández al frente que se haga cargo del partido y presentarse como candidata a la secretaría general del PSOE a medio plazo. Dentro de unos meses. Una vez que amarre su sucesión en Andalucía, se calmen las aguas en el partido y se solventen escollos políticos tan importantes como si ir a terceras elecciones o dar paso al PP. Trata a toda costa de preservar un liderazgo y un prestigio político que lleva meses erosionándose en pleno pulso con Pedro Sánchez, amagando pero sin acabar de tomar una decisión clara.

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La baronesa andaluza se ofreció para “coser” al partido y recuperar la unidad interna. Hizo un análisis sobre la cadena de derrotas y la pérdida de seis millones de votos en los últimos seis años, lo achacó a la ausencia de liderazgo y a la desconexión del PSOE con la realidad. Dejó claro que “no hay socialistas de derecha”, se esmeró en restaurar el honor de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero y arremetió contra Podemos. Rechazó un congreso “a prisa y corriendo”, y dejó claro que nadie va a quitar a los militantes el derecho a votar para elegir al secretario general.

Antonio Pradas y Verónica Pérez, los más expuestos a la guerra, recibieron el apoyo del PSOE-A. Micaela Navarro no pudo ocultar su malestar

Quienes esperaban que anunciara que va a presentarse a las primarias o que defendiera una abstención del PSOE para dar paso a un Gobierno del PP y evitar terceras elecciones se equivocan. Susana Díaz va a tratar de no mancharse las manos y su objetivo ahora es remontar su imagen pública para poderse ofrecer de nuevo como la salvación del PSOE. Los suyos están convencidos de que puede volver a emerger como la esperanza blanca capaz de salvar al partido. Como si la guerra abierta no fuera con ella. “En el PSOE no hay bandos y no somos una banda”, insistió. Pidió serenidad y algo que ella misma demostró ante los principales cargos de las filas andaluzas, “cabeza fría”. Flanqueándola estaban Antonio Pradas, encargado de presentar las dimisiones de la ejecutiva en Ferraz, Verónica Pérez, la enviada sin éxito para tomar las riendas, y Micaela Navarro, hasta hace dos días presidenta del PSOE, quien era, sin duda, la que tenía un semblante más serio y más triste. Por momentos no podía ocultar su malestar.

En mitad de la batalla más dura que se recuerda en la historia reciente del PSOE, Susana Díaz emergió al margen de 'bandos', disponible para sofocar el incendio y sin mencionar ni una sola vez al que consideran ex secretario general, Pedro Sánchez. Tan grave, profundo y sereno fue su tono, que algunos que siguieron desde Ferraz la intervención de la presidenta andaluza pensaron que estaba dando marcha atrás y sacando la bandera de la paz. Nada más lejos de la realidad. Estaba labrando su candidatura a dirigir el PSOE dentro de unos meses. Cuando se cerraron las puertas del comité director del PSOE andaluz y comenzaron los turnos de palabra, el tono bélico y las críticas directas contra Sánchez se sucedieron sin tregua. No hubo nadie, en casi 300 socialistas reunidos en Sevilla, que se levantara para defender al hasta ahora líder socialista.

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