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La Gran Mezquita de Sevilla: un castillo en el aire con agujeros en su financiación
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La Gran Mezquita de Sevilla: un castillo en el aire con agujeros en su financiación

El Ayuntamiento enfría un proyecto que lleva una década tropezando con el rechazo de los vecinos y que ahora se presenta como “una gran oportunidad laboral” para la ciudad

Foto: Patio de la Gran Mezquita de Sevilla. (Fernández-Sambruno&Conejero, Arquitectos)
Patio de la Gran Mezquita de Sevilla. (Fernández-Sambruno&Conejero, Arquitectos)

La Comunidad Islámica Ishbilia se anticipa a preguntas y se presenta como “la única entidad musulmana en condenar los atentados de París, el primero y el más sonado de los recientes en Europa”. Cada vez que el terrorismo yihadista atenta, la comunidad lanza un comunicado de condena y repulsa, apelando a “la democracia, la libertad y la convivencia entre culturas”. Su presidente Yihad Sarasúa, Juan Pedro, es sevillano de nacimiento y líder espiritual de una parte de los miles de musulmanes que se congregan en la capital andaluza.

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Es un rasgo común para la mayoría de quienes componen la junta directiva de esta comunidad, todos son españoles, sevillanos de nacimiento que han abrazado el Islam. Y no es un grupo tan extraño. Se calcula que de los cerca de 8.500 musulmanes que viven en la capital, muchos son nacidos aquí y el resto inmigrantes, procedentes en su gran mayoría de Marruecos. El hecho de que en esta comunidad la mayoría sean españoles ha facilitado que sea la que ha establecido relaciones más fluidas con las distintas administraciones públicas. De ello, al menos, se jactan.

En su hoja de servicios figuran varios programas de integración y de servicios sociales para ayudar a los más desfavorecidos en algunos de los barrios donde cuentan con más fieles. Participan de forma periódica en el Movimiento Interreligioso, con actividades comunes para hermanar distintas religiones, cristianos, islámicos, budistas, judios...

Mezquitas en locales y garajes

Esta comunidad figura desde junio de 2013 como Centro Cultural Islámico Ishbilia en el registro público de asociaciones de la Consejería de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía. Ellos fijan su fundación en 2011. Su sede social está en el barrio de Amate, desde donde lideran a una parte de la comunidad musulmana sevillana, pero no es la que más seguidores congrega.

La zona con más fieles está en el barrio de La Macarena. En la ciudad se contabilizan siete mezquitas, lugares para el rezo que pasarían desapercibidos y acoplados en garajes o locales comerciales habilitados para la oración. Es uno de los motivos a los apelan para levantar su grandioso templo: “La gran mezquita y el centro cultural garantizan la seguridad y evitan el ocultismo de los musulmanes en sus lugares de rezo, que allana el terreno a las mezquitas de oración ilegales y en precarias condiciones”.

Nada sería noticia si no fuera por el proyecto que, con un gran despliegue mediático, presentó hace poco más de un mes esta comunidad islámica abanderando la construcción de la gran mezquita de Sevilla. Una iniciativa con una inversión estimada de 60 millones de euros y que promete la generación de 5.000 puestos de trabajo, según los datos oficiales.

Lo primero que han hecho es reunirse “de forma discreta” con asociaciones de vecinos y colectivos de la zona de Sevilla Este, donde quieren asentarse. Acto seguido han abierto una plataforma web para recoger currículums. Una gran bolsa de trabajo en la que aseguran que primarán a familias desfavorecidas y donde piden casi todo tipo de perfiles profesionales, desde electricistas, fontaneros, carpinteros y otros oficios relacionados con la construcción, a profesores, enfermeros o administrativos. “Se generará una riqueza de empleo extraordinaria”, defienden en cada nota pública. Es el gancho de oro para un proyecto que saben que genera suspicacias y recelos.

El 'megaproyecto' sevillano promete una inversión de 60 millones de euros y 5.000 empleos para convencer a los vecinos de la zona

El megaproyecto sevillano, firmado por el estudio de arquitectura sevillano BG20 de los profesionales Conejero y Fernández-Sambruno, cuenta con un centro cultural y una gran biblioteca de 800 metros cuadrados, además de zonas dedicadas a colegio o centro de salud. La comunidad Ishbilia asegura que lleva trabajando en este proyecto los últimos tres años. “La Gran Mezquita no sólo es un espacio de culto, sino una referencia futura del turismo en la ciudad”, defienden. Todo se ha hecho a lo grande.

Centro comercial estilo Dubái

“En un primer momento donantes de los Emiratos Árabes correrán con la inversión”, afirmaron en su primera nota pública. En paralelo a la gran mezquita se promete “un enorme centro comercial, al estilo de Dubai Mall, que se construirá en terrenos aún en estudio y dispondrá de tiendas de lujo, los mejores restaurantes y todas las actividades de ocio”. Días después de presentarse en público, en el Teatro Quintero de Sevilla, una nota de la misma comunidad que había difundido los entrecomillados anteriores rebajaba el proyecto. Tras las quejas de la asociación de comerciantes sevillanos Aprocom, “no por motivos religiosos sino por la saturación comercial” en la ciudad, desde Ishbilia calificaron de “absolutamente falsa” esa posibilidad y aseguraron que la gran mezquita era un proyecto “serio e independiente” de eso centro comercial que se ubicaría en el área metropolitana.

Fue el primer tropiezo pero no el último. El alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, se mostró poco entusiasta con el proyecto y lo supeditó a que no genere rechazo entre los vecinos. Éste es el cuarto intento de levantar una mezquita en la capital andaluza en la última década. Se intentó en Los Bermejales, con un profundo enfado de los vecinos que acabó con el proyecto tumbado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía pese a que el solar fue concedido por el ayuntamiento en 2004. Se intentó después en la zona de la antigua Expo y en el barrio de San Jerónimo.

El alcalde Juan Espadas ha advertido que no habrá mezquita si hay rechazo vecinal y el ayuntamiento subraya que faltan datos sobre los donantes

Ahora, los promotores del centro religioso de han dividido y además remarcan públicamente sus diferencias. Los primeros intentos de levantar un minarete en suelo sevillano fueron liderados por la Fundación Mezquita de Sevilla que tras la presentación última de la comunidad Ishbilia publicó un comunicado en su web desmarcándose del proyecto y subrayando que sus fuentes de financiación son “claras y transparentes” además de reivindicar su interés en “proteger a la ciudad de movimientos radicales y extremistas”.

Parcela pública de 10.000 metros cuadrados

Desde el Ayuntamiento de Sevilla no ha vuelto a existir un pronunciamiento oficial. La petición para que se le conceda el suelo se registró hace un año, en agosto de 2015. En una instancia dirigida al Servicio de Patrimonio Municipal del Suelo se solicita que se inicie la tramitación para la licitación pública de una superficie de unos 10.000 metros cuadrados definida en el planeamiento urbanístico de la ciudad como una parcela reservada para servicios de interés público y social. Desde entonces esperan una respuesta.

Desde el ayuntamiento sevillano guardan silencio, aseguran que la tramitación sigue los cauces ordinarios pero no ocultan que sobre este proyecto falta mucha información, sobre todo en cuanto a su financiación. La principal duda es de dónde saldrá la gran inversión necesaria para levantar una obra tan fastuosa. En el consistorio admiten extraoficialmente que hay sombras y piezas que no encajan.

En este punto, la comunidad Ishbilia remite a sus comunicados oficiales. “La financiación y mantenimiento de la Gran Mezquita y el Centro Cultural están asegurados por donantes de los Emiratos Árabes, aunque por supuesto que no se rechazan otras aportaciones económicas de mayor o menor enjundia, siempre que cumplan con las estrictas medidas bancarias que requiere el control de blanqueo de capitales”, subrayan. Agradecen la ayuda de “los grandes inversores árabes” y recuerdan que estas mismas familias sostienen “patrocinios millonarios de clubes de fútbol españoles, franceses e ingleses” y de otros sectores multinacionales sin que nadie lo cuestione. “Nuestro proyecto está integrado por sirios, marroquíes, sevillanos y sevillanos de adopción, musulmanes o católicos, hombres o mujeres”, añaden.

Desde la comunidad islámica defienden que muchos clubes de fútbol se financian con las fortunas de Emiratos Árabes sin que nadie levante sospechas

Lo más preciso que se ha ofrecido lo señaló el portavoz de la comunidad en una entrevista en la televisión local de ‘El Correo’: “Hay varias fundaciones de Emiratos Árabes, desde hace tres años, están con un entusiasmo pletórico por venir a Sevilla. Hace poco estuvo aquí el monarca de Dubái, por sus propios negocios, y ellos están deseando estar en Sevilla porque muchas raíces de quienes vienen de Dubái son sevillanas”. En el proyecto, insisten fuentes municipales, “falta una memoria económica seria y rigurosa” que permita su tramitación, dejan caer fuera de los cauces oficiales desde la gerencia de urbanismo.

En un mes el megaproyecto parece desmoronarse como un castillo en el aire. El alcalde socialista Juan Espadas, que alcanzó el bastón de mando con la ayuda de Podemos (Participa Sevilla), ha recibido ya una reprimenda de la comunidad Ishbilia. Lo acusan de “crear confusión y manipular”. Le recuerdan que él conoció el proyecto de primera mano en una reunión el pasado 22 de diciembre de 2015. Incluso deslizan que siguiendo recomendaciones de los responsables políticos han dejado pasar las distintas campañas electorales para que este asunto de la gran mezquita no interfiriera en los procesos políticos. La polémica está servida.

La Comunidad Islámica Ishbilia se anticipa a preguntas y se presenta como “la única entidad musulmana en condenar los atentados de París, el primero y el más sonado de los recientes en Europa”. Cada vez que el terrorismo yihadista atenta, la comunidad lanza un comunicado de condena y repulsa, apelando a “la democracia, la libertad y la convivencia entre culturas”. Su presidente Yihad Sarasúa, Juan Pedro, es sevillano de nacimiento y líder espiritual de una parte de los miles de musulmanes que se congregan en la capital andaluza.

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